Un Nobel para los creadores de una nueva arquitectura molecular
- 09/10/2025 00:00
El trabajo de Susumu Kitagawa, Richard Robson y Omar Yaghi permitió desarrollar las estructuras metalorgánicas. Estas tienen múltiples aplicaciones en las actividades de la vida diaria
El Comité Nobel de Química decidió otorgar este año el Nobel a los científicos Susumu Kitagawa, Richard Robson y Omar Yaghi, quienes desarrollaron las estructuras metalorgánicas. Estas son conocidas como un nuevo tipo de arquitectura molecular.
Este tipo de estructuras facilitan que hoy en día se puedan realizar múltiples actividades fundamentales para medir la calidad de vida tales como la captura del dióxido de carbono, el almacenaje de gases tóxicos, recoger agua del aire del desierto o separar las sustancias tóxicas conocidas como perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas (PFAS) del agua, entre otros.
De acuerdo con el fallo de la Real Academia de las Ciencias sueca, las estructuras metalorgánicas “tienen un potencial enorme, proporcionando oportunidades no previstas con anterioridad para materiales a medida con nuevas funciones”, según lo citado por la agencia EFE.
La estabilidad y versatilidad de estas construcciones moleculares, también conocidas como MOF, las llevan a ser consideradas por los científicos como ‘el material del siglo XXI’ debido a su capacidad de almacenar gases como el metano o el hidrógeno.
Los antecedentes de estos descubrimientos se remontan al año 1974 cuando Robson impartía clases en la Universidad de Melbourne (Australia). En esas sesiones de clase, el científico británico le ordenaba a sus alumnos universitarios a realizar la construcción de moléculas a partir de materiales como las bolas y las varillas de madera.
Basado en ese método, Robson busca comprobar si las propiedades de los átomos podrían servir para la unión de distintas moléculas en vez de los átomos individuales. Más tarde, en 1989, el científico unió iones de cobre con carga positiva con una molécula de cuatro brazos con un grupo químico atraído por los iones de cobre situados en el extremo de cada brazo. Al combinarlos, se pudo crear un diamante. Una de muchas elaboraciones que serían realizadas a partir de este método científico.
Más tarde, en 1992 y 2003, Kitagawa y Yashi respectivamente certificaron con sus estudios el método que Robson visionó desde mediados de los años 1970. Kitagawa probó con su investigación que los gases pueden entrar y salir de las construcciones, dando lugar a la flexibilidad de las estructuras metalorgánicas. Por su lado, Yashi creó una variante racional del MOF lo que la haría adaptarse con facilidad a cualquier uso que se necesite. Entre las diversas utilidades de esa ‘química reticular’ descubierta por el científico jordanoestadounidense está el de almacenamiento de dióxido de carbono o la producción de combustible.
La aplicación de este método científico tiene un largo camino por recorrer, tal como lo confirmó el mismo Kitagawa en una rueda de prensa. “Mi sueño es capturar aire y separarlo de, por ejemplo, del dióxido de carbono u oxígeno, y convertirlo en material utilizable”, deseó el científico japonés.