El rol de los parlamentos en la crisis del cambio climático
- 04/06/2025 00:00
El Parlamento Latinoamericano y Caribeño tendrá hoy y mañana un diálogo político sobre la crisis climática y la transición justa. El conferencista principal es Ramón Pichs-Madruga, del Panel Intergubernamental de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que ganó el Premio Nobel de la Paz en 2007 En el Parlamento Latinoamericano y Caribeño (Parlatino), en Amador, se concentran congresistas y parlamentarios con autoridades de gobiernos centrales para debatir sobre la crisis climática. El encuentro se inicia con la conferencia magistral “Del cambio climático al desarrollo sostenible: riesgos y oportunidades para el sur global”, del economista cubano Ramón Pichs-Madruga, vicepresidente del Panel Intergubernamental de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que ganó el Premio Nobel de la Paz en 2007.
A la inauguración del evento, que concluye mañana, se tiene previsto la participación del canciller de Panamá, Javier Martínez-Acha, y el ministro de Ambiente Juan Carlos Navarro.
El diputado cubano Rolando González, presidente del Parlatino, conversó con La Estrella de Panamá sobre el evento y el rol de los parlamentos de la región en la lucha contra la crisis climática.
“La crisis climática no es una noticia, y si es noticia, es una mala noticia. Requiere la atención de todos los actores posible. El Parlatino está muy comprometido con la agenda global y los consensos globales, toda vez que las Naciones Unidas aprobó el pacto para el futuro, que deja muy claro la urgencia de acelerar las acciones para revertir en lo posible los efectos de los cambios climático y llama a todos los actores a tomar sus acciones”, sentenció González.
El Parlatino ha lanzado la iniciativa de buscar una fórmula para incentivar la participación de los parlamentos en esa acción climática que, a juicio de González, no se trata de que el organismo regional, al igual que los parlamentos de los países, sustituyan a otros actores. “No hay que sustituir a los científicos, a los gobiernos y a la sociedad civil, y muchos menos a las empresas. Lo que se trata es hacer nuestra función como órgano legislativo”, explicó el diputado cubano.
Se trata de una labor más de fiscalización desde el Parlatino y desde los parlamentos de cada país sobre la situación que enfrenta cada nación sobre el problema del cambio climático. Esto no representa, dijo, realizar nuevos diagnóstico sobre la crisis climática, sino intercambiar experiencia, promover acciones, concertar perspectivas y consensos en torno a cómo legislar mejor para poder mitigar los efectos del cambio climático.
“Al mismo tiempo cómo los parlamentos pueden y deben fiscalizar los compromisos nacionales, también los organismos internacionales deben acompañar y seguir presionando para que las convenciones internacionales como los compromisos de asistencia se cumplan”, dijo.
Citó de ejemplo que desde los compromisos de Río de Janeiro de 1992 se establecieron una serie de responsabilidades compartidas, pero diferenciadas para los países industrializados a los menos industrializados del norte global.
De esos compromisos muy poco se habla, pero se sigue hablando de sembrar arbolitos y de la desertificación. “Estamos hablando de los efectos y no de la manera sustantiva de resolver el problema”, reclamó.
Ante esta realidad, analiza González, el diálogo interparlamentario debe empezar a insistir en esos compromisos por el planeta.
También es bueno dialogar que en esos procesos de transición no hay que abandonar a ninguna sociedad. “Que la transformación de la economía no vaya en contra de la justicia social”, remarcó el presidente del Parlatino.
Desde esta perspectiva, González es un creyente en la necesidad de que el Parlatino a nivel general y los parlamentos de los países a nivel específico tengan “un rol más activo en el acompañamiento a esta necesidad global de enfrentar el cambio climático”.
Se trata de tejer alianzas para contar con instrumentos o herramientas interparlamentarias para el intercambio de experiencias que pueden visibilizar las acciones o experiencias positivas para contrarrestar el cambio climático y también las no muy positivas para ayudar a mejorar las prácticas.
