Álex Carbonell, el camarógrafo panameño que mostró al mundo la invasión de 1989

El camarógrafo Álex Carbonell compartió sus experiencias en el auditorio del Tribunal Electoral el pasado 16 de diciembre.
Carbonell mostró ante los presentes los implementos de trabajo con los que registró los sucesos de los años 1980.
Diversos casetes figuran entre los objetos que Carbonell mostró al público presente. El reportero gráfico no descarta la idea de un ‘Museo del Periodismo’.
  • 22/12/2025 00:00

Más de 36 años del suceso, el reportero gráfico rememoró cómo documentó el ocaso del régimen de Manuel Antonio Noriega, desde el cierre forzado de Panavisión hasta la noche del 20 de diciembre de 1989, cuando captó las primeras imágenes que se vieron de la invasión

Aunque hayan pasado más de 36 años desde la invasión estadounidense a Panamá de 1989 así como los hechos posteriores que culminaron con el regreso a la democracia del país, las memorias todavía perduran en quienes vivieron este período trascendental de la historia contemporánea.

Más aún, en los encargados de registrar – ya sea con su cámara o su pluma – aquellos acontecimientos que precipitaron el ocaso del régimen militar que, en sus últimos años, estuvo encabezado por Manuel Antonio Noriega.

Uno de esos testigos de excepción fue el reportero gráfico Álex Carbonell, quien laboró en medios nacionales e internacionales como el extinto canal Panavisión así como diversas agencias y cadenas como la agencia de noticias por televisión Worldwide Television News (WTN), ABC, CBS, AFP, BBC, Univisión y Telemundo, entre otras.

Carbonell relató sus experiencias recientemente en un conversatorio realizado el pasado 16 de diciembre en el auditorio de la sede del Tribunal Electoral denominado ‘Relato de un camarógrafo sobre los sucesos a finales de los años 80 en Panamá’, ante un público entre los que se encontraban los integrantes de esa generación de nuevos periodistas, los cuales no vivieron dicha época aciaga para el país.

La historia de Carbonell como responsable de aquellas imágenes que verían más tarde millones de televidentes internacionales en sus casas comenzó en febrero de 1988 cuando es testigo directo del cierre en vivo de Panavisión Canal 5, una estación televisiva propiedad del entonces presidente Erick Arturo Delvalle (1985-1988), quien anunció la destitución de Noriega como General al frente de las Fuerzas de Defensa. Al ser el presidente de la República el propietario de Panavisión, la orden era clara: había que repetir el mensaje televisado de la destitución de Noriega cada 15 o 20 minutos.

Es en ese entonces, cuando el que fuera encargado de operaciones y coordinador del noticiero de Panavisión es consciente de la amenaza inminente de la bota militar sobre el canal, momentos antes de que clausuraran por la fuerza el diario La Prensa. Si bien por un lado tenían que obedecer la instrucción de la gerencia de Panavisión, por el otro recibían la orden de las Fuerzas de Defensa para que dejaran de transmitir el mensaje de Delvalle por el canal 5, que se encontraba emitiendo en directo su noticiero ‘Sistema Nacional de Noticias’. Una circunstancia inusual, ya que el informativo siempre se hacía en diferido.

A partir de ese momento, el equipo de Panavisión interpreta el cierre de La Prensa como un aviso a navegantes y Carbonell se dice a sí mismo: ‘Vienen por nosotros’. Y así fue. Por ello, el equipo de noticias de la cadena se desplazó dentro y fuera de la torre donde se encontraban sus estudios, en Plaza Regency de Vía España. Es así que un compañero de labores se apostó en el supermercado Rey situado al frente de la estación, mientras que tres cámaras del estudio de noticias se distribuyeron tanto en el lobby del canal como frente a los elevadores de la torre en la que funcionaba Panavisión.

Tal si fuera la crónica de una muerte anunciada, un convoy militar subió al piso desde el cual se transmitía el canal 5 y clausuró la señal. Después de que la pantalla de Panavisión se fuera a negro, los empleados de la estación fueron obligados a retirarse y recoger sus pertenencias. Más nunca regresarían a su puesto de trabajo.

Una nueva etapa profesional

Al igual que sus más de 60 compañeros, Carbonell se quedó sin empleo tras el cierre abrupto de Panavisión. Ese sería el punto de partida para su carrera como corresponsal extranjero.

Con ese rol cubriría para distintos medios internacionales distintos eventos como la represión constante del régimen militar a las manifestaciones de la oposición – que se agrupó en la Cruzada Civilista – y el intento de golpe de Estado del 3 de octubre de 1988 liderado por el mayor Moisés Giroldi, el otrora padrino de bodas de Noriega, quien terminaría asesinado junto a diez compañeros de las Fuerzas de Defensa que formaron parte de la intentona.Carbonell - junto al camarógrafo de la cadena venezolana Venevisión Inocencio ‘Chencho’ Perdomo - captó desde un balcón en Quarry Heights las primeras imágenes de Noriega tras sofocar el intento de golpe en el patio de la Comandancia.

