Políticas públicas para las mujeres en Panamá: avances y retrocesos
- 17/08/2025 00:00
Las políticas de igualdad de oportunidades, que promueven el empoderamiento de las mujeres y las niñas, son fundamentales para superar la pobreza y la desigualdad. Las dimensiones señaladas, son parte de los vacíos que dejará la desaparición del Ministerio de la Mujer en Panamá Este año el mundo está celebrando 50 años de la primera Conferencia de la Mujer organizada por Naciones Unidas en México en 1975 y que dio inicio al “Decenio de las Naciones Unidas para la Mujer” (1976-1985), dedicado a promover la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres a nivel mundial.
Además, estamos conmemorando los 30 años de la IV Conferencia Mundial sobre la Mujer, celebrada en Beijing en 1995, que marcó un importante punto de inflexión para la agenda mundial de igualdad de género. La Declaración y Plataforma de Acción de Beijing, adoptada de forma unánime por 189 países (entre ellos, Panamá), constituye un programa en favor del empoderamiento de la mujer y se convirtió en el documento clave de política mundial sobre igualdad de género.
Estos importantes eventos corresponden a una toma de conciencia internacional sobre los problemas del desarrollo socioeconómico que habían ignorado de manera histórica a la mitad de la población mundial: las Mujeres y las Niñas.
Panamá fue uno de los últimos países de la región en crear el Ministerio de la Mujer
El Ministerio de la Mujer en Panamá se creó mediante la Ley 375 del 8 de marzo de 2023. Esta ley establece al Ministerio como la entidad rectora del Estado en materia de políticas públicas, planes, programas y campañas dirigidas a la prevención, detección, evaluación y erradicación de la discriminación contra las mujeres.
Anteriormente, el Instituto Nacional de la Mujer (INAMU), era la institución encargada de velar por los derechos de las mujeres en Panamá. La creación del Ministerio de la Mujer elevó la temática de género a un nivel institucional más alto dentro del gobierno.
Pero, justo cuando se intenta desarrollar la Política Pública de Igualdad de Oportunidades para las Mujeres (PPIOM 2024-2034 con el apoyo de ONU Mujeres), se plantea la eliminación del Ministerio de la Mujer y que éste pase a ser una Secretaría del Ministerio de Desarrollo Social. Esta decisión va a contrapelo de todos los diagnósticos que plantean la desigualdad de oportunidades como el principal desafío del siglo XXI.
Panamá ha tenido durante años un alto crecimiento del Producto Interno Bruto en la región.
Al mismo tiempo es uno de los países más desiguales del mundo y de América Latina, en particular. Tenemos toda clases de desigualdades: sociales; territoriales; económicas, de género, educativas, y legales. Además, dentro de estas categorías, se pueden encontrar subcategorías como la desigualdad de ingresos, la discriminación étnica, y la falta de acceso a servicios básicos como salud y educación. Incluso, el acceso al agua potable se ha convertido ya en un problema urbano, no solo rural, en un país rico en agua.
En Panamá existen alrededor de 500 ríos y quebradas, que se distribuyen en 52 cuencas hidrográficas. Tenemos dos vertientes principales: la del Pacífico con el 70% y la del Caribe, con el 30%. Sin embargo, se tiene que distribuir agua en carros cisterna y en botellas.
El índice de desarrollo humano (IDH) Es una medida resumida del desarrollo humano elaborado por el PNUD, que mide el avance conseguido por un país en tres dimensiones básicas del bienestar: disfrutar de una vida larga y saludable, acceso a educación y nivel de vida digno.
Según este indicador cinco países de América Latina se destacan en el grupo más alto. Ellos son Chile que ocupa el lugar 45 en el mundo, le sigue Argentina (47), Uruguay (48), Panamá (59) y Costa Rica (62). Cuando a este ranking se le calcula el índice afectado por la desigualdad (IDH-D) se pierden varios escaños a nivel mundial: Chile pierde 16 puestos; Argentina 3; Uruguay 10; Panamá 19 y Costa Rica 11 (Informe de Desarrollo Humano 2025).
Se puede observar fácilmente que, de todo el grupo mencionado, Panamá es el que más lugares pierde debido a la desigualdad, descrita anteriormente.
En este contexto es importante señalar, que la mayor pérdida de las posibilidades para el desarrollo humano, en el caso concreto de Panamá, se encuentran cuando se calcula el índice de desigualdad de género.
El Índice de Desigualdad de Género (IDG) es una métrica compuesta de la desigualdad de género que utiliza tres dimensiones: salud reproductiva, empoderamiento y mercado laboral. Muestra la pérdida en el desarrollo humano potencial debido a la desigualdad entre los logros de mujeres y hombres en estas dimensiones. Varía de 0, donde las mujeres y los hombres se desempeñan por igual, a 1, donde un género se desempeña lo peor posible en todas las dimensiones medidas.
