Adolfo Ahumada: rinde tributo a los próceres y llama a mantener la unidad nacional
- 03/11/2025 00:00
El orador repasó los hechos que condujeron a la proclamación de la República y enfatizó que el mayor legado de 1903 fue la unión nacional, reflejada en el Himno y la bandera
Durante el acto conmemorativo del 2 de noviembre, en recuerdo de Manuel Amador Guerrero, primer presidente de la República, el doctor Adolfo Ahumada rindió homenaje a la generación que protagonizó la gesta del 3 de noviembre de 1903, destacando el valor, la visión y la unión de los panameños que hicieron posible el nacimiento de la República.
El evento, desarrollado en el cementerio Amador, reunió a autoridades, representantes de instituciones públicas, miembros del cuerpo diplomático, delegaciones estudiantiles y ciudadanos que acudieron para honrar a los próceres de la independencia y reflexionar sobre el legado histórico de aquella generación.
Ahumada recordó que la separación de Panamá de Colombia fue el resultado de una cadena de acontecimientos históricos, políticos y sociales que convergieron en la creación de un nuevo Estado, reconocido pocos días después en el ámbito internacional.
“Fue la culminación de una serie de hechos entrelazados que dieron por resultado la existencia de una República soberana”, expresó ante los presentes, en un discurso que combinó rigor histórico, reflexión cívica y un llamado al compromiso nacional.
El orador destacó la figura de José Agustín Arango, a quien calificó como el principal ideólogo e impulsor del movimiento separatista. Según explicó, Arango concibió con claridad el proyecto de independencia al prever el rechazo del Tratado del Canal por parte del Congreso colombiano, y decidió actuar en defensa de los intereses del Istmo.
“Arango tuvo la visión y la audacia de comprender que el destino del país no podía seguir atado a decisiones ajenas”, sostuvo Ahumada, recordando que su liderazgo fue clave para articular voluntades entre sectores que, hasta entonces, habían estado enfrentados.
A su lado, añadió, participaron figuras determinantes como Belisario Arango, Samuel Lewis y el general Esteban Huertas, este último decisivo al brindar su apoyo militar al movimiento y evitar la intervención del ejército colombiano.
El respaldo de Huertas —dijo Ahumada— selló el éxito de una causa que no nació de la violencia, sino del entendimiento político entre quienes compartían el ideal de una nación libre.
El orador repasó los momentos clave del proceso independentista, desde las primeras conversaciones en la Avenida Central hasta la formación de la Junta Provisional de Gobierno, integrada por José Agustín Arango, Federico Boyd y Tomás Arias, que asumió el poder tras la proclamación de la República.
Esa Junta gobernó hasta febrero de 1904, cuando Manuel Amador Guerrero se convirtió en el primer presidente constitucional del país, consolidando el proceso fundacional que dio forma a las instituciones republicanas.
Ahumada resaltó también que el movimiento separatista no fue una imposición externa, sino un proceso con participación popular. Recordó que el pueblo capitalino se volcó a las calles de Santa Ana y la Avenida Central, organizándose en batallones para defender la independencia bajo la dirección del general Huertas.
“El movimiento tuvo un carácter popular y militante; el pueblo recibió las armas y las nuevas consignas: ‘¡Viva la República de Panamá!’ y ‘¡Viva el Partido Liberal!’”, relató, destacando que el fervor ciudadano fue determinante para garantizar la estabilidad de los primeros días de la naciente República.
La bandera recién creada, con sus dos estrellas —una azul por los conservadores y una roja por los liberales—, simbolizaba la reconciliación de las fuerzas políticas que, pese a sus diferencias, compartían el ideal de una nación propia.
Esa unión, subrayó Ahumada, fue la que permitió que Panamá naciera sin derramamiento de sangre, fruto de un consenso entre adversarios que supieron anteponer el interés colectivo sobre los intereses partidistas.
En su repaso histórico, Ahumada abordó la firma del Tratado Hay–Bunau Varilla, el 18 de noviembre de 1903, considerado uno de los episodios más polémicos de los inicios republicanos. Subrayó que el tratado fue firmado sin la participación directa de la delegación panameña designada por la Junta, lo que generó críticas por las amplias concesiones otorgadas a los Estados Unidos.
Sin embargo, recordó que los líderes de la época optaron por ratificarlo al considerar que garantizaba la independencia recién obtenida. “Fue una decisión tomada en medio de una encrucijada en la que estaba en juego la supervivencia del nuevo Estado”, expresó el jurista.
El orador citó además al pensador Mario Galindo, quien en su ensayo Nuestra separación de Colombia: las dos leyendas y la disyuntiva plantea que la historia de 1903 no debe verse como una creación artificial del imperialismo ni como un acto ingenuo de algunos panameños, sino como una respuesta legítima de una nación que buscaba afirmarse y definir su propio destino.
En esa línea, Ahumada recordó los esfuerzos de generaciones posteriores que continuaron la lucha por una mayor soberanía sobre el Canal, con hitos importantes en 1936, 1955 y, finalmente, en 1977 con la firma de los Tratados Torrijos–Carter, que devolvieron a Panamá el control pleno del Canal en 1999.
“Cada generación —dijo— ha tenido su propia batalla por la independencia. Los próceres de 1903 iniciaron el camino; los panameños del siglo XX lo continuaron hasta completar la soberanía sobre el Canal, y a nosotros nos corresponde ahora preservarla con responsabilidad y unidad”.
El doctor Ahumada cerró su intervención subrayando que la principal lección de la gesta separatista de 1903 fue el valor de la unidad nacional.
“La patria une por las grandes causas, como cuando los próceres. La unión entre liberales y conservadores dio fundamento a las decisiones que hicieron posible la República”, afirmó con tono solemne, ante el aplauso de los asistentes.
El jurista aprovechó para reflexionar sobre los retos actuales del país y el papel de las nuevas generaciones. Señaló que Panamá enfrenta desafíos en materia de desarrollo social, fortalecimiento institucional y equidad, que solo podrán superarse si prevalece el sentido de nación por encima de los intereses individuales o partidistas.
“Las divisiones debilitan, la indiferencia paraliza, pero la unidad transforma”, sostuvo, insistiendo en que los panameños deben reencontrarse con los valores cívicos y morales que guiaron a los fundadores de la República.
Ahumada llamó a los jóvenes a conocer y defender la historia nacional, no como un simple relato del pasado, sino como una guía para el futuro. “La independencia no fue un hecho aislado, sino el inicio de una tarea permanente: construir una patria digna, libre y solidaria”, expresó.
En sus palabras finales, pidió que la memoria de los próceres siga inspirando la acción colectiva, la educación y la responsabilidad ciudadana. “La mejor manera de honrar a los fundadores es continuar su obra con integridad, compromiso y amor por Panamá”, concluyó.
El acto del 2 de noviembre culminó con la colocación de ofrendas florales en la tumba de Manuel Amador Guerrero y un minuto de silencio en memoria de los próceres.