Las mil setecientas preguntas de historia que todo panameño debe saber

Portada del libro, ‘Las mil setecientas preguntas de historia que todo panameño debe saber’. Cedida
El elenco que participó en la elaboración del libro. Cedida
  • 17/11/2025 06:48

Ciertamente, se puede afirmar, sin temor a equivocarnos que, desde hace algunos años, somos testigos en Panamá de una producción inusitada de textos históricos

Acaba de ser editado Las mil setecientas preguntas que todo panameño debe saber, un enjundioso libro coordinado por la doctora Vilma Chiriboga, que ha logrado reunir interdisciplinariamente a varios especialistas. Aunque la mayoría de los colaboradores son historiadores, otros provienen de la sociología, la etnología, la física y el turismo.

El propósito del libro nos lo hace saber el rector de la Universidad de Panamá, Dr. Eduardo Flores Castro, en su prólogo, al escribir: “La obra está dirigida al gran público; en otras palabras, a los compatriotas panameños, sin importar su edad, sexo, raza, condición social, ideas políticas o religiosas, formación o nivel cultural, que —por amor a la patria que nos legaron nuestros antepasados— deseen comprender, de manera sencilla y puntual, diversos acontecimientos políticos, económicos y sociales por los que ha atravesado, en su devenir, el Istmo de Panamá”.

Ciertamente, esta declaración básica de principios es, sin duda alguna, democrática, liberal y republicana, e inserta el texto en el discurso de la modernidad ilustradora, posteuropea, de Occidente, desde este lado del Atlántico. Efectivamente, solo habría deseado que el rector no hubiese olvidado a los extranjeros, que viven, sueñan y sufren entre (y con) con nosotros, y comparten el destino de este país en todas sus vicisitudes.

Pero, en todo caso, la pretensión intelectual de dirigirlo al “gran público” revela –además– la larga tradición, desde los romanos, hasta el muy conocido proyecto occidental ilustrador, con los enciclopedistas franceses, en el siglo XVIII, de reunir a los sabios para levantar el conocimiento de su época y ponerlo a la disposición de la humanidad, un proyecto que, en la época digital, ha sido prolongado por Wikipedia y los buscadores inteligentes. Ciertamente, se puede afirmar, sin temor a equivocarnos que, desde hace algunos años, somos testigos en Panamá de una producción inusitada de textos históricos.

Parece ser que la historia está de moda. Si bien esta afirmación pudiera parecer frívola, no deja de ser cierto que este boom histórico solo es explicable, tanto por los temas y problemáticas abiertas que ofrece Panamá en todos los ámbitos del devenir histórico de la región y de la globalización, como por el buen personal académico de historiadores, nacionales y extranjeros, con que cuenta el país actualmente.

En este sentido, la coordinadora del libro, la Dra. Vilma Chiriboga, muy consciente del rol de Panamá en el mundo —y, más ahora, donde se pretende retroceder la rueda de la historia al proyecto colonialista e imperial de finales del siglo XIX— nos dice en su introducción, lo siguiente: “Las preguntas y respuestas han sido organizadas siguiendo la división oficial de la Historia de Panamá, estructurada por períodos y, metodológicamente, subdividida en subperíodos. Esta segmentación responde a criterios pedagógicos y analíticos que facilitan la comprensión del proceso histórico.

No obstante, reconocemos que la historia no debe entenderse como una sucesión lineal y continua, sino como un devenir complejo, marcado por rupturas, fracturas, continuidades y discontinuidades”. En efecto, si bien este texto está marcado por “criterios pedagógicos”, lo interesante es que también ofrece la oportunidad de levantar un mapeo de cómo los historiadores han venido construyendo la historia, las narrativas implicadas y los hechos seleccionados, es decir, permite reconstruirlo dentro de la historia intelectual del país.

Hay que decir, por otra parte, que la crítica de la historia a la que hace referencia la historiadora con respecto a la ¨sucesión lineal y continua¨, una crítica que sale de Europa misma, es una crítica que tiene a uno de sus filósofos fundadores, a un Nietzsche, que, caracterizando su siglo, como el siglo de los historiadores, hace justamente esas observaciones sobre las rupturas y fracturas en De la utilidad y los inconvenientes de la Historia para la vida. He leído, con sumo interés, algunas preguntas y respuestas propuestas en el libro y este libro confirma la tesis de Hannah Ahrendt de que hay si una idea que ha sido verdaderamente exitosa de la cultura occidental y, particularmente, de Europa, en términos globales es, precisamente, la idea del Estado nación, pues este libro es la muestra de cómo esa idea es la que dirige el sentido y el propósito de este loable proyecto bibliográfico.

Y dentro de este contexto, es evidente que el libro no puede abarcarlo todo, aunque temáticamente va de la política, a la economía, pasando por la cultura y la vida cotidiana. Así es que no se puede decir que nada se queda por fuera, pero lo que sí se puede decir es que cada pregunta ofrece la oportunidad de hacer otras preguntas y que cada respuesta está sometida igual a la historia y a la revisión, que es el derecho de cada generación de reformular la historia.

El libro, en efecto, no agota el infinito, porque es imposible, pero sí es una puerta de entrada didáctica y fácil de manejar para todos aquellos lectores, especializados y no especializados, que desean obtener información provechosa y útil sobre este país, Panamá, donde todavía pervive el sentido más profundo del humanismo republicano que consiste en abrir y mantener la educación para todos.