Política

Entre protestas y pasillos, así se eligió al presidente de la Asamblea

El primer llamado en el pleno de la Asamblea Nacional estaba programado para las 8:30 a.m. Roberto Barrios |La Estrella de Panamá
  • 02/07/2025 04:42

La elección del nuevo presidente de la Asamblea Nacional, Jorge Herrera, ocurrió tras una jornada marcada por protestas sociales, tensiones políticas y reuniones fuera de protocolo entre candidatos y el Ejecutivo

La mañana comenzó con un panti rojo ondeando frente a la Asamblea Nacional. No eran aún las 7 de la mañana. Periodistas de distintos medios se acomodaban en carpas donde entrevistarían a diputados, ministros, politólogos y analistas sobre el futuro del órgano Legislativo y del país.

Fuera del perímetro de la Asamblea, un pequeño grupo de manifestantes mañaneros ondeaba banderas de Panamá y de Bocas del Toro mientras coreaban consignas de protesta.

“Estamos aquí luchando por el pueblo panameño en contra del memorando de entendimiento. No queremos la Ley 462, no queremos apertura de la mina. Al gobierno le tenemos que demostrar que el que manda es Panamá. Aquí no manda Mulino, aquí no manda Camacho, aquí manda el pueblo panameño que lucha en las calles”, exclamó Iván Andrade, quien se llamó a sí mismo un luchador independiente oriundo de Veraguas.

“Tenemos familiares desaparecidos en Bocas del Toro porque la policía se ha tomado la tarea de entrar a las casas, desaparecer a nuestros familiares y seres queridos”, manifestó por su parte Cristian, bufanda roja de la Sele en el cuello y cinta verde de Bocas del Toro en la frente, señalando que formaba parte de la resistencia indígena.

Eran las 6:30 de la mañana. El sol naciente iluminaba las espaldas de los manifestantes, sus banderas, y el panti rojo que Iván colgaba en la cerca de la Asamblea, una referencia a una confrontación entre el diputado Betserai Richards y diputadas de la coalición Vamos.

Del otro lado de la cerca, camionetas Land Rover, Prado y un Jeep Wrangler del año cruzaban despacio entre una hilera de conos. Dentro, los diputados, vestidos todo de blanco, llegaban a la sede del Poder Legislativo. Una manada de periodistas hambrientos esperaba con sus cámaras y micrófonos al que se atreviera a salir y dar declaraciones.

Los que lo hicieron, repitieron variaciones de los mismos discursos. Apoyaban a su candidato a la presidencia de la Asamblea, ya fuera Shirley Castañedas o Jorge Herrera, aseguraban que estaban dispuestos a revisar la Ley 462 de la Caja de Seguro Social (CSS) y de ñapa comentaban sobre algunos de sus proyectos para el nuevo período legislativo.

Los miembros de la bancada Vamos fueron enfáticos en que no estaban negociando puestos en comisiones, que el apoyo al panameñista Herrera no era una alianza ni un cheque en blanco, sino el camino más pragmático para alejar a Castañedas, considerada una extensión del poder de Ricardo Martinelli, de la silla presidencial en la Asamblea.

El Partido Revolucionario Democrático (PRD), en papel de un colectivo opositor al gobierno de José Raúl Mulino, ofreció su apoyo completo a la escogida de la bancada oficialista. Jairo Bolota Salazar resumió en pocas palabras las razones por las cuales escogieron a Castañedas sobre Herrera. “No se nos acercaron”, comentó sucinto alzando los hombros y sonriendo.

“Matraquear” es, de acuerdo con la Real Academia de la Lengua “importunar o molestar insistiendo en un tema o pretensión”. En Panamá, al matraqueo se le conoce como las negociaciones de pasillo, en cuartos cerrados, llamadas sorpresas, ofertas transaccionales, bazar de favores en el que mercadean el voto los políticos en la Asamblea.

Los actos protocolares debían iniciarse a las 8 de la mañana, de acuerdo con el programa oficial de la Asamblea Nacional. Luego de una izada de banderas, se procedería al pleno de la Asamblea donde se revisaría el cuórum de diputados y se procedería a la votación para escoger el próximo presidente. Usualmente, al mediodía ya se deberían tener resultados. En esta ocasión la votación no empezó hasta la 1:12 de la tarde. ¿Qué ocurrió mientras tanto? El secreto a voces: el matraqueo.

