11 de octubre de 1968: el golpe que abrió 21 años de dictadura en Panamá

Los coroneles José María Pinilla y Bolívar Urrutia en la conformación de la Junta Militar.
  • 05/10/2025 00:00

Arnulfo Arias fue derrocado apenas once días después de asumir la Presidencia. Desde entonces, cuatro etapas militares marcaron la historia nacional con reformas sociales, represión y un cierre prolongado de la democracia

El 11 de octubre de 1968 marcó un antes y un después en la historia de Panamá. Apenas habían pasado once días desde que Arnulfo Arias Madrid, líder del Partido Panameñista, asumiera nuevamente la Presidencia de la República, cuando un grupo de oficiales de la Guardia Nacional, encabezados por el mayor Boris Martínez y el coronel Omar Torrijos Herrera, ejecutó un golpe de Estado que lo destituyó del cargo.

Lo que en un inicio fue presentado como una medida “provisional” para restituir la voluntad popular supuestamente vulnerada en las elecciones legislativas, se transformó en un régimen militar que se prolongó por más de dos décadas.

Durante 21 años, Panamá quedó bajo el control de las fuerzas armadas, a través de cuatro etapas distintas: la Junta Militar, el “Proceso Revolucionario” de Torrijos, el breve mando de Rubén Darío Paredes y el gobierno de Manuel Antonio Noriega.

La Junta Militar (1968-1969)

Tras el derrocamiento de Arnulfo Arias, se instauró una Junta Militar integrada por oficiales de la Guardia Nacional. Su discurso inicial giró en torno a la necesidad de “rescatar la democracia” de la manipulación de los políticos tradicionales.

Sin embargo, rápidamente quedó claro que el verdadero objetivo era consolidar el poder de los militares.

El gobierno civil fue desplazado y se suspendieron las garantías constitucionales. La Asamblea Nacional quedó sin funciones efectivas y se restringió la libertad de prensa.

Los opositores al golpe fueron perseguidos, muchos de ellos enviados al exilio, y se fortaleció el control del aparato estatal por parte de la Guardia Nacional.

Durante este primer año de dictadura también se registraron focos de resistencia armada, particularmente en Piedra Candela, provincia de Chiriquí, y en Huacas del Ige, en Coclé, liderados por seguidores de Arnulfo Arias.

Ambos movimientos fueron derrotados, con pérdidas humanas en ambos bandos, lo que consolidó la supremacía militar en el país.

El ‘Proceso Revolucionario’ de Omar Torrijos (1969-1981)

En 1969, Omar Torrijos se convirtió en el verdadero líder de la Guardia Nacional y del país, desplazando a Boris Martínez y otros oficiales. Desde entonces instauró lo que denominó el “Proceso Revolucionario”, una etapa que se prolongó hasta su muerte en 1981 y que dejó una huella profunda en la historia nacional.

Torrijos construyó un proyecto político sustentado en el populismo y en un discurso nacionalista. Entre sus principales medidas destacaron: se redistribuyeron tierras agrícolas a campesinos, lo que le ganó amplio respaldo en áreas rurales; se desarrollaron carreteras, escuelas, viviendas y hospitales, que buscaban mejorar la calidad de vida y acercar al Estado a las comunidades marginadas.

También se promovió la construcción de nuevas escuelas y el acceso a la educación primaria, extendiendo la cobertura hacia zonas rurales y se impulsó la creación de empleo a través de proyectos de infraestructura y programas sociales.

El “torrijismo” también se caracterizó por un fuerte enfrentamiento con intereses económicos norteamericanos. Torrijos exigió aumentos salariales para los trabajadores y promovió la redistribución de unas 180.000 hectáreas de tierras en manos de multinacionales.

Este espíritu nacionalista culminó con la negociación y firma de los Tratados Torrijos-Carter en 1977, que establecieron la devolución gradual del Canal de Panamá a la soberanía panameña.

No obstante, su régimen no estuvo exento de represión. Las libertades políticas permanecieron restringidas, los partidos fueron controlados y la disidencia, vigilada.

Torrijos mantuvo el poder personalista, basado en su liderazgo carismático y en la obediencia de la Guardia Nacional.

El periodo de Rubén Darío Paredes (1981-1983)

La muerte de Torrijos en un accidente aéreo en julio de 1981 abrió un periodo de transición. El general Rubén Darío Paredes asumió el mando de la Guardia Nacional y, con ello, el control del país.

El gobierno de Paredes fue corto y se percibió más como un interregno que como una etapa de consolidación. Careció del carisma y de la legitimidad popular de Torrijos, y no logró estructurar un proyecto político propio. Durante su mandato se mantuvo la maquinaria del régimen militar, pero sin grandes transformaciones sociales ni políticas.

Las tensiones internas dentro de la Guardia Nacional fueron en aumento, especialmente con el ascenso de Manuel Antonio Noriega, quien comenzó a consolidar su poder dentro de la institución y a tejer relaciones internacionales, particularmente con agencias de inteligencia extranjeras.

El régimen de Manuel Antonio Noriega (1983-1989)

En 1983, Manuel Antonio Noriega se convirtió en el hombre fuerte de Panamá, asumiendo de facto el control total del país. Aunque no ocupaba formalmente la presidencia, ejercía el poder a través de la comandancia de la Fuerzas de Defensa de Panamá, sucesora de la Guardia Nacional.

El gobierno de Noriega fue el más represivo y autoritario de la era militar. Se caracterizó por los fraudes electorales en 1984 y 1989, los comicios fueron manipulados para garantizar la permanencia del régimen, la persecución política de sus opositores, que fueron encarcelados, desaparecidos o forzados al exilio.

Asimismo, la prensa crítica fue clausurada o sometida a censura.

Noriega fue acusado de participar en redes de narcotráfico internacional y de enriquecimiento ilícito, lo que deterioró la imagen del país en el exterior.

Su creciente autoritarismo y sus vínculos con el narcotráfico provocaron el aislamiento internacional de Panamá. Estados Unidos, que durante años había tolerado y utilizado a Noriega como aliado estratégico en la región, terminó por considerarlo un obstáculo.

La tensión culminó en diciembre de 1989, cuando Estados Unidos lanzó la invasión militar “Causa Justa”, que derrocó a Noriega, restauró un gobierno civil y puso fin a 21 años de dictadura militar en Panamá.

El periodo militar iniciado el 11 de octubre de 1968 dejó un legado contradictorio. Por un lado, Omar Torrijos impulsó reformas sociales y obras de infraestructura que beneficiaron a sectores marginados, además de lograr un hito histórico con los Tratados del Canal.

Por el otro, el país vivió bajo un régimen autoritario que restringió las libertades políticas, persiguió a opositores y cerró las puertas a la democracia durante más de dos décadas.

Más de cinco décadas después, el 11 de octubre de 1968 sigue siendo recordado como el día en que Panamá perdió su democracia por 21 años.

Una fecha que recuerda tanto los logros sociales alcanzados bajo la dictadura como las heridas abiertas por la represión y la ausencia de libertades.

Lo que en un inicio fue presentado como una medida “provisional” para restituir la voluntad popular supuestamente vulnerada en las elecciones legislativas, se transformó en un régimen militar que se prolongó por más de dos décadas”.