Fabio Mariño Vargas: Colombia respalda a Panamá en su defensa del Canal
- 19/07/2025 23:00
De una juventud en la insurgencia guerrillera a ser embajador, Mariño analiza la crisis de la paz en Colombia, la agenda bilateral con Panamá y habla del asilo a Martinelli En esta entrevista para Polígrafo de La Estrella de Panamá, el embajador de Colombia en el país, Fabio Mariño Vargas, cuenta sobre sus orígenes en una familia campesina de ocho hermanos, el convertirse en profesor y cómo su admiración por Simón Bolívar lo llevó a las filas del Movimiento 19 de Abril (M-19), una de las guerrillas que retumbaron el tablero de la política colombiana en los años 70 y 80. El excombatiente conocido en los años de la insurgencia clandestina como “Hipólito Blanco”, ahora diplomático del gobierno de Gustavo Petro, habla en exclusiva sobre el problema de la paz en su país, cómo sobrevivió a la tortura, las relaciones con la administración de José Raúl Mulino y el polémico asilo a Ricardo Martinelli.
De maestro a guerrillero, ¿cómo dio ese salto? Por mi identidad bolivariana. Soy de un pueblo muy pequeño donde Simón Bolívar llegó tras perder la mitad de su ejército en la guerra, allí fue recibido por la gente que vivía la causa independentista. Desde niño su figura siempre estuvo presente, en la escuela, el barrio. Entonces, al encontrarme a jóvenes soñadores como Jaime Bateman y Carlos Pizarro (cofundadores del M-19), que reivindicaban a Bolívar, fue por esa identidad que me sumé. El M-19 nace en la búsqueda de acercarse a la identidad colombiana y esa identidad es Bolívar. De ahí que propuso el M-19 acercarse a la continuidad de la lucha independentista. Nace también en un escenario de democracia y antidemocracia. En 1970 las elecciones las ganó un movimiento que se llamaba Alianza Nacional por la Paz (ANAPO), amplio y democrático, pero se ejecutó un fraude; eso y el golpe de Estado en Chile (1973) precipitó todo. No puedo hacer una apología de la guerra hoy, pero eso empujó a que muchos jóvenes vieran agotadas las fórmulas de la democracia participativa. Ese es en esencia el comienzo de esa guerrilla, que era más bien un movimiento político armado que buscaba las transformaciones en una consigna, la paz con justicia social.
Vivió en la clandestinidad, siendo en el M-19, bajo el seudónimo de “Hipólito Blanco” ¿Cómo ve en perspectiva ese momento en la guerra contra el Estado? La clandestinidad es una forma de vida que se asume. Con sus riesgos para uno y la familia. Cualquier mal paso, como lo di yo en varias ocasiones, pues me causaron la captura, un paso por la tortura, la muerte y luego la libertad. Fue para construir un futuro mejor (...) a los jóvenes yo les digo que yo soy un buen ejemplo de lo que no deben hacer, no se trata de repetir la historia, las luchas y métodos de los jóvenes de hoy, no son los mismos de antes. Cometimos muchísimos errores buscando el acierto. No desconozco nuestra vida y lucha, pero me he impuesto para hacer lo posible para que nuestra juventud no tenga que volver por los caminos tristes de la guerra. Es nuestra apuesta con la paz total del presidente Gustavo Petro.
Cuando habló de tortura y muerte, ¿piensa en su detención por el ejército en 1984? Entre los momentos más difíciles que viví, de los tantos difíciles, fue mi captura y la tortura. Detenido, me exigían que les diera información, nombres de otros compañeros. Pero resistí, me salvó esta idea de la política del amor, por nuestros amigos, familia y compañeros. También la convicción revolucionaria de una causa justa, pensar en mis orígenes en mi pueblo pobre. Ellos (los torturadores) eran seres humanos que tenían una tarea y tristemente la cumplían, con agresiones físicas, amenazas a familiares, torturas terribles que me dejaron al borde de la muerte (...) mi única arma era mi decisión. Me ayudó a asumir la responsabilidad de que lo que me ocurría era parte de la política y de los riesgos para cambiar las cosas injustas. Pero yo los perdoné, eso me salvó de odios, no tengo rencores, ni mucho menos busco venganza.