Dichas imágenes formaron parte de un capítulo más de la ‘crisis panameña’ – tal como era conocida en los medios internacionales – que dieron la vuelta al mundo. En el desempeño de su labor periodística como corresponsal de prensa extranjera, Carbonell tuvo que enfrentarse al igual que sus colegas a dos censuras: por un lado, la que imponía el régimen militar y, por el otro, la del Ejército estadounidense, que requisaba el material de sus coberturas a periodistas y reporteros gráficos, que consideraran como no autorizado. Unas circunstancias con las que tendría que convivir mientras realizaba su trabajo periodístico.

La pista de una invasión

En la mañana del 19 de diciembre de 1989, Carbonell escuchó los rumores que apuntaban al despliegue de aviones militares estadounidenses a Panamá y más tarde supo que el Ejército estadounidense decomisó el material a la agencia Associated Press, que se encontraba en las proximidades de la base de Howard.

Al caer la noche, Carbonell decide desplazarse – sin equipos de ningún tipo para poder garantizarse el paso expedito por el área - a Howard junto con la periodista de NBC Radio Laura Bloom, sorteando los controles de tráfico del Ejército estadounidense. Al llegar al área a eso de las 11:00 pm, se da cuenta que lo que veía y escuchaba no era normal, ya que en un campo de fútbol había una presencia inusual de helicópteros. Con la visión reducida, Carbonell lograba ver la silueta de numerosos soldados que salían de esas aeronaves.

Ambos periodistas deciden regresarse antes de la medianoche y les extraña lo solitario que es su camino de regreso. El Puente de las Américas se encontraba inusualmente vacío. Al intentar regresar de vuelta al centro de la ciudad, Bloom y Carbonell se dan cuenta que algo estaba pasando.

Momentos más tarde, Carbonell recibe un mensaje a través de su ‘beeper’ en el que se le pide que compre pañales para su hijo Alejandro – entonces un bebé - y que llame inmediatamente a Nueva York (Estados Unidos), donde se encontraba el buró de WTN. Pagando los pañales en el rey de Vía España, escucha unos fuertes ruidos que le hacían pensar que los primeros bombardeos estaban teniendo lugar.

Con la misión de ir a por su material audiovisual – que se encontraba en el piso 17 del entonces Hotel Marriott, donde la prensa extranjera trabajaba y editaba su material – Carbonell llegó al hotel y se encontró con sus colegas tirados en el piso del lobby del hotel. Las exclamaciones de policías panameños – ataviados de pasamontañas – quienes gritaban: ‘¡Están invadiendo... están matando a los panameños... a las mujeres y niños... los gringos...!’. Acto seguido, como un acto de desesperación, deciden tomar de rehenes a los periodistas de la prensa extranjera que tenían como su centro de operaciones el que hoy en día es el hotel Sheraton. Al final, los secuestrados afortunadamente salen con vida.

Pasada la tensión, pero con el susto todavía en el cuerpo, Carbonell sale al filo del amanecer hacia Panamá Viejo, donde supuestamente se reportó un tiroteo. Lo que al final no se daría cuenta es que sería uno de los primeros en mostrar al mundo cómo se fue desarrollando la invasión estadounidense de su país.

Las vistas develaron, por ejemplo, a una fila de helicópteros ingresando al espacio aéreo de la ciudad, siendo observados de forma impávida por los residentes del área. Al notificar a sus jefes lo que él acabó de grabar, estos le confirmaron que su cassette contenía las primeras imágenes que salían de Panamá al exterior.

Posteriormente, serían mostradas por primera vez bajo la narración del entonces ancla estrella de la CBS Dan Rather durante un avance informativo sobre la invasión emitido en la mañana del 20 de diciembre de 1989.

El retrovisor de la historia

Desatado el caos y en preliminares vías de reconstrucción, el país se encontraba en la tarea de recomponer su frágil democracia. Entre los lugares a los que Carbonell se desplazaría más tarde sería al Palacio Justo Arosemena, sede de la Asamblea Nacional. Allí, se encontraba el recién asumido presidente Guillermo Endara, que convocó a los medios a una rueda de prensa improvisada.

Si bien se entiende que es necesario recorrer los caminos de la historia para comprender los sucesos del presente, Endara emite una declaración premonitoria que explicaría por qué Panamá apoya actualmente a Venezuela, en momentos en los que busca recuperar su democracia del régimen de Nicolás Maduro.

“Venezuela ha sido muy generosa con los panameños en su lucha. Nosotros nuevamente pedimos a los venezolanos que nos den su mano”, dijo Endara en estas declaraciones realizadas en las que sería su primera comparecencia tras la invasión.

El reconocimiento a una labor

Tanto el material audiovisual en su poder como la memorabilia que compila sus años de experiencia como corresponsal extranjero fueron mostradas en la conferencia ofrecida el pasado 16 de diciembre. Un evento en el que compañeros de profesión como Juan McKay, Abraham ‘Pipe’ Terán, su sonidista Héctor Ramírez, Gerardo Carrillo y Alexis Triboulard rememoraron junto con Carbonell y su esposa – la también periodista Marcela Cruz - la valentía con la que se tenía que encarar una profesión en la que el alto riesgo era la norma.

En el acto también se le rindió un sentido homenaje a Juantxu Rodríguez, el fotógrafo español – colaborador del diario El País – quien murió asesinado por los disparos del Ejército estadounidense mientras cubría la invasión.