Vida y cultura

¿Cómo somos los panameños?

El Visitante
Tuttiplén, Momo Magallón y Vicky Suescum, Galería Mateo Sariel.
  • 13/07/2025 00:00

Hace unos días la Academia Diplomática y Consular Ernesto Castillero Pimentel de la Cancillería, dirigida por Giancarlo Soler, me invitó a impartir unas materias sobre arte a un grupo de aspirantes a la carrera diplomática, todos graduados universitarios y de distintas generaciones. Exploramos el arte panameño prehispánico y contemporáneo, y como incluirlos en la diplomacia cultural. Visitamos el Museo del Canal Interoceánico, la nueva Sala Satélite del Mac Panamá en Casco Viejo y el Centro Cultural de España, para analizar y diseccionar concienzudamente sus exhibiciones y propuestas curatoriales. Durante esas entusiastas conversaciones sobre el pasado y el presente salía siempre a relucir la misma pregunta: ¿cómo somos los panameños?

El objetivo general del curso, al que también fueron invitados a dar cátedra profesionales de las ciencias sociales, era darles a los postulantes información y referencias sobre la historia, la cultura y las identidades panameñas. Según el antropólogo Carlos Fitzgerald, director de Cooperación Internacional del Ministerio de Relaciones Exteriores que tiene a su cargo la diplomacia cultural, y que diseñó el temario del curso, existe un desconocimiento generalizado sobre nuestra herencia cultual, diversidad y las relaciones interculturales, “podría decirse que los panameños sentimos amor por muestra patria, pero desconocemos nuestras raíces”, nos resume.

¿Somos más que una ruta?

Según Fitzgerald, uno de los temas recurrentes en la discusión de las identidades panameñas “gira en torno a la relación entre la posición geográfica y las sociedades y culturas que conforman nuestro heterogéneo país”. Si bien es cierto que por el istmo pasaron las migraciones para poblar Sudamérica hace 15, 000 años, aquí también se asentaron y desarrollaron culturas diferenciadas y, posteriormente, durante miles de años, el territorio no fue ni paso ni puente para nuevas migraciones. “La evidencia indica que ni los mayas ni los caribes ni los incas llegaron aquí”, explica Fitzgerald. Lo que hay que entender es que la “ruta” y la idea del “transitismo” son factores que aparecen durante la época colonia española y la inserción del istmo en el sistema económico mundial’.

El tema de la identidad panameña a través del transitismo cobra vigencia por la inscripción en París este fin de semana de la ruta colonial transístmica en la Lista del Patrimonio Mundial de la Unesco, un esfuerzo combinado del Ministerio de Cultura y de Relaciones Exteriores. “Ha sido un trabajo de más de tres décadas”, dice el antropólogo, “por lo menos desde el año 2000 cuando participé de una primera reunión de paisajes culturales propiciada por la Unesco, como director de Patrimonio Histórico del entonces Instituto Nacional de Cultura. Allí propusimos que nuestra región interoceánica, esa parte donde está el canal y, previamente, estuvieron las rutas terrestres del ferrocarril y los caminos coloniales fueran inscritas como “paisaje cultural”, una nueva categoría en ese momento que reconocía a las regiones, no solamente a los sitios puntuales o inmuebles, sino a paisajes completos que tuviesen un significado.

Posteriormente, la idea de la ruta colonial transístmica se retomó con la Unesco entre el 2013 y 2014 como “ruta patrimonial” no como paisaje cultural, porque así se vincularían Portobelo y San Lorenzo, las fortificaciones del caribe panameño, inscritas en 1980 en la Lista del Patrimonio Mundial, y los conjuntos de Panamá Viejo y Casco Antiguo. La propuesta consistía en que estos sitios previamente inscritos están conectados históricamente a través de una ruta patrimonial porque nacieron debido a de su conexión terrestre. Por eso, la nueva inscripción reconoce estos caminos, como el Camino de Cruces que incluye el paisaje fluvial del Chagres.

La inscripción de nuestra ruta cultural transístmica en la Lista de Patrimonio Mundial de la Unesco es un triunfo diplomático, un cuadrante importante del mapa de nuestras identidades pero que no le define ni delimita.

El Día Nacional de la Moda Panameña

Hablando sobre nuestras múltiples identidades, el pasado 9 de julio se celebró el día Nacional de la Moda Panameña. Para conmemorarlo el 8 y 9 de julio, Modart, colectivo de diseñadores locales ubicado en Marbella, “el primero de su tipo que le da hogar a 30 marcas panameñas”, realizó un evento llamado “Panamá se viste” junto con la Asociación de Diseñadores de Moda y Afines de Panamá (ADIMAP) para dar a conocer las marcas del colectivo, y al que se invitaron otras marcas independientes, nos explica la diseñadora Mara Dourufour, cocreadora de Modart junto a Thanaci Cho Bulgaris.