Hace 9 años que se firmó la paz con la guerrilla de las FARC, se desmovilizaron y la violencia siguió. Ahora, con Petro igual, parece un horizonte utópico e imposible la paz en Colombia... En efecto, es una utopía que se nos va adelantando siempre, cinco pasos adelante. Sabemos que nuestras diferencias trascendentes en Colombia nos han llevado a la violencia partidista, económica y social. El concepto de guerrilla revolucionaria se está agotando en Colombia. Ha sido insistente el presidente Petro en decir que la guerrilla en Colombia ya no presenta propuestas políticas porque está imbuida, enredada, diríamos los otros, se dejó enredar en esos procesos económicos que el mundo y las relaciones del mercado dan, el narcotráfico y la explotación ilegal. Esos acontecimientos nos exigen el diseño de la paz total que es con todos. El total debe ser con todas las expresiones políticas y sociales en Colombia, con todas las expresiones culturales, con la iglesia, los militares, los paramilitares, los sindicatos, escuelas, universidades, empresarios, los banqueros, todo el país.
Pero eso no está funcionando, la violencia sigue tanto de actores legales e ilegales, desde izquierda y derecha... Hemos tenido fracasos en esa búsqueda, con organizaciones armadas que se llaman de derecha o izquierda, pero eso no es el motivo para quemar las velas. Eso no es motivo para desistir en la decisión permanente de nuestra vida, que es hacer hasta lo imposible por la paz. Son también las consignas de mi vida, es la decisión que en 1989 asumimos en el M-19, el camino de construir dejando las armas.
Hablemos de Panamá ¿Cómo avanza el proyecto de interconexión eléctrica binacional? Tuvimos en diciembre del año pasado aquí, tres ministros de Estado de Colombia y de Panamá, también la voluntad de los dos presidentes que en sus dos encuentros el año pasado decidieron echarlo para adelante (...) hay un proceso de consulta en ambos países con las comunidades donde pasarán los cables, el Ministerio de Ambiente adelanta las consultas, se avanza en la aceptación y en la autorización que tienen las comunidades para ello. Hace 4 semanas se firmó un acuerdo bilateral que tiene mucho que ver para la continuidad del proyecto, que es el tratamiento a las tarifas. Es cómo se tratan las tarifas, cómo va a ser esa dinámica económica que tiene importancia por cuanto define para los constructores y para los empresarios que invertirán.
¿Qué otros puntos están en la agenda bilateral? Hemos recibido de Panamá el apoyo en las distintas organizaciones en el campo de las relaciones regionales, como la OEA. Colombia está apoyando a Panamá en la organización y en la celebración del bicentenario del Congreso Anfictiónico, un evento importante para las conversaciones de integración, igual temas comerciales y cooperación cultural (...) para nadie es un secreto las marcadas diferencias de las propuestas políticas del gobierno de Panamá y el de Colombia, pero estamos mostrándole a la región y al mundo que estos dos gobiernos se entienden y se comprometen desde el respeto a las diferencias. Además, Petro ha manifestado en distintas ocasiones que respaldamos la tarea de Panamá en la defensa de su soberanía y del Canal ante cualquier amenaza.
Otro tema que interesa en Panamá es el caso del Ricardo Martinelli ¿Cómo se fraguó la salida y asilo del expresidente? Debo ofrecerle la información que es orientada por el señor presidente y la señora canciller. Frente a ese tema, ellos son los únicos autorizados para responder. Le ruego me disculpe, pero debo ofrecerle con franqueza esta postura de mi parte.
¿Qué pactó el presidente Petro con el presidente José Raúl Mulino y con Martinelli? En absoluto, yo no podría faltar a mi responsabilidad, la ética de mi tarea y a un compromiso político y de gobierno, para hablar de este tema.
¿Cuándo se podrá saber? Solamente la señora canciller y el señor presidente responden algunos temas. Uno es ese.
