Luna de queso
- 04/10/2025 00:00
Deja que tus brazos extendidos alcancen a estas pobres manos mías, que se ocultan casi siempre entre las sombras y se aferran a este soplo que es la vida. A mi cansada humanidad, permítele reposar sobre tu pecho amigo; hazme sentir que estás aquí entre tu gente, como antes, como siempre, desde siglos. Que tu voz se eleve por el cielo, como mágica paloma mensajera; para ver si nos cuenta la leyenda de la rana que soñaba con un beso. No te olvides de jugar con mis cabellos, por las noches cuando a mí me vence el miedo; recuérdame que esa dama tenebrosa, que viste de traje negro, de mes en mes nos regala una enorme luna de queso. Si algún día puedes, padre mío, regresa a mitigar esta tristeza, que me dobla la espalda pues me pesa y dame el beso que me diste cuando niño. No comprendes que el camino se hace largo, que hay mil cosas de esta vida que no entiendo, que aún me sangra la herida del costado y que tú, ya lo ves... estás muy lejos.