La salud reproductiva: evalúa la mortalidad materna y la tasa de natalidad adolescente. El empoderamiento: mide la representación femenina en el parlamento y el nivel educativo de mujeres y hombres mayores de 25 años. El mercado laboral: considera la participación laboral femenina y masculina.
De tal manera que, si analizamos desde esta perspectiva los cinco países de América Latina ya mencionados, el Ranking queda de la siguiente manera: Chile queda en el lugar 33; Argentina en el 70; Uruguay en el 56; Panamá en el 94 y Costa Rica en el 55. Obviamente, Panamá es el país que más pierde por la desigualdad de género. Queda 44 lugares por debajo de nuestra vecina Costa Rica, que mejora su posición inicial en el mundo.
En resumen, el IDG permite comparar la desigualdad de género entre países y dentro de un mismo país. Sirve como herramienta para la formulación de políticas públicas que promuevan la igualdad de género.
Pero nuestras autoridades parecen ignorar estos aportes de las políticas para el desarrollo humano equitativo y sostenible. Desconocen que Panamá tiene una de las tasas más altas de embarazo precoz en la región (57.3 por mil mujeres de 15-19 años), alta mortalidad materna (50 por c/100 mil nacidos vivos), sobre todo en las Comarcas Indígenas, la representación femenina en el parlamento todavía es reducida (22.9%). El alto nivel educativo de las mujeres panameñas se pierde a la hora de ingresar al mercado laboral que prefiere la mano de obra masculina, fundamentalmente, por el estereotipo de que los hombres están disponibles 24/7 para el trabajo, mientras las mujeres deben atender el rol tradicional de cuidadoras.
Es importante señalar que el desconocimiento no exime de responsabilidad en la toma de decisiones en la gestión pública. Sobre todo, en circunstancias que Panamá ha firmado todos los protocolos internacionales que se refieren a los derechos humanos en general, y de las mujeres en particular.
También es necesario dejar constancia que las políticas de igualdad de oportunidades, que promueven el empoderamiento de las mujeres y las niñas, son fundamentales para superar la pobreza y la desigualdad. Las mujeres pobres son las que más hijos tienen, porque no tienen autonomía personal y no controlan sus vidas. Las dimensiones señaladas, son parte de los vacíos que dejará la desaparición del Ministerio de la Mujer en Panamá.
La autora es Directora del Instituto de la Mujer de la Universidad de Panamá.
Pensamiento Social (Pesoc) está conformado por un grupo de profesionales de las ciencias sociales que, a través de sus aportes, buscan impulsar y satisfacer necesidades en el conocimiento de estas disciplinas. Su propósito es presentar a la población temas de análisis sobre los principales problemas que la aquejan, y contribuir con las estrategias de programas de solución.
Este año el mundo está celebrando 50 años de la primera Conferencia de la Mujer organizada por Naciones Unidas en México en 1975 y que dio inicio al “Decenio de las Naciones Unidas para la Mujer” (1976-1985), dedicado a promover la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres a nivel mundial.
Además, estamos conmemorando los 30 años de la IV Conferencia Mundial sobre la Mujer, celebrada en Beijing en 1995, que marcó un importante punto de inflexión para la agenda mundial de igualdad de género. La Declaración y Plataforma de Acción de Beijing, adoptada de forma unánime por 189 países (entre ellos, Panamá), constituye un programa en favor del empoderamiento de la mujer y se convirtió en el documento clave de política mundial sobre igualdad de género.
Estos importantes eventos corresponden a una toma de conciencia internacional sobre los problemas del desarrollo socioeconómico que habían ignorado de manera histórica a la mitad de la población mundial: las Mujeres y las Niñas.
Panamá fue uno de los últimos países de la región en crear el Ministerio de la Mujer
El Ministerio de la Mujer en Panamá se creó mediante la Ley 375 del 8 de marzo de 2023. Esta ley establece al Ministerio como la entidad rectora del Estado en materia de políticas públicas, planes, programas y campañas dirigidas a la prevención, detección, evaluación y erradicación de la discriminación contra las mujeres.
Anteriormente, el Instituto Nacional de la Mujer (INAMU), era la institución encargada de velar por los derechos de las mujeres en Panamá. La creación del Ministerio de la Mujer elevó la temática de género a un nivel institucional más alto dentro del gobierno.
Pero, justo cuando se intenta desarrollar la Política Pública de Igualdad de Oportunidades para las Mujeres (PPIOM 2024-2034 con el apoyo de ONU Mujeres), se plantea la eliminación del Ministerio de la Mujer y que éste pase a ser una Secretaría del Ministerio de Desarrollo Social. Esta decisión va a contrapelo de todos los diagnósticos que plantean la desigualdad de oportunidades como el principal desafío del siglo XXI.