La candidata oficialista, vestida en un traje blanco, con chaqueta estampada de flores y mangas anchas, entró por la puerta de atrás con el porte de quien asiste a una carrera de caballos (pero sin sombrero). Dedicó unas breves palabras a los periodistas y entró al edificio legislativo.

Minutos después, la diputada entró discretamente a su automóvil e inesperadamente salió de la Asamblea. Un dron de TVN Noticias siguió su recorrido y descubrió que iba a la Presidencia de la República. Las autoridades de seguridad ordenaron bajar el dron, pero el secreto ya se conocía: la candidata iba a reunirse con el presidente Mulino. Eran cerca de las 8:15 de la mañana.

Castañedas regresó más de una hora después, se izaron las banderas y los diputados con sus vestidos y sacos blancos pasaron a lo que se presumía sería la votación. Eran las 9:42 de la mañana. Las horas pasaron y no comenzaba la sesión. En el palco del pleno, los periodistas repetían las mismas preguntas a distintos diputados que se asomaban ante las cámaras de televisión y los micrófonos, algunos por segunda o tercera vez.

Era el mediodía y aún no se iniciaba la votación. La jefa de bancada de Vamos, Janine Prado, teorizó la hipótesis que terminó ser cierta. “No tienen los votos”.

Impacientes, los diputados independientes empezaron a golpear las mesas y a hacer llamados a abrir la sesión. Alguien sugirió cantar el himno nacional, y la idea gustó al grupo que procedió a cantarlo a viva voz. Al terminar, Luis Eduardo Camacho les pidió burlón que cantaran Marcha Panamá. Al ser ignorado, un copartidario bromeó “debe ser que no se la saben”.

Afuera del edificio legislativo, el pequeño grupo del panti rojo se había convertido en una multitud apasionada de maestros, trabajadores de la construcción, universitarios, funcionarios, grupos originarios y activistas que compartían su descontento con el actual gobierno. Lo hacían con bailes tradicionales de los pueblos indígenas, con décimas interioranas, con pancartas y camisetas de Panamá Vale Más sin Minería, con arengas a la Policía Nacional que había cerrado con llave la entrada a la Asamblea y solo encaraba a los manifestantes del otro lado de la reja.

“Hay represión y ha habido muerte, personas que han sido masacradas”, afirmó Manchi Chorchavo, mujer y miembro del Movimiento Social y Civil Ngäbe Buglé, vestida con un traje rojo tradicional y pintura en su rostro. “Tenemos dos meses de estarnos manifestando, de buscar diálogo y consenso. La Ley 462 nos tiene preocupados, tiene artículos que nos afectan. Estamos buscando la derogación. Buscamos este diálogo para que no suceda lo que ha ocurrido en Bocas del Toro, Chiriquí, Veraguas y Darién. El pueblo no va a cesar mientras el gobierno no lo atienda”, sentenció.

Finalmente, a la 1:23 de la tarde se inició la votación. Los diputados votaron siguiendo la línea de su partido, con la excepción de Manuel Cohen, de Cambio Democrático, quien decidió al final dar su voto a Castañedas. La predicción de Janine Prado se cumplió: el oficialismo no tenía los votos. Jorge Herrera, el diputado panameñista oriundo de Aguadulce, triunfó con 37 votos frente a 34 de Castañedas. El primer vicepresidente sería Eduardo Vásquez de Cambio Democrático y el segundo vicepresidente Eliécer Castrellón del Partido Popular. La bancada de Vamos con sus 18 diputados no colocó a ninguno de los suyos en la directiva de la Asamblea. Ahora, tocará ver la conformación de las comisiones legislativas.

Mientras los diputados participan en su juego de tronos, la ciudadanía espera cuáles serán sus acciones concretas para resolver el descontento por la Caja de Seguro Social, así como sus posturas frente a una posible reapertura de la mina y las relaciones con Estados Unidos.