Ciudad del Saber: del Fuerte Clayton al centro de innovación

Mireya Moscoso realizando el acto de entrega de las instalaciones correspondientes a la Fundación Ciudad del Saber, el 30 de noviembre de 1999. Cuidad del Saber
La primera sede regional de una agencia de las Naciones Unidas en Ciudad del Saber fue la oficina regional de UNICEF para Latinoamérica y el Caribe. Cuidad del Saber
La Ciudad del Saber nace oficialmente el 30 de noviembre de 1999. Cuidad del Saber
  • 14/12/2025 00:00

La inauguración de la Ciudad del Saber fue un acto profundo de reapropiación histórica para el país

Cuando la Ciudad del Saber nace oficialmente el 30 de noviembre de 1999, Panamá no solo estrenaba un nuevo complejo; también cerraba uno de los capítulos más largos de la presencia militar estadounidense en el país y abría la puerta a un proyecto civil, académico y científico sin precedentes en la región. Aquel día marcó una transición simbólica: de un fuerte militar extranjero a un campus de conocimiento panameño.

Del Fuerte Clayton a un nuevo sueño nacional

El Fuerte Clayton, había sido uno de los principales enclaves militares de Estados Unidos en la antigua Zona del Canal. Desde allí se dirigían operaciones defensivas, entrenamientos y estrategias vinculadas a la seguridad del Canal de Panamá, considerado por Washington como una pieza vital de su política hemisférica. Durante mucho tiempo, Clayton fue una comunidad autosuficiente con viviendas, escuelas, iglesias, clubes sociales y áreas deportivas diseñadas exclusivamente para personal militar norteamericano y sus familias.

Para los panameños, verlo desde lejos era observar un territorio ordenado, silencioso, férreamente administrado y simbólicamente ajeno. Todo comenzó a cambiar con la firma de los Tratados Torrijos–Carter en 1977, que establecieron la reversión progresiva del Canal y de todos los enclaves militares. Pronto Clayton, junto con el resto de las bases, debía regresar a manos panameñas. Pero la pregunta clave seguía en el aire: ¿qué hacer con ese inmenso espacio?

La visión que dio origen al proyecto

A comienzos de 1993, un grupo de empresarios panameños lanzó una idea que sonaba casi irreal: convertir parte de las viejas instalaciones militares en una “plaza socrática”, un espacio pensado para que la ciencia, la cultura y el conocimiento reemplazaran la rutina castrense que había dominado el área por años. Aquella propuesta sembró la semilla de lo que más tarde se convertiría en uno de los proyectos más grandes del país: la Ciudad del Saber. Era una apuesta audaz para un Panamá que todavía no contaba con un ecosistema de innovación sólido, pero la idea era firme: el país debía posicionarse como un centro estratégico del conocimiento.

El gobierno tomó la iniciativa con seriedad y, en 1995, se creó la Fundación Ciudad del Saber, responsable de impulsar y administrar lo que vendría. Para entonces, ya el proyecto había trascendido fronteras: en 1994, el presidente Ernesto Pérez Balladares lo presentó en la Cumbre de las Américas en Miami, donde lo describió como una contribución panameña al desarrollo regional.

En 1998 se dio un paso clave. El Decreto Ley N.º 6 autorizó la cesión de 120 hectáreas del antiguo Fuerte Clayton a la Fundación Ciudad del Saber, marcando por primera vez un reconocimiento legal claro de que aquel territorio dejaría atrás su función militar.

Un año después, el 30 de noviembre de 1999, en plena fase final de la reversión, Estados Unidos entregó oficialmente la base al Estado panameño mediante una llave simbólica. La presidenta Mireya Moscoso entregó las instalaciones ese mismo día a la Fundación. Apenas dos jornadas después, un equipo inicial de 11 personas ingresó al campus. Se encontraron con un sitio silencioso, deteriorado y vacío, pero con un potencial enorme. La misión era transformar 120 hectáreas abandonadas en un motor de desarrollo basado en el conocimiento.

Los primeros años: desafíos y consolidación

El inicio estuvo lejos de ser sencillo. Había que atraer universidades, organismos internacionales, empresas tecnológicas y ONG dispuestas a instalarse en Panamá. Con el tiempo, el proyecto comenzó a atraer atención. El arranque de los años 2000 trajo los primeros avances importantes. La SENACYT, el Centro Nacional de Metrología, la FSU y la Agencia Española de Cooperación Internacional fueron las primeras instituciones en ocupar el campus. La Fundación también impulsó la primera incubadora de empresas innovadoras, que después evolucionaría en el Acelerador Tecnológico Empresarial de Panamá Don Alberto Motta.

En 2001 llegó la OEA; en 2002 se instaló Telecarrier, UNICEF, que abrió su primera sede regional allí, y la Federación Internacional de la Cruz Roja. Ese año también nació el Centro Internacional para el Desarrollo Sostenible (CIDES), presentado luego por Panamá en la Cumbre Mundial de Desarrollo Sostenible de Johannesburgo. Entre 2003 y 2004, Clayton comenzó a tomar un ritmo más dinámico. La Oficina del Programa Mundial de Alimentos (PMA), Naciones Unidas (PNUD), centros académicos, organizaciones científicas y nuevas empresas se sumaron al ecosistema.

En 2004 la Fundación organizó su primera Siembra de Banderas, tradición inspirada en la Operación Soberanía de 1958, y lanzó el concurso para diseñar el Plan Maestro de Desarrollo Urbano, ganador por el Grupo Suma bajo la dirección del arquitecto Ariel Espino. A nivel nacional, la Ciudad del Saber empezó a funcionar como un laboratorio donde se experimentaban nuevos modelos de educación, sostenibilidad y cooperación, además de abrir un espacio multicultural que unía a investigadores, estudiantes y profesionales de distintas partes del mundo.

Un legado que sigue evolucionando

Hoy, la Ciudad del Saber representa uno de los proyectos de reconversión más exitosos de América Latina. Donde antes sonaban pasos marciales, ahora se escuchan debates académicos, experimentos científicos, conferencias internacionales y voces de emprendedores que buscan resolver problemas sociales mediante la innovación.

En 2007, Ciudad del Saber fue designada Hub Interagencial de las Naciones Unidas para Latinoamérica y el Caribe, convirtiéndose en sede regional de múltiples agencias. Y, en 2009 se inauguraron nuevas áreas como el Teatro Ateneo, se desarrolló el Parque de los Lagos, se creó la Reserva Biológica Dr. Rodrigo Tarté y se fortalecieron proyectos de reciclaje, cultura y arte público.

Un símbolo de transformación nacional

La inauguración de la Ciudad del Saber no fue solamente la apertura de un centro académico: fue un acto profundo de reapropiación histórica. En el mismo espacio donde se ejerció control militar por décadas, hoy se impulsa la creatividad, la educación y el pensamiento crítico. Ese día de 1999 marcó el inicio de una nueva etapa para Panamá, una etapa donde el país apostó a construir soberanía desde el conocimiento, la ciencia y la cultura.