María Beatriz Carreira: ‘Envejecer no debe ser sinónimo de enfermar’
- 14/10/2024 15:24
Neurocientífica panameña que investiga el Alzheimer y apuesta por una ciencia con impacto humano
La doctora María Beatriz Carreira es una científica panameña especializada en neurociencias, cuya investigación se centra en el estudio del Alzheimer y el envejecimiento. Formada académicamente en Panamá y Estados Unidos, actualmente es investigadora postdoctoral en el Instituto de Investigaciones Científicas y Servicios de Alta Tecnología (INDICASAT-AIP), miembro del Sistema Nacional de Investigación y profesora asociada de Psicología y Neurociencias en la Florida State University — Panamá.
En entrevista con La Estrella de Panamá, Carreira reflexiona sobre la importancia de investigar el Alzheimer desde el contexto local, los desafíos de hacer ciencia en el país y el papel de las mujeres en la investigación científica.
¿Qué la llevó a interesarse por el estudio del Alzheimer y el envejecimiento?
Me formé en las disciplinas de Neurociencias y Psicología. Mi fascinación siempre ha sido entender cómo funciona la mente. Mi primera experiencia de laboratorio fue estudiando mecanismos fisiológicos que nos permiten aprender y recordar. Este interés lo empecé a aplicar al envejecimiento y a las enfermedades neurodegenerativas una vez que regresé a Panamá, ya formada en investigación en ciencias biomédicas, y me uní al Programa de Investigación del Envejecimiento en Adultos Mayores Panameños (PARI, por sus siglas en inglés). Una de las razones más importantes de por qué estudiar la EA y el envejecimiento es que, como población, estamos envejeciendo. ¡Si hoy hay uno de cada diez adultos mayores en Panamá, para el 2050 seremos cuatro de cada diez! Envejecer trae sus retos, pero no tiene que suponer enfermedad.
¿Por qué considera importante investigar esta enfermedad desde Panamá y con datos de la población panameña?
Estudiar el envejecimiento en Panamá es esencial para entender cómo se manifiesta desde las condiciones únicas culturales, sociales y económicas que tenemos en nuestro entorno. El enfoque central es poder identificar qué cosas sí hacemos bien y que nos llevan a envejecer activos y sanos en Panamá, y qué cosas representan riesgos para padecer las enfermedades asociadas a la edad. Desde mi laboratorio, nos interesa entender el perfil de la EA en panameños, porque no se ve igual que en otras poblaciones. De esta forma, esperamos a futuro identificar mecanismos biológicos clave para disminuir el riesgo de padecer enfermedades o bien tratar esta enfermedad, que aún no cuenta con tratamientos que curen.
Aunque su trabajo se desarrolla en el laboratorio, ¿Cómo puede impactar en la vida de las personas y sus familias?
El trabajo de laboratorio ciertamente no incide directamente en la vida de las personas, pero sí genera evidencias importantes para entender enfermedades como la EA, que aún no entendemos bien, no sabemos prevenir ni tratar. Este tipo de trabajo genera la información base para, más adelante, proponer nuevas intervenciones o tratamientos.De forma más directa, mi labor como investigadora impacta en los estudiantes que entreno en el laboratorio y formo como investigadores. Lo más importante, y para mí lo más valioso, es formar a las nuevas generaciones de científicos panameños. Nos hace falta, como país, tener más científicos en todas las áreas de la ciencia y muchos más dedicados al estudio del cerebro.
¿Cuáles han sido los principales retos de hacer investigación científica en Panamá?
Diría que el reto más difícil para mí ha sido establecer un programa de investigación preclínico dedicado a estudiar los mecanismos de las enfermedades neurodegenerativas. Lo más importante para hacer ciencia es tener personas formadas y capacitadas en neurociencias; sin embargo, como país, no contamos con programas académicos en esta disciplina. En este sentido, mi compromiso ha sido dedicarme a capacitar a jóvenes científicos de todos los niveles académicos para contribuir con esa masa crítica necesaria para la investigación en Panamá.Como comunidad científica, contamos además con uno de los presupuestos más bajos de la región para ciencia e innovación. Esto dificulta ampliamente la gestión científica en el país.
¿Cómo ha sido su experiencia como mujer en el campo de las neurociencias?
Creo que tengo una experiencia como mujer en ciencia antes y después de ser mamá. En general, he tenido mentores y ejemplos de mujeres científicas excepcionales toda mi vida (mi mamá es científica). Creo que tuve mucha suerte de siempre contar con mentores que impulsaron mi crecimiento y aprendizaje; sé que no siempre es el caso. Después de ser mamá, debo confesar que es difícil mantenerse competitiva en ciencia y, a la vez, disfrutar la maternidad y la crianza. Para lograr este balance, nuevamente, lo esencial es tener mentores, comunidad y ejemplos diversos. En mi caso, he priorizado maternar por sobre mantener el ritmo científico durante los primeros años de vida de mi hija. Esto ha sido posible porque cuento con un grupo de investigación fantástico que me ha dado el espacio y la confianza para hacerlo. Lo más bonito ahora es volver a enamorarme de hacer ciencia y estar en el laboratorio, pero siendo intensamente mamá, con horas más limitadas para el trabajo de investigación.
¿Qué significado tuvo para usted recibir premios como el Premio L’Oréal-UNESCO “Por las Mujeres en la Ciencia”?
Lo primero que quiero decirte es que no me lo esperaba, y tampoco entendía lo importante que era ganar ese premio cuando apliqué. Tenía poco más de un año de haber regresado a Panamá y estaba empezando a diseñar experimentos y propuestas de investigación. En realidad, el Premio L’Oréal-UNESCO es una aplicación para fondos de investigación. Me encantaría que, además de resaltar a las mujeres en la ciencia, resaltáramos que es un proceso competitivo de revisión por pares basado en una propuesta de investigación. Después de obtener el premio, me sentí más segura de mi capacidad de hacer ciencia en Panamá. Fue como un: dale pa’lante, María, que tú puedes.
¿Qué mensaje le daría a las jóvenes panameñas que quieren dedicarse a la ciencia, pero todavía dudan?
Les doy el mensaje que me digo todos los días: ¡dale! Hazlo, aunque sea con miedo.
Si existe la curiosidad, busquen oportunidades para explorar cómo se siente el día a día de una científica. Está bien si no te gusta, pero si te gusta y encuentras que es lo que te mueve, ya ganas la certeza y la motivación que necesitas para esta carrera tan hermosa y compleja.
¿Qué sueña o espera que cambie en Panamá en materia de ciencia y salud en los próximos años?
Sueño con un Panamá sano. Quisiera ver un país con políticas públicas basadas en evidencia y enfocadas en el bienestar de todos los panameños, incluyendo a los adultos mayores. Quisiera que todos sepamos que envejecer no es sinónimo de enfermar y que podemos lograr un envejecimiento activo. Finalmente, quisiera ver un cambio significativo en el apoyo nacional a la ciencia.