Vida y cultura

Bad Bunny, Karol G, Shakira... ¿por qué no vienen otra vez a Panamá?

Cantante puertorriqueño de música urbana Bad Bunny. |AFP
La cantante colombiana Karol G. |AFP
La artista colombiana Shakira. |AFP
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  • 16/05/2025 08:36

Los representantes de dos casas productoras de Panamá explican los obstáculos que tiene el país para que se presenten artistas internacionales.

Bad Bunny, Karol G, Shakira, Coldplay, Taylor Swift... son artistas que han estado girando por el mundo en los últimos años. Pisan Latinoamérica, pero no vienen a Panamá ¿Por qué?

Alfredo Arias, CEO de Showpro, explica a este medio que el motivo por el cual los artistas no están viniendo a Panamá no es exclusivamente por falta de infraestructura, aunque asegura que el país tiene 20 años de atraso en este aspecto. “No creo que esa sea la razón principal. Cuando hablamos de artistas como Bad Bunny, Shakira u otros de ese nivel, la razón por la cual no incluyen a Panamá en sus giras es más bien comercial”.

“Te explico: los artistas organizan sus calendarios y, dependiendo del nivel de demanda, destinan cierto tiempo a cada región. Por ejemplo, Bad Bunny puede haber destinado un mes para su gira por Latinoamérica. Desde un punto de vista administrativo y comercial, es más rentable para él hacer dos conciertos en Costa Rica que dividirse entre Costa Rica y Panamá”.

El modelo de negocio cambió. “Antes se pensaba que al artista se le pagaba un monto fijo, venía y el promotor asumía todo el riesgo y la ganancia. Pero, ahora, sobre todo con artistas grandes como Bad Bunny, Shakira o Coldplay, el modelo es de porcentaje o de sociedad. En el caso específico de Bad Bunny, el acuerdo fue que el 95 % de los ingresos son para el artista y solo el 5 % para el promotor”.

Entonces, detalla Arias: “Si tienes un estadio como el de Costa Rica, con capacidad para 52.000 personas por noche, y vendes 105.000 boletos en solo cuatro horas, el negocio es claro. Costa Rica nos lleva 20 años de ventaja en materia de entretenimiento. No solo por la infraestructura —mejor estadio, mejor sonido, luces, logística— sino también por su público, que es más diverso y abierto a distintos géneros musicales. El mismo fan de Bad Bunny en Costa Rica también puede disfrutar de rock o salsa. Es un público más educado culturalmente”.

Por eso, según Arias, Costa Rica representa una mejor parada que Panamá para artistas que manejan ese modelo de negocios. “Bad Bunny, por ejemplo, solo se presentó en Costa Rica dentro de su gira por Centroamérica. No es un problema exclusivo de Panamá, es simplemente que, en el análisis costo-beneficio del artista, Costa Rica gana por mucho”.

“¿Esto puede cambiar? Claro que sí. Pero necesitaríamos mejorar nuestra infraestructura. Porque, honestamente, no conozco un solo lugar en Panamá con capacidad para albergar a 50.000 personas cómodamente para un concierto de ese nivel”, puntualiza Arias.

‘¡Qué caro es ir a un concierto en Panamá!’

Los panameños comparan los precios de los boletos para asistir a un concierto en el país versus los precios en países como Colombia, México, Costa Rica, Brasil... Algunos viajan a estos sitios a ver a sus artistas favoritos. “Compré dos entradas VIP en 200 dólares para ver a Silvio Rodríguez en Colombia”, cuenta una seguidora del artista.

“Los precios de los eventos son determinados, básicamente, por el potencial de venta del artista y la capacidad del lugar donde se presentará. Es decir, ¿cuántos boletos puede vender ese artista? ¿Y cuánta gente cabe en el recinto?”, dice el CEO de Showpro.

Al definir el precio del boleto, las productoras deben considerar cuánto cuesta producir el show. Un concierto de un artista internacional importante puede costar medio millón de dólares solo en producción local (sonido, luces, seguridad, logística).

“Si tú sacas la cuenta, por ejemplo, en el estadio Rommel Fernández, el costo de producción local por persona —solo en servicios— puede estar en $30 si asisten 20.000 personas. Pero si solo van 10.000, ese costo sube a $60 por persona, y eso sin incluir el pago al artista”, añade.

Explica que en el caso de que el artista cobre entre $500.000 y $600.000, “ya estás hablando de costos totales de $80 a $100 por persona solo para cubrir la inversión. Entonces, si vendes boletos a $250 o $200 en las primeras filas, bajando hasta $25 o $30, esos precios todavía son relativamente aceptables. Pero si ese mismo concierto lo haces en un recinto más pequeño —de 7.000 u 8.000 personas—, entonces tendrías que vender entradas en un rango de $150 a $400. Y eso era justamente lo que hacíamos antes”.

Y, ¡qué caro es comprar alimentos y bebidas en los recintos!

David Candanedo, socio y gerente general de Magic Dreams, explica a La Decana que en países desarrollados los recintos donde se producen eventos masivos suelen ser privados.

“No es un secreto —independientemente de la inclinación política de cada quien— que el Estado no es un buen administrador de infraestructura. En Panamá entre el 80 % y 90 % de los recintos para eventos masivos están administrados por el Estado. Cuando los recintos son administrados de forma privada, muchas veces este lugar provee parte del equipamiento necesario para hacer una producción de calidad: desde el personal hasta la infraestructura técnica”, afirma Candanedo.

El gerente de Magic Dreams explica que no es lo mismo tener un equipo de colaboradores que ya conoce el recinto, que sabe qué puertas hay que abrir, qué luces hay que encender cuando entra el público, cuáles hay que apagar al iniciar el show, qué accesos hay que habilitar a la salida para evitar embotellamientos, cómo mantener los baños, y más. “En Panamá, no. Todo tiene que llevarse desde afuera, lo cual aumenta los costos de producción”.

“De hecho, la mayoría de los recintos que uso como referencia ya tienen concesiones permanentes instaladas. Al estar operados de forma privada y con un volumen constante de eventos, pueden dejar equipos fijos para cocinar, enfriar, almacenar... Todo se mantiene en buen estado, está asegurado, disponible. Cuando hay un evento, básicamente prenden las luces, ponen el personal, reponen inventario y están listos”.

Una de las críticas frecuentes del público panameño es el costo de los productos dentro de los eventos. “Pero no se puede comparar lo que cuesta una soda, un agua, un trago o una cerveza en un restaurante o supermercado con lo que cuesta en un evento. Porque en el evento hay que montar toda la operación desde cero”.