Panamá ha tenido durante años un alto crecimiento del Producto Interno Bruto en la región.
Al mismo tiempo es uno de los países más desiguales del mundo y de América Latina, en particular. Tenemos toda clases de desigualdades: sociales; territoriales; económicas, de género, educativas, y legales. Además, dentro de estas categorías, se pueden encontrar subcategorías como la desigualdad de ingresos, la discriminación étnica, y la falta de acceso a servicios básicos como salud y educación. Incluso, el acceso al agua potable se ha convertido ya en un problema urbano, no solo rural, en un país rico en agua.
En Panamá existen alrededor de 500 ríos y quebradas, que se distribuyen en 52 cuencas hidrográficas. Tenemos dos vertientes principales: la del Pacífico con el 70% y la del Caribe, con el 30%. Sin embargo, se tiene que distribuir agua en carros cisterna y en botellas.
Es una medida resumida del desarrollo humano elaborado por el PNUD, que mide el avance conseguido por un país en tres dimensiones básicas del bienestar: disfrutar de una vida larga y saludable, acceso a educación y nivel de vida digno.
Según este indicador cinco países de América Latina se destacan en el grupo más alto. Ellos son Chile que ocupa el lugar 45 en el mundo, le sigue Argentina (47), Uruguay (48), Panamá (59) y Costa Rica (62). Cuando a este ranking se le calcula el índice afectado por la desigualdad (IDH-D) se pierden varios escaños a nivel mundial: Chile pierde 16 puestos; Argentina 3; Uruguay 10; Panamá 19 y Costa Rica 11 (Informe de Desarrollo Humano 2025).
Se puede observar fácilmente que, de todo el grupo mencionado, Panamá es el que más lugares pierde debido a la desigualdad, descrita anteriormente.
En este contexto es importante señalar, que la mayor pérdida de las posibilidades para el desarrollo humano, en el caso concreto de Panamá, se encuentran cuando se calcula el índice de desigualdad de género.
El Índice de Desigualdad de Género (IDG) es una métrica compuesta de la desigualdad de género que utiliza tres dimensiones: salud reproductiva, empoderamiento y mercado laboral. Muestra la pérdida en el desarrollo humano potencial debido a la desigualdad entre los logros de mujeres y hombres en estas dimensiones. Varía de 0, donde las mujeres y los hombres se desempeñan por igual, a 1, donde un género se desempeña lo peor posible en todas las dimensiones medidas.
La salud reproductiva: evalúa la mortalidad materna y la tasa de natalidad adolescente. El empoderamiento: mide la representación femenina en el parlamento y el nivel educativo de mujeres y hombres mayores de 25 años. El mercado laboral: considera la participación laboral femenina y masculina.
De tal manera que, si analizamos desde esta perspectiva los cinco países de América Latina ya mencionados, el Ranking queda de la siguiente manera: Chile queda en el lugar 33; Argentina en el 70; Uruguay en el 56; Panamá en el 94 y Costa Rica en el 55. Obviamente, Panamá es el país que más pierde por la desigualdad de género. Queda 44 lugares por debajo de nuestra vecina Costa Rica, que mejora su posición inicial en el mundo.
En resumen, el IDG permite comparar la desigualdad de género entre países y dentro de un mismo país. Sirve como herramienta para la formulación de políticas públicas que promuevan la igualdad de género.
Pero nuestras autoridades parecen ignorar estos aportes de las políticas para el desarrollo humano equitativo y sostenible. Desconocen que Panamá tiene una de las tasas más altas de embarazo precoz en la región (57.3 por mil mujeres de 15-19 años), alta mortalidad materna (50 por c/100 mil nacidos vivos), sobre todo en las Comarcas Indígenas, la representación femenina en el parlamento todavía es reducida (22.9%). El alto nivel educativo de las mujeres panameñas se pierde a la hora de ingresar al mercado laboral que prefiere la mano de obra masculina, fundamentalmente, por el estereotipo de que los hombres están disponibles 24/7 para el trabajo, mientras las mujeres deben atender el rol tradicional de cuidadoras.
Es importante señalar que el desconocimiento no exime de responsabilidad en la toma de decisiones en la gestión pública. Sobre todo, en circunstancias que Panamá ha firmado todos los protocolos internacionales que se refieren a los derechos humanos en general, y de las mujeres en particular.
También es necesario dejar constancia que las políticas de igualdad de oportunidades, que promueven el empoderamiento de las mujeres y las niñas, son fundamentales para superar la pobreza y la desigualdad. Las mujeres pobres son las que más hijos tienen, porque no tienen autonomía personal y no controlan sus vidas. Las dimensiones señaladas, son parte de los vacíos que dejará la desaparición del Ministerio de la Mujer en Panamá.
La autora es Directora del Instituto de la Mujer de la Universidad de Panamá.