Domingos de descanso y lecturas

‘La sabiduría es la recompensa’, de Ryan Holiday, un estimulante estudio sobre la vida.
‘Libros de mis vidas’, de Margaret Atwood, analiza las muchas existencias de una autora.
El conmovedor ‘Cuando ellos se van’, de Julia Navarro, está a medio camino de un ensayo y un libro de memorias.
La enriquecedora “Matar a un ruiseñor”, de Harper Lee, ganó el Premio Pulitzer.
  • 21/12/2025 00:00

La sabiduría está en todo lo que experimentamos. Escribir te permite ser muchas personas al mismo tiempo. Esos grandes compañeros de vida que son las mascotas. Un padre que hizo lo correcto cuando la injusticia aparició. Les comparto estas recomendaciones literarias

Hay autores como Ryan Holiday, Massimo Pigliucci, Alain de Botton y Robert Greene que entrelazan la psicología con la filosofía, la sociología y la historia.

Eso explica por qué a Ryan Holiday le apasiona traer al presente las reflexiones de Epicteto, Marco Aurelio y Séneca.

Todo lo anterior queda en evidencia en La sabiduría es la recompensa (Conecta), un pertinente ensayo sobre conceptos como virtud, disciplina, ética, razón, moral y carácter, que los considera estrategias óptimas para moldear la personalidad, cultivar las emociones, ser capaz de cambiar de parecer y aprender de las caídas.

Ryan Holiday plantea que la sabiduría es un proceso que va paso a paso junto al esfuerzo, la sensibilidad, la prudencia, la escucha, la sensatez, la humildad, el equilibrio, la serenidad y el autoconocimiento.

En La sabiduría es la recompensa nos acerca a las disyuntivas de Hércules entre el vicio y la virtud, cómo una educación poco usual transformó a Montaigne y a John Stuart Mill, cómo enfrentarse a las críticas como lo hicieron Marco Aurelio, Gandhi y Martin Luther King y aprender de las experiencias como hicieron Leonardo Da Vinci, Claude Monet y Eric Hoffer.

Ryan Holiday incentiva a que siempre seamos alumnos y que todo es un aprendizaje como bien lo sabían Darwin y Borges.

La vida en un texto

Fue en la Grecia antigua donde surge la biografía como género literario. Son obras firmadas por Isócrates, Jenofonte y Plutarco, quienes relataron los andares de reyes y emperadores.

Mientras que la autobiografía moderna recae en personajes relevantes que escriben en primera persona sobre sus vivencias como San Agustín, Teresa de Ávila o Jean-Jacques Rousseau.

Cuando a Margaret Atwood le propusieron que escribiera sus memorias su respuesta fue un contundente no. La novelista canadiense pensaba que ha tenido una existencia sin trascendencia.

Aunque al leer el significativo Libro de mis vidas (Salamandra) uno descubre que sí ha experimentado hechos que vale la pena compartir con sus lectores.

El Libro de mis vidas está narrado en plural, ya que Atwood usa lo metafórico y lo filosófico para explicarnos que un escritor tiene muchas personas dentro de su mente y que eso lo convierte en alguien que tiene varias identidades.

Da pistas de cuál fue el proceso para encontrar los temas de sus poemas, novelas, ensayos y cuentos; de qué manera fue moldeando a sus mujeres y hombres de ficción (desde Nada se acaba hasta El cuento de la criada) y cómo se le ocurrieron los títulos de Resurgir a Alias Grace.

Libro de mis vidas es sobre los vínculos, recorridos, travesías, contratiempos y felicidades que hacen de nuestra especie un conjunto de seres apasionantes, más allá de si somos escritores.

Amor por nuestras mascotas

Hay quienes adoran a los perros, otros se derriten por los gatos y unos más quedan prendados ante cualquier mascota. Julia Navarro se desvive por los canes.

La autora española, que nos tiene acostumbrados a sesudas novelas sobre guerras e invasiones, ha escrito un libro hermosamente inusual: Cuando ellos se van (Plaza & Janes).

La relación del ser humano con los canes data de unos 40,000 años atrás. Julia Navarro brinda en su obra una introducción arqueológica de esos antiguos encuentros. Luego hace un alegato sobre los derechos de los animales y cómo hay tradiciones que son actos de torturas contra perros, toros, cabras, gallos...

Después Cuando ellos se van resalta el peso que han tenido los perros en el arte. Es cuando nos recuerda cuando lloramos por las vicisitudes de Charlot (Charlie Chaplin) y su perrita Scraps; la amistad entre una niña y Totó en El mago de Oz; cuando suspiramos con el romance en La dama y el vagabundo; sufrimos por los cachorritos en 101 dalmatas y quisimos tener un collie o un pastor alemán después de ver Lassie y Rin Tin Tin.

El aparte más voluminoso es cuando Julia Navarro rememora el costado literario de los perros. Del fiel Argos de Ulises en la Odisea, a las referencias que aparecen en El Quijote de Cervantes; en Colmillo Blanco de Jack London y en El Gatopardo de Giuseppe Tomasi di Lampedusa.

En unas cuantas líneas explica también la pasión por los perros que tuvieron Lord Byron, Elizabeth Barrett, Virginia Woolf, Emily Brontë, Agatha Christie, Pío Baroja, Gertrude Stein, William Faulkner, José Saramago y Paul Auster.

O su presencia en la pintura: de Goya a Jan van Eyck, de Tiziano a Velásquez, de Rembrandt a Norman Rockwell...

Cuando ellos se van es un recordatorio de cuánto amamos a nuestras mascotas, cuánto nos dan compañía, en qué medida nos dan lecciones de convivencia y lo mucho que sentimos darles el último adiós como hizo Julia Navarro con su amado perro Argos y al que está dedicado este libro.

Un homenaje al vulnerable

Es indispensable la lectura de Matar a un ruiseñor tanto por razones literarias, como por motivos sociales, históricas, culturales y éticos.

Esta novela fue publicada en 1960 y su actualidad es indiscutible. Nos recuerda que carece de fundamento discriminar o marginar a otro ser humano por su color de piel o su nivel económico y que no tiene ni pies ni cabeza los prejuicios de ningún tipo.

Esta obra de Harper Lee plantea que tiene todo el sentido del mundo que seamos los defensores de los más vulnerables; que es urgente visibilizar las injusticias y que es necesario ser empáticos a la hora de entender al otro.

Atticus Finch, ese honorable abogado que defiende a un inocente, es el modelo a seguir en cuanto a integridad moral, por tener una mirada sustentada en la empatía, y por ser la evidencia de que deberíamos tener una responsabilidad social aprueba de prejuicios, y oponernos, cuestionar y erradicar la violencia, la pobreza y la corrupción.

Matar a un ruiseñor (Lumen) es una combinación perfecta entre una lección soberbia sobre construir personajes reales y entrañables; elaborar un argumento insondable que nos regala aprendizajes que carecen de caducidad; una estructura narrativa bien edificada que sostiene una trama sin fisuras y cómo un lenguaje sencillo puede ser interesante sin caer en lo llano.

Es un libro que igual atrapa a un joven que a un adulto, que puede estudiarse en la escuela que en un club de lectura o que sea el epicentro de una reunión familiar para reflexionar sobre lo que debe mejorar nuestra sociedad global.

Los libros de esta columna los pueden encontrar en todas las sucursales de la librería El Hombre de la Mancha.