Ya que no desclasificó nada de Martinelli a ver si nos dice algo sobre un rumor histórico. El M-19 robó la espada de Bolívar como un acto político en 1974, se dice que esa espada estuvo en Panamá durante la invasión de Estados Unidos en 1989 ¿Es verdad? Vea usted que me pone en un dilema ético e histórico. Ético es por un asunto de respeto a las personas, a los compromisarios de la época. Porque no podría dar nombres. En un equilibrio entre la ética y el respeto a quienes aquí fueron e hicieron parte de la organización, debo comentar que sí, en efecto, la espada de Bolívar estuvo en Panamá, resguardada para suerte y orgullo mío en este país.
¿Cómo llegó? El M-19, en un momento de su vida política, creó la orden Guardianes de la Espada del Libertador, que estuvo encabezada por 12 personalidades; algunos aceptaron decir sus nombres públicamente y otros no. Lo que te puedo decir, es que el camino de la lucha de la espada pasó por Panamá.
Fabio Mariño VargasEmbajador de Colombia en PanamáPara nadie es un secreto las marcadas diferencias de las propuestas políticas del gobierno de Panamá y el de Colombia, pero estamos mostrándole al mundo que estos dos gobiernos se entienden desde el respeto a las diferencias”
En esta entrevista para Polígrafo de La Estrella de Panamá, el embajador de Colombia en el país, Fabio Mariño Vargas, cuenta sobre sus orígenes en una familia campesina de ocho hermanos, el convertirse en profesor y cómo su admiración por Simón Bolívar lo llevó a las filas del Movimiento 19 de Abril (M-19), una de las guerrillas que retumbaron el tablero de la política colombiana en los años 70 y 80. El excombatiente conocido en los años de la insurgencia clandestina como “Hipólito Blanco”, ahora diplomático del gobierno de Gustavo Petro, habla en exclusiva sobre el problema de la paz en su país, cómo sobrevivió a la tortura, las relaciones con la administración de José Raúl Mulino y el polémico asilo a Ricardo Martinelli.
Por mi identidad bolivariana. Soy de un pueblo muy pequeño donde Simón Bolívar llegó tras perder la mitad de su ejército en la guerra, allí fue recibido por la gente que vivía la causa independentista. Desde niño su figura siempre estuvo presente, en la escuela, el barrio. Entonces, al encontrarme a jóvenes soñadores como Jaime Bateman y Carlos Pizarro (cofundadores del M-19), que reivindicaban a Bolívar, fue por esa identidad que me sumé. El M-19 nace en la búsqueda de acercarse a la identidad colombiana y esa identidad es Bolívar. De ahí que propuso el M-19 acercarse a la continuidad de la lucha independentista. Nace también en un escenario de democracia y antidemocracia. En 1970 las elecciones las ganó un movimiento que se llamaba Alianza Nacional por la Paz (ANAPO), amplio y democrático, pero se ejecutó un fraude; eso y el golpe de Estado en Chile (1973) precipitó todo. No puedo hacer una apología de la guerra hoy, pero eso empujó a que muchos jóvenes vieran agotadas las fórmulas de la democracia participativa. Ese es en esencia el comienzo de esa guerrilla, que era más bien un movimiento político armado que buscaba las transformaciones en una consigna, la paz con justicia social.
La clandestinidad es una forma de vida que se asume. Con sus riesgos para uno y la familia. Cualquier mal paso, como lo di yo en varias ocasiones, pues me causaron la captura, un paso por la tortura, la muerte y luego la libertad. Fue para construir un futuro mejor (...) a los jóvenes yo les digo que yo soy un buen ejemplo de lo que no deben hacer, no se trata de repetir la historia, las luchas y métodos de los jóvenes de hoy, no son los mismos de antes. Cometimos muchísimos errores buscando el acierto. No desconozco nuestra vida y lucha, pero me he impuesto para hacer lo posible para que nuestra juventud no tenga que volver por los caminos tristes de la guerra. Es nuestra apuesta con la paz total del presidente Gustavo Petro.
Entre los momentos más difíciles que viví, de los tantos difíciles, fue mi captura y la tortura. Detenido, me exigían que les diera información, nombres de otros compañeros. Pero resistí, me salvó esta idea de la política del amor, por nuestros amigos, familia y compañeros. También la convicción revolucionaria de una causa justa, pensar en mis orígenes en mi pueblo pobre. Ellos (los torturadores) eran seres humanos que tenían una tarea y tristemente la cumplían, con agresiones físicas, amenazas a familiares, torturas terribles que me dejaron al borde de la muerte (...) mi única arma era mi decisión. Me ayudó a asumir la responsabilidad de que lo que me ocurría era parte de la política y de los riesgos para cambiar las cosas injustas. Pero yo los perdoné, eso me salvó de odios, no tengo rencores, ni mucho menos busco venganza.
