Así ardió El Polvorín, una noche que cambió la ciudad de Panamá
- 04/05/2025 00:00
El incendio del Polvorín marcó un antes y un después en la historia de Panamá, revelando el valor de sus bomberos y dejando una huella imborrable en la memoria nacional La historia de Panamá está marcada por numerosos momentos de valentía, sacrificio y dolor. Uno de esos episodios trágicos que aún permanece en la memoria colectiva del país es la tragedia del Polvorín, ocurrida el 5 de mayo de 1914 en la ciudad de Panamá.
Este evento no solo significó una gran pérdida humana y material, sino que también puso de manifiesto el heroísmo de un grupo de bomberos panameños que sacrificaron sus vidas por el bienestar de la nación.
¿Qué era el Polvorín? El Polvorín era un almacén militar ubicado en la zona de la avenida Nacional, cerca de lo que hoy se conoce como el Hospital Santa Fe. Este almacén pertenecía al Ejército de Estados Unidos, que en ese momento tenía una fuerte presencia en el país debido a la construcción del Canal de Panamá, un megaproyecto de ingeniería que estaba en su fase final.
En este depósito se almacenaban grandes cantidades de explosivos, dinamita, municiones y otros materiales inflamables y peligrosos. Su ubicación en medio de una zona habitada representaba un riesgo latente que muchos en su momento criticaban, pero al que pocos prestaban atención hasta que la tragedia ocurrió.
La madrugada del 5 de mayo de 1914, una densa columna de humo comenzó a elevarse desde el almacén. Las alarmas se activaron y el Cuerpo de Bomberos de Panamá, liderado por el comandante Don Ángel Vallarino, acudió rápidamente al lugar. A pesar del evidente peligro que significaba combatir un incendio en un almacén de municiones, los bomberos actuaron con valentía y determinación.
Lo que comenzó como un incendio controlable se transformó rápidamente en un infierno desatado. La combinación de las altas temperaturas y la presencia de materiales explosivos provocó una serie de explosiones que destruyeron el almacén y devastaron los alrededores. En cuestión de minutos, el fuego alcanzó dimensiones catastróficas.
El Sacrificio Uno de los momentos más recordados fue la heroica decisión de un grupo de bomberos de ingresar al lugar para intentar sofocar el fuego desde dentro, sabiendo que estaban arriesgando sus vidas. Su objetivo era evitar que las explosiones se extendieran y causaran más destrucción en zonas residenciales cercanas.
Lamentablemente, una gran explosión se produjo mientras estaban dentro del Polvorín, cobrándose la vida de varios de ellos. En total, siete bomberos murieron en acto de servicio: Ángel Vallarino, comandante de la unidad, Segundo Vásquez, Juan Antonio Guizado, Tomás Guerra, Alfredo Anguizola, Ramón Amador y Carlos Yau
Estos hombres pasaron a ser conocidos como “Los Mártires del 5 de Mayo”, símbolo de entrega, valor y compromiso con la patria.
Consecuencias La explosión del Polvorín tuvo repercusiones devastadoras. Varias viviendas fueron destruidas, y muchas familias quedaron damnificadas. La onda expansiva causó daños materiales a kilómetros de distancia y el susto entre la población fue generalizado.
Además del impacto físico, el país entero se sumió en un profundo luto. El gobierno decretó días de duelo nacional, y miles de ciudadanos acompañaron los cortejos fúnebres. Fue un momento que unió a la población panameña en un sentimiento de respeto y admiración hacia sus héroes caídos.
La tragedia también motivó cambios en la forma en que se gestionaban y almacenaban los explosivos en el país. A raíz del incidente, se intensificaron los controles sobre los depósitos de materiales peligrosos y se tomaron medidas para reubicar almacenes lejos de zonas densamente pobladas.
Con el paso de los años, la memoria de los mártires del 5 de mayo no se ha desvanecido. El cuartel de bomberos de Calidonia fue rebautizado como Cuartel de Bomberos Ricardo Arango, en honor a otro bombero destacado, pero dentro de sus muros se conserva un monumento dedicado a los caídos del Polvorín, mientras que uno de los puntos más concurridos de la ciudad actualmente lleva su nombre en honor a este suceso: la Plaza 5 de Mayo.
En cada aniversario del accidente, se realizan actos conmemorativos, ofrendas florales y ceremonias en su honor.
Además, muchas escuelas y organizaciones realizan actividades para enseñar a las nuevas generaciones sobre esta parte de la historia panameña, destacando los valores de sacrificio, solidaridad y amor a la patria.
Esto demuestra que, la tragedia del Polvorín no fue solo un incendio o una explosión. Fue una prueba de fuego —literal y simbólicamente— para el cuerpo de bomberos y para el país entero. Fue un momento donde la humanidad, el deber y el honor se enfrentaron cara a cara con el peligro más extremo.
Hoy, más de un siglo después, Panamá sigue recordando con respeto y gratitud a aquellos hombres que, sin dudarlo, dieron su vida por proteger a sus compatriotas. Su memoria nos recuerda que los héroes no siempre llevan capa ni salen en los libros de historia mundial, pero su ejemplo vive eternamente en el corazón de su pueblo.
