El botox y las expresiones faciales

Especialistas advierten que el bótox puede influir en la percepción y expresión de las emociones.
  • 27/12/2025 00:00

Más allá de la estética, el bótox podría afectar la forma en que percibimos y expresamos emociones. Estudios advierten que la parálisis facial limita la empatía, la retroalimentación emocional y el reconocimiento de expresiones en la interacción social

El bótox, más allá de su uso estético o terapéutico, puede tener un impacto en la forma en que percibimos y expresamos emociones. Le planteo la siguiente pregunta ¿vernos eternamente jóvenes puede acarrear consecuencias con nuestro entorno?

¿Hablamos de retroalimentación facial? esta sugiere que las expresiones no solo comunican nuestras emociones a los demás, sino que también influyen en nuestra propia experiencia emocional con nuestros pares.

Pero ¿qué es el bótox? El bótox es una toxina botulínica tipo A, producida por la bacteria Clostridium botulinum. Se utiliza tanto en medicina estética para reducir arrugas como también en tratamientos médicos para diversas condiciones musculares y neurológicas. Actúa bloqueando temporalmente las señales nerviosas que causan las contracciones musculares.

¡Si! indudablemente tiene sus beneficios para la estética pues reduce o frena las líneas de expresión en la cara o, en temas de neurología, ayuda a tratar condiciones como espasmos musculares, blefaroespasmo (parpadeo incontrolable), estrabismo (desviación de los ojos), migraña crónica y distonía cervical (contracciones musculares severas en el cuello y los hombros).

También nuevas investigaciones indican que proporciona un alivio significativo en los síntomas de depresión pues, pacientes que reciben inyecciones de bótox en áreas que habitualmente se activan cuando hay tensión o tristeza, a menudo, reportan mejoras en su estado de ánimo al no poder moverlas. También, responsablemente, debo destacar que el bótox está siendo cada vez más explorado con mucho cuidado para frenar ciertas condiciones neurológicas que impiden una vida efectiva.

Todo suena interesante ¡sin duda! pero ¿recuerda el concepto de retroalimentación facial que le hablé en el párrafo de arriba?, ¿ha escuchado de las neuronas espejo? múltiples investigadores de la Universidad de California advierten que el uso del bótox también limita en las personas que se lo aplican la capacidad de entender las expresiones faciales ajenas y, revelan importantes cambios en las regiones del cerebro ligadas a las emociones.

El bótox, al paralizar los músculos en una gran mayoría de los casos según la dosis aplicada, impide que un individuo replique las emociones de los rostros que observa, lo que socialmente hace percibir a dicho individuo como un ser apático por parte del receptor y, si vamos más lejos, muchos especialistas en análisis conductual para perfilación criminal, expertos en detección de mentiras y micro expresiones faciales, de pasar por alto el preguntar directamente a una persona de interés si usa bótox o no, podrían catalogarlo como sospechoso primario o peor aún, como un psicópata.

Una de las partes que más nos ha hecho avanzar como humanidad es, justamente, la empatía y es que, según las últimas investigaciones de la universidad de Oxford, esa parálisis muscular que consigue provocar la toxina botulínica no solo borra las arrugas, sino que también anula en gran medida la expresividad de casi todas las emociones, en especial la de la tristeza, sorpresa, miedo, felicidad e ira y ello, puede presentar un efecto social contraproducente.

¿Qué ocurriría si prescindiéramos de toda la comunicación no verbal que el rostro nos brinda?, ¿recuerda los tiempos de las mascarillas?, ¿cuánta información nos faltaba al no ver el rostro entero? Pues bien, esa es la línea que han seguido los científicos estadounidenses para ver cómo afecta esa “juventud eterna” a lo que se conoce como retroalimentación facial.

A estas alturas del artículo usted dirá: Un pequeño sacrificio por verme espectacular, ok, sin embargo, esas frentes incapaces de contraerse, ojos que no provocan arruga alguna al entornarse o, bocas que sistemáticamente sonríen cuando hablan, contribuyen en gran medida a crear confusión verbo corporal en la comunicación con otros. Pero ahora, otro estudio va un paso más allá.

La investigación de la Universidad de Irvine se centró en medir la actividad cerebral en diez mujeres y hombres de entre 33 y 40 años a quienes se les había inyectado la toxina botulínica para inducir parálisis temporal del músculo responsable de fruncir el ceño, más conocido como músculo glabelar; la conclusión alarmante a la que llegaron los expertos es que, las inyecciones, habían provocado cambios en la actividad de la amígdala, una región cerebral clave para reconocer e interpretar las emociones y, el hecho más contundente fue que se disminuía en gran medida la habilidad de reconocer las emociones.

Así como muchas chicas a sus quince años o, al llegar a los dieciochos, solicitan una operación de nariz o senos como regalo, hoy, algunas solicitan un tratamiento de bótox ¿por?, ¿Le suena la presión social, vanidad o narcisismo? El uso de redes sociales, la necesidad de lucir con cierto semblante, la posibilidad de usar filtros y, la aparición de aplicaciones que permiten cambiar las formas del rostro ha contribuido a generar nuevas necesidades o patologías y problemas de salud mental en los pacientes jóvenes como también en los de edades avanzadas.

A medida que avanzan las investigaciones con este químico, resulta crucial equilibrar los beneficios potenciales del bótox (que si los tiene) con el aspecto socio-emocional. Sin duda, comprender esta relación, puede abrir nuevas avenidas en la terapia emocional y estética, pero, debe hacerse con responsabilidad por las implicaciones y consecuencias de su uso.

¿Es bueno o malo? Se lo dejo a su criterio... lo que sí es claro, es que si hay una relación directa entre el bótox y las emociones. También es claro que, ya han pasado casos incómodos en aeropuertos (que usan lectores faciales) como con ciertos aparatos digitales relacionados a la seguridad que no pueden distinguir líneas propias de cada rostro o expresiones muy puntuales que indican si un individuo es un peligro o, simplemente, luce espectacularmente joven y atractivo(a).