“Panamá se viste” hizo una convocatoria a mujeres en posiciones de liderazgo comunitario, social y empresarial para que conocieran la oferta y las propuestas de las marcas locales de los diseñadores de moda (incluyendo “Comarcas Unidas de Panamá” que promueve la diversidad cultural), de accesorios, de zapatos, e inclusive fueron invitados una creadora de exquisitas velas artesanales y un diseñador de bolígrafos hechos con maderas panameñas.

El próximo evento será el conversatorio “Moda sostenible”, el miércoles 16 de julio, con el diseñador brasileño Rodrigo Tussardi, quien estará de visita en Panamá. Este conversatorio es parte el programa cultural, artístico y educativo de la “Sociedad del Café” en alianza con Modart, y con el apoyo del restaurante Saltysisters de Casco Viejo.

“Tuttiplén” de irreverencias

“Tuttiplén. Retratos de una arqueología popular” es el título de la divertidísima e irreverente exhibición de temas populares panameños de Momo Magallón y Vicky Suescum que se presenta actualmente en la Galería Mateo Sariel. La curaduría está a cargo del costarricense Daniel Soto Morúa, que fue comisario del Museo de Arte y Diseño Contemporáneo de Costa Rica (MADC), y a quien entrevistamos.

En la exhibicion ambas artistas hablan sobre lo popular y lo efímero, ¿como lo hace cada una?

Como escribí en el texto curatorial: “Una consume los productos y la otra los ve en la calle”. Creo que cada una tiene su manera de entender el paisaje panameño en el que creció. Vicky trabaja desde la exploración y el análisis del diseño vernáculo y lo traslada a un nivel artístico. También lo hace desde la nostalgia, porque fotografía y reinterpreta rótulos que ya no existen, pues como “ciudad de bien” se van borrando esas cosas que “afean” las calles, pero que, en realidad, son las que las llenan de encanto y particularidad. Además, Vicky reconfigura esas imágenes, las carga y resignifica con mensajes humorísticos, sarcásticos y esotéricos.

Por su parte, Momo nos habla de esa cantidad de objetos que consumimos diariamente, que usualmente pasan desapercibidos pero que ella, con una mirada muy curiosa y voraz, recolecta, resignifica y convierte en escenas llenas de una belleza inesperada. La mezcla que hace de los objetos es muy simpática, porque si ves en detalle, te das cuenta de que tiene cosas que ya no se encuentran fácilmente en las tiendas, cosas de las décadas de los 90 e inicios de los 2,000; o sea, arma esos bodegones con material de archivo.

La curiosidad de pintar esas cosas que pocos ven es lo que da el nombre al subtítulo de la exposición “Retratos de una arqueología popular”, porque si viajáramos en el tiempo unos cientos o miles de años al futuro, lo que ellas retratan es aquello que quizá encuentren los arqueólogos: pinturas en edificios públicos que expresan nuestra cultura popular y objetos de plástico de utilidad efímera. Yo veo sus obras como autorretratos de nuestra sociedad contemporánea.

A pesar de que ambas artistas guardan cierta relación formal en la exhibicion ( el color y el papel ), sus dimensiones y número de obras son muy distintas . ¿ Cómo hiciste para lograr un balance en la exhibición?

Eso siempre es complejo cuando se trata de una exposición en pareja, mucho más que si fuera una colectiva, porque la obra de ambas artistas debe lograr un balance, no en cantidad, sino en contenido y en peso visual. Si vos entrás a la galería, de entrada, ves que las obras de Vicky son más grandes, coloridas y en mayor cantidad que las de Momo, pero si te acercás a las de Momo, encontrás muchos detalles, texturas y elementos pequeños que no tienen las de Vicky. Por el contenido, yo me imaginé la experiencia de la exposición como cuando entrás a un mercado: te cae todo encima, pero si prestás atención, te das cuenta de que dentro de ese caos existe un orden, que todo está dispuesto de una manera (usualmente temática) en que podés encontrar lo que estás buscando y que en cada rincón hay algo, el espacio no se desaprovecha. Mi intención era lograr ese contraste con ambas artistas.

“Tuttiplén”, y sus divertidas e inasibles identidades panameñas y artísticas, se presenta en la Galería Mateo Sariel hasta el 2 de agosto.

Postada: Quiero felicitar a Micultura y a PINTA, la plataforma de arte latinoamericano, por el acuerdo firmado esta semana entre Miky Fabrega y Diego Costa, que confirma el patrocinio estatal de Panama Art Week, la creación conjunta de un ciclo de foros y charlas sobre arte, y la inclusión de artistas panameños en la Feria de Miami, en el marco de Art Basel Miami y el Miami Art Week.

Agradezco a Giancarlo Soler Torrijos, Analissa Borrero, Luis Alberto Martin, Dorys Varela e Yvonne Valdés de la Academia Diplomática, por su apoyo en la redacción de este artículo. Quiero destacar el trabajo de la directora Tere Mans en su última obra “Quema esto” del dramaturgo estadounidense Lanforde Wilson, que se presentó en el Teatro en Circulo, por demostrar que es posible atraer y entusiasmar al público joven de nuestro país a ver teatro contemporáneo.