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Educación católica en jaque: la IA y la robótica desafían su supervivencia

Uno de los principales puntos de alarma fue el diagnóstico regional: la educación católica vive una de las peores crisis de su historia. Cedida
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  • 25/07/2025 18:13

El Primer Foro Internacional sobre “Desafíos de la Inteligencia Artificial y la Robótica para la Enseñanza de la Fe Católica” lanzó una advertencia: sin adaptación tecnológica y renovación pedagógica, la educación católica en América Latina corre el riesgo de extinguirse

Un llamado urgente a repensar el rol de la educación católica frente a los acelerados cambios tecnológicos marcó la pauta del Primer Foro Internacional sobre “Desafíos de la Inteligencia Artificial y la Robótica para la Enseñanza de la Fe Católica”, inaugurado en Panamá por el Arzobispo José Domingo Ulloa.

Lejos de tratar a la tecnología como una amenaza, los expertos reunidos en este encuentro coincidieron en que la inteligencia artificial (IA) y la robótica representan un desafío profundo para transformar la evangelización, la pedagogía y el vínculo humano en la era digital.

Uno de los principales puntos de alarma fue el diagnóstico regional: la educación católica vive una de las peores crisis de su historia. Las cifras son contundentes y configuran un panorama de declive. Oscar Pérez Sayago, secretario general de la Confederación Interamericana de Educación Católica (CIEC), fue enfático al describir la situación como una “crisis existencial sin precedentes”.

“Estamos frente a una encrucijada”, advirtió Pérez Sayago. “O innovamos radicalmente, o nuestras escuelas desaparecerán”.

Un colapso silencioso

En Estados Unidos, la matrícula en escuelas católicas cayó de más de 5 millones de estudiantes en la década de 1960 a apenas 1.7 millones hoy. Una contracción del 70% que se aceleró con la pandemia de COVID-19. América Latina tampoco escapa al declive.

Un informe del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), publicado en 2023, reveló que los bautismos anuales disminuyeron de más de 8 millones en el año 2000 a poco más de 5 millones en 2020. Esa caída del 37% refleja un debilitamiento de la base católica tradicional, cuya disminución impacta directamente en la demanda por educación confesional.

Latinobarómetro refuerza la tendencia: entre 2010 y 2020, el porcentaje de personas que se identifican como católicas en América Latina bajó del 70% al 57%.

En Colombia, la situación resulta particularmente dramática. En los últimos 18 meses, 769 colegios privados cerraron sus puertas. Solo en Bogotá, desaparecieron 160 instituciones, y otras 60 están en riesgo. No se trata solo de centros pequeños o rurales: también han cerrado escuelas con historia y presencia significativa en grandes ciudades.

“El cierre de colegios religiosos no es solo un hecho logístico o económico, es también una pérdida simbólica”, recordó Pérez Sayago. “Cada escuela que desaparece borra un capítulo de la historia de la Iglesia local”.

El Vaticano reconoció el problema. En 2023, dos dicasterios emitieron una carta donde calificaron de “dolorosa” la desaparición de centros educativos católicos, aludiendo al profundo vacío espiritual y cultural que dejan.

Transformar para sobrevivir

Pero el foro no se centró solo en los riesgos. También destacó las oportunidades que surgen en medio de la crisis. Los expositores insistieron en que las instituciones que se adapten a los nuevos tiempos, integren la tecnología con sentido humano y renueven su misión evangelizadora pueden no solo sobrevivir, sino revitalizar su papel como faros éticos en el siglo XXI.

“No se trata de digitalizar la fe, sino de evangelizar con inteligencia, educar con fe y humanizar la tecnología”, fue una de las conclusiones más repetidas.

En ese camino, los colegios católicos están llamados a fomentar entornos más creativos, abiertos a la curiosidad, la innovación, el pensamiento crítico y el uso de herramientas tecnológicas sin perder su esencia: formar personas con valores, respeto, esperanza y vocación de servicio.

El mensaje del foro fue claro: el miedo paraliza, pero la fe transforma. La educación católica debe abrazar la revolución tecnológica no como una amenaza, sino como un terreno fértil para reencontrarse con su misión.

La misión: reimaginar la fe en la era digital

La Confederación Interamericana de Educación Católica interpreta este momento como una invitación a la renovación profunda. Desde su visión, el compromiso es unificar fe, cultura y vida en una propuesta educativa integral que se base en los principios del Evangelio, la justicia social y el bien común.

Frente a un entorno en constante cambio, la educación católica no puede seguir operando con lógicas del pasado. La IA y la robótica no son el fin de la enseñanza religiosa, sino un punto de inflexión. Quienes comprendan esta premisa podrán reimaginar sus escuelas como espacios donde convivan el Evangelio, el conocimiento y la innovación.

De lo contrario, advierten los expertos, quedarán atrás. Porque en tiempos digitales, incluso la fe necesita actualizar su lenguaje.