Los parlamentos también pueden ayudar en fiscalizar a sus gobiernos en el cumplimiento de las normas y las que están obsoletas, reformarlas.
En el Parlamento Latinoamericano y Caribeño (Parlatino), en Amador, se concentran congresistas y parlamentarios con autoridades de gobiernos centrales para debatir sobre la crisis climática. El encuentro se inicia con la conferencia magistral “Del cambio climático al desarrollo sostenible: riesgos y oportunidades para el sur global”, del economista cubano Ramón Pichs-Madruga, vicepresidente del Panel Intergubernamental de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que ganó el Premio Nobel de la Paz en 2007.
A la inauguración del evento, que concluye mañana, se tiene previsto la participación del canciller de Panamá, Javier Martínez-Acha, y el ministro de Ambiente Juan Carlos Navarro.
El diputado cubano Rolando González, presidente del Parlatino, conversó con La Estrella de Panamá sobre el evento y el rol de los parlamentos de la región en la lucha contra la crisis climática.
“La crisis climática no es una noticia, y si es noticia, es una mala noticia. Requiere la atención de todos los actores posible. El Parlatino está muy comprometido con la agenda global y los consensos globales, toda vez que las Naciones Unidas aprobó el pacto para el futuro, que deja muy claro la urgencia de acelerar las acciones para revertir en lo posible los efectos de los cambios climático y llama a todos los actores a tomar sus acciones”, sentenció González.
El Parlatino ha lanzado la iniciativa de buscar una fórmula para incentivar la participación de los parlamentos en esa acción climática que, a juicio de González, no se trata de que el organismo regional, al igual que los parlamentos de los países, sustituyan a otros actores. “No hay que sustituir a los científicos, a los gobiernos y a la sociedad civil, y muchos menos a las empresas. Lo que se trata es hacer nuestra función como órgano legislativo”, explicó el diputado cubano.
Se trata de una labor más de fiscalización desde el Parlatino y desde los parlamentos de cada país sobre la situación que enfrenta cada nación sobre el problema del cambio climático. Esto no representa, dijo, realizar nuevos diagnóstico sobre la crisis climática, sino intercambiar experiencia, promover acciones, concertar perspectivas y consensos en torno a cómo legislar mejor para poder mitigar los efectos del cambio climático.
“Al mismo tiempo cómo los parlamentos pueden y deben fiscalizar los compromisos nacionales, también los organismos internacionales deben acompañar y seguir presionando para que las convenciones internacionales como los compromisos de asistencia se cumplan”, dijo.
Citó de ejemplo que desde los compromisos de Río de Janeiro de 1992 se establecieron una serie de responsabilidades compartidas, pero diferenciadas para los países industrializados a los menos industrializados del norte global.
De esos compromisos muy poco se habla, pero se sigue hablando de sembrar arbolitos y de la desertificación. “Estamos hablando de los efectos y no de la manera sustantiva de resolver el problema”, reclamó.
Ante esta realidad, analiza González, el diálogo interparlamentario debe empezar a insistir en esos compromisos por el planeta.
También es bueno dialogar que en esos procesos de transición no hay que abandonar a ninguna sociedad. “Que la transformación de la economía no vaya en contra de la justicia social”, remarcó el presidente del Parlatino.
Desde esta perspectiva, González es un creyente en la necesidad de que el Parlatino a nivel general y los parlamentos de los países a nivel específico tengan “un rol más activo en el acompañamiento a esta necesidad global de enfrentar el cambio climático”.
Se trata de tejer alianzas para contar con instrumentos o herramientas interparlamentarias para el intercambio de experiencias que pueden visibilizar las acciones o experiencias positivas para contrarrestar el cambio climático y también las no muy positivas para ayudar a mejorar las prácticas.
Los parlamentos también pueden ayudar en fiscalizar a sus gobiernos en el cumplimiento de las normas y las que están obsoletas, reformarlas.