La historia de Panamá está marcada por numerosos momentos de valentía, sacrificio y dolor. Uno de esos episodios trágicos que aún permanece en la memoria colectiva del país es la tragedia del Polvorín, ocurrida el 5 de mayo de 1914 en la ciudad de Panamá.
Este evento no solo significó una gran pérdida humana y material, sino que también puso de manifiesto el heroísmo de un grupo de bomberos panameños que sacrificaron sus vidas por el bienestar de la nación.
El Polvorín era un almacén militar ubicado en la zona de la avenida Nacional, cerca de lo que hoy se conoce como el Hospital Santa Fe. Este almacén pertenecía al Ejército de Estados Unidos, que en ese momento tenía una fuerte presencia en el país debido a la construcción del Canal de Panamá, un megaproyecto de ingeniería que estaba en su fase final.
En este depósito se almacenaban grandes cantidades de explosivos, dinamita, municiones y otros materiales inflamables y peligrosos. Su ubicación en medio de una zona habitada representaba un riesgo latente que muchos en su momento criticaban, pero al que pocos prestaban atención hasta que la tragedia ocurrió.
La madrugada del 5 de mayo de 1914, una densa columna de humo comenzó a elevarse desde el almacén. Las alarmas se activaron y el Cuerpo de Bomberos de Panamá, liderado por el comandante Don Ángel Vallarino, acudió rápidamente al lugar. A pesar del evidente peligro que significaba combatir un incendio en un almacén de municiones, los bomberos actuaron con valentía y determinación.
Lo que comenzó como un incendio controlable se transformó rápidamente en un infierno desatado. La combinación de las altas temperaturas y la presencia de materiales explosivos provocó una serie de explosiones que destruyeron el almacén y devastaron los alrededores. En cuestión de minutos, el fuego alcanzó dimensiones catastróficas.
Uno de los momentos más recordados fue la heroica decisión de un grupo de bomberos de ingresar al lugar para intentar sofocar el fuego desde dentro, sabiendo que estaban arriesgando sus vidas. Su objetivo era evitar que las explosiones se extendieran y causaran más destrucción en zonas residenciales cercanas.
Lamentablemente, una gran explosión se produjo mientras estaban dentro del Polvorín, cobrándose la vida de varios de ellos. En total, siete bomberos murieron en acto de servicio: Ángel Vallarino, comandante de la unidad, Segundo Vásquez, Juan Antonio Guizado, Tomás Guerra, Alfredo Anguizola, Ramón Amador y Carlos Yau
Estos hombres pasaron a ser conocidos como “Los Mártires del 5 de Mayo”, símbolo de entrega, valor y compromiso con la patria.
La explosión del Polvorín tuvo repercusiones devastadoras. Varias viviendas fueron destruidas, y muchas familias quedaron damnificadas. La onda expansiva causó daños materiales a kilómetros de distancia y el susto entre la población fue generalizado.
Además del impacto físico, el país entero se sumió en un profundo luto. El gobierno decretó días de duelo nacional, y miles de ciudadanos acompañaron los cortejos fúnebres. Fue un momento que unió a la población panameña en un sentimiento de respeto y admiración hacia sus héroes caídos.
La tragedia también motivó cambios en la forma en que se gestionaban y almacenaban los explosivos en el país. A raíz del incidente, se intensificaron los controles sobre los depósitos de materiales peligrosos y se tomaron medidas para reubicar almacenes lejos de zonas densamente pobladas.
Con el paso de los años, la memoria de los mártires del 5 de mayo no se ha desvanecido. El cuartel de bomberos de Calidonia fue rebautizado como Cuartel de Bomberos Ricardo Arango, en honor a otro bombero destacado, pero dentro de sus muros se conserva un monumento dedicado a los caídos del Polvorín, mientras que uno de los puntos más concurridos de la ciudad actualmente lleva su nombre en honor a este suceso: la Plaza 5 de Mayo.
En cada aniversario del accidente, se realizan actos conmemorativos, ofrendas florales y ceremonias en su honor.
Además, muchas escuelas y organizaciones realizan actividades para enseñar a las nuevas generaciones sobre esta parte de la historia panameña, destacando los valores de sacrificio, solidaridad y amor a la patria.
Esto demuestra que, la tragedia del Polvorín no fue solo un incendio o una explosión. Fue una prueba de fuego —literal y simbólicamente— para el cuerpo de bomberos y para el país entero. Fue un momento donde la humanidad, el deber y el honor se enfrentaron cara a cara con el peligro más extremo.
Hoy, más de un siglo después, Panamá sigue recordando con respeto y gratitud a aquellos hombres que, sin dudarlo, dieron su vida por proteger a sus compatriotas. Su memoria nos recuerda que los héroes no siempre llevan capa ni salen en los libros de historia mundial, pero su ejemplo vive eternamente en el corazón de su pueblo.