Día Internacional para Contrarrestar el Discurso de Odio, ¿cuál es la realidad en Panamá?
- 18/06/2025 18:26
Los discursos de odio se convierten muchas veces en discriminación institucional e incluso escolar Este miércoles 18 de junio se celebró a nivel mundial el Día Internacional para Contrarrestar el Discurso de Odio. La fecha fue establecida por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 2021.
Pero, ¿qué es el discurso de odio?
“Los discursos de odio son aquellas expresiones que incitan, atentan o discriminan a una persona, a grupos de personas basados en prejuicios que tienen que ver con el origen étnico de la persona, con su nacionalidad, su orientación sexual, su religión o inclusive ideologías”, explicó Sandra Álvarez, directora de Educación, Promoción e Investigación Académica de la Defensoría del Pueblo. “Puede ser mensajes escritos, también en opiniones que se dan de manera oral, inclusive en redes sociales. Son mensajes que incitan a la discriminación y afectan a las personas”, detalló.
En Panamá no existe una tipificación para el discurso, ni para los crímenes de odio. Pero eso no quiere decir que no pueden ser penalizados ya que atentan contra otros derechos humanos como la libertad de expresión y el derecho a la igualdad y a la no discriminación.
“Hay discursos que son misóginos, que desacreditan a la mujer, o la aporofobia también, que es ese odio hacia la gente pobre, hacia la gente con escasos recursos. También está la homofobia. Este odio o desprecio hacia las personas con orientación sexual diferente. Y también la xenofobia, ese odio o también desvalor hacia aquellas personas migrantes o refugiadas cuando escuchamos frases como que Panamá es de los panameños, nos vienen a quitar el trabajo o ha aumentado el índice de delincuencia. Esos tipos de mensajes calan en la sociedad”, explicó Álvarez.
Aunque los discursos de odio han existido a lo largo de la historia, el desarrollo de las redes sociales ha facilitado su amplificación, las voces más tóxicas tienen ahora acceso a más público.
Uno de los aspectos más preocupantes, destaca la Defensoría del Pueblo, es cuando el discurso se convierte en discriminación en instituciones, en el acceso a la salud, o incluso a servicios básicos como la educación.
“Si ves que se le ha negado, por ejemplo, el derecho al acceso a la educación a un migrante, o dentro del contexto escolar hay situaciones de bullying entre pares o entre docentes hacia estudiantes, entonces ahí es donde ves las consecuencias o los efectos tan nocivos que tiene este tipo de conductas contrarias a los derechos humanos”, destacó Álvarez.
En algunos casos es posible denunciar el acoso o los ataques ante instancias legales o haciendo reportes en las plataformas de las mismas redes sociales. Pero para lograr un cambio, considera la experta, se debe apostar a la educación. “Pero esa educación no debe ser solo para los niños. Se necesita una educación con enfoque en derechos humanos desde los primeros años de la escuela hasta la etapa profesional. Se debe llegar al plano institucional, al plano de la sociedad civil y a los grupos organizados. Tenemos que entender que todos tenemos derechos y que son iguales para todos. Hay que cambiar el paradigma que hay en la actualidad.”
Este miércoles 18 de junio se celebró a nivel mundial el Día Internacional para Contrarrestar el Discurso de Odio. La fecha fue establecida por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 2021.
Pero, ¿qué es el discurso de odio?
“Los discursos de odio son aquellas expresiones que incitan, atentan o discriminan a una persona, a grupos de personas basados en prejuicios que tienen que ver con el origen étnico de la persona, con su nacionalidad, su orientación sexual, su religión o inclusive ideologías”, explicó Sandra Álvarez, directora de Educación, Promoción e Investigación Académica de la Defensoría del Pueblo. “Puede ser mensajes escritos, también en opiniones que se dan de manera oral, inclusive en redes sociales. Son mensajes que incitan a la discriminación y afectan a las personas”, detalló.
En Panamá no existe una tipificación para el discurso, ni para los crímenes de odio. Pero eso no quiere decir que no pueden ser penalizados ya que atentan contra otros derechos humanos como la libertad de expresión y el derecho a la igualdad y a la no discriminación.
“Hay discursos que son misóginos, que desacreditan a la mujer, o la aporofobia también, que es ese odio hacia la gente pobre, hacia la gente con escasos recursos. También está la homofobia. Este odio o desprecio hacia las personas con orientación sexual diferente. Y también la xenofobia, ese odio o también desvalor hacia aquellas personas migrantes o refugiadas cuando escuchamos frases como que Panamá es de los panameños, nos vienen a quitar el trabajo o ha aumentado el índice de delincuencia. Esos tipos de mensajes calan en la sociedad”, explicó Álvarez.
Aunque los discursos de odio han existido a lo largo de la historia, el desarrollo de las redes sociales ha facilitado su amplificación, las voces más tóxicas tienen ahora acceso a más público.
Uno de los aspectos más preocupantes, destaca la Defensoría del Pueblo, es cuando el discurso se convierte en discriminación en instituciones, en el acceso a la salud, o incluso a servicios básicos como la educación.
“Si ves que se le ha negado, por ejemplo, el derecho al acceso a la educación a un migrante, o dentro del contexto escolar hay situaciones de bullying entre pares o entre docentes hacia estudiantes, entonces ahí es donde ves las consecuencias o los efectos tan nocivos que tiene este tipo de conductas contrarias a los derechos humanos”, destacó Álvarez.
En algunos casos es posible denunciar el acoso o los ataques ante instancias legales o haciendo reportes en las plataformas de las mismas redes sociales. Pero para lograr un cambio, considera la experta, se debe apostar a la educación. “Pero esa educación no debe ser solo para los niños. Se necesita una educación con enfoque en derechos humanos desde los primeros años de la escuela hasta la etapa profesional. Se debe llegar al plano institucional, al plano de la sociedad civil y a los grupos organizados. Tenemos que entender que todos tenemos derechos y que son iguales para todos. Hay que cambiar el paradigma que hay en la actualidad.”