En efecto, es una utopía que se nos va adelantando siempre, cinco pasos adelante. Sabemos que nuestras diferencias trascendentes en Colombia nos han llevado a la violencia partidista, económica y social. El concepto de guerrilla revolucionaria se está agotando en Colombia. Ha sido insistente el presidente Petro en decir que la guerrilla en Colombia ya no presenta propuestas políticas porque está imbuida, enredada, diríamos los otros, se dejó enredar en esos procesos económicos que el mundo y las relaciones del mercado dan, el narcotráfico y la explotación ilegal. Esos acontecimientos nos exigen el diseño de la paz total que es con todos. El total debe ser con todas las expresiones políticas y sociales en Colombia, con todas las expresiones culturales, con la iglesia, los militares, los paramilitares, los sindicatos, escuelas, universidades, empresarios, los banqueros, todo el país.
Hemos tenido fracasos en esa búsqueda, con organizaciones armadas que se llaman de derecha o izquierda, pero eso no es el motivo para quemar las velas. Eso no es motivo para desistir en la decisión permanente de nuestra vida, que es hacer hasta lo imposible por la paz. Son también las consignas de mi vida, es la decisión que en 1989 asumimos en el M-19, el camino de construir dejando las armas.
Tuvimos en diciembre del año pasado aquí, tres ministros de Estado de Colombia y de Panamá, también la voluntad de los dos presidentes que en sus dos encuentros el año pasado decidieron echarlo para adelante (...) hay un proceso de consulta en ambos países con las comunidades donde pasarán los cables, el Ministerio de Ambiente adelanta las consultas, se avanza en la aceptación y en la autorización que tienen las comunidades para ello. Hace 4 semanas se firmó un acuerdo bilateral que tiene mucho que ver para la continuidad del proyecto, que es el tratamiento a las tarifas. Es cómo se tratan las tarifas, cómo va a ser esa dinámica económica que tiene importancia por cuanto define para los constructores y para los empresarios que invertirán.
Hemos recibido de Panamá el apoyo en las distintas organizaciones en el campo de las relaciones regionales, como la OEA. Colombia está apoyando a Panamá en la organización y en la celebración del bicentenario del Congreso Anfictiónico, un evento importante para las conversaciones de integración, igual temas comerciales y cooperación cultural (...) para nadie es un secreto las marcadas diferencias de las propuestas políticas del gobierno de Panamá y el de Colombia, pero estamos mostrándole a la región y al mundo que estos dos gobiernos se entienden y se comprometen desde el respeto a las diferencias. Además, Petro ha manifestado en distintas ocasiones que respaldamos la tarea de Panamá en la defensa de su soberanía y del Canal ante cualquier amenaza.
Debo ofrecerle la información que es orientada por el señor presidente y la señora canciller. Frente a ese tema, ellos son los únicos autorizados para responder. Le ruego me disculpe, pero debo ofrecerle con franqueza esta postura de mi parte.
En absoluto, yo no podría faltar a mi responsabilidad, la ética de mi tarea y a un compromiso político y de gobierno, para hablar de este tema.
Solamente la señora canciller y el señor presidente responden algunos temas. Uno es ese.
Vea usted que me pone en un dilema ético e histórico. Ético es por un asunto de respeto a las personas, a los compromisarios de la época. Porque no podría dar nombres. En un equilibrio entre la ética y el respeto a quienes aquí fueron e hicieron parte de la organización, debo comentar que sí, en efecto, la espada de Bolívar estuvo en Panamá, resguardada para suerte y orgullo mío en este país.
El M-19, en un momento de su vida política, creó la orden Guardianes de la Espada del Libertador, que estuvo encabezada por 12 personalidades; algunos aceptaron decir sus nombres públicamente y otros no. Lo que te puedo decir, es que el camino de la lucha de la espada pasó por Panamá.