El ecosistema científico de Panamá se fortalece con el Crivb AIP
- 19/09/2025 00:00
En los primeros seis meses del centro, los investigadores tendrán la tarea de establecer las líneas base y definir las prioridades de investigación
El edificio 175, de dos plantas y con área de almacenamiento y plataformas de carga, se terminó de construir en 1941 en la antigua Zona del Canal. Su propósito original fue comercial, los suministros llegaban a este edificio del Fuerte Clayton a través de un ramal del Ferrocarril de Panamá. A lo largo de su historia fue modificado y también utilizado para la capacitación de personal.
Tras la reversión a Panamá, el inmueble fue renumerado como edificio 219 y pasó a formar parte de la Ciudad del Saber. Entre 2002 y 2018 albergó la sede del Instituto de Investigaciones Científicas y Servicios de Alta Tecnología (Indicasat).
Hoy, el edificio 219 renace como símbolo de soberanía territorial, científica y de seguridad sanitaria. Aquí se asientan las bases del Centro Regional de Innovación en Vacunas y Biofármacos (Crivb AIP), cuyo objetivo es dotar a Panamá de la capacidad para producir sus propias vacunas, anticuerpos monoclonales y biofármacos.
Tanto el Indicasat AIP como el Crivb AIP han sido impulsados por la Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (Senacyt) para robustecer el ecosistema nacional de investigación.
“Recibir un edificio que se construyó hace más de 80 años para ser utilizado como un comisariato y transformarlo ahora en un laboratorio moderno con una tarea tan importante, es todo un reto y un orgullo. Entramos y limpiamos todo, quedando con un cascarón y una estructura como un lienzo en blanco”, comentó la ingeniera Sol Lowinger, administradora de proyectos de la Oficina para el Desarrollo de Ciencia y Tecnología de la Senacyt.
“Dotamos al edificio de refuerzos estructurales y un elevador, así como de una fachada que hoy es su mayor distintivo. Construimos paredes y cambiamos ventanas. Instalamos un moderno y complejo sistema de ventilación y extracción manejado por sistemas computarizados. Adquirimos mobiliario de laboratorio que realza las instalaciones. Fue un reto con todas altas y bajas, complicaciones y riesgos, pero lo estudiamos, lo adaptamos y lo llevamos a cabo para cumplir con la tarea. Ese resultado es lo que podemos disfrutar hoy”, añadió la ingeniera.
En el nuevo siglo, el mundo ha enfrentado amenazas de salud: la pandemia de influenza H1N1, los brotes de coronavirus en 2002 y 2012, la epidemia de ébola en 2014, y más recientemente, la pandemia de Covid-19. Cada uno de estos eventos reafirmó la importancia de la preparación y respuesta frente a emergencias sanitarias. En este contexto se concretó la creación del Crivb AIP.
El centro abarca un área de 1,424 m2. Cuenta con un laboratorio húmedo central de investigación donde se realizan todos los experimentos prácticos; un laboratorio de bioinformática; un cuarto de cultivo con condiciones ambientales controladas que se usan para el crecimiento de células y microorganismos; un área de secuenciación; un citómetro de flujo celular de última generación; plataformas para kits de diagnóstico rápido; y plataformas para la producción de vacunas de proteínas recombinantes, ARNm y de otros biofármacos.
Los biofármacos —también llamados medicamentos biológicos— son productos farmacéuticos cuyo principio activo se obtiene a partir de organismos vivos, como células humanas, animales, vegetales, hongos o microbios, o mediante procesos biotecnológicos avanzados. A diferencia de los fármacos tradicionales, que se sintetizan químicamente, los biofármacos suelen ser moléculas grandes y complejas como proteínas, anticuerpos y hormonas. Entre ellos se encuentran los anticuerpos monoclonales utilizados para contrarrestar enfermedades autoinmunes y cáncer; las hormonas recombinantes, como la insulina humana y la eritropoyetina, empleadas para tratar la diabetes y la anemia, respectivamente; y las terapias génicas, diseñadas para atender enfermedades raras y oncológicas.
Las alianzas nacionales e internacionales serán determinantes para el crecimiento del Crivb AIP. Hasta la fecha, se ha firmado un Memorando de Entendimiento (MdE) con el Instituto Internacional de Vacunas (IVI) y el Baylor College of Medicine de Texas. El pasado 12 de septiembre, durante la inauguración del centro, se firmó otro MdE con la Fundación Oswaldo Cruz (Fiocruz), a través del Instituto de Tecnología en Inmunobiológicos (Bio-Manguinhos) de Brasil. Además, la Embajada de la República de Corea del Sur, le donó al Crivb un secuenciador de ADN Illumina MiSeq.
La generación y transferencia del conocimiento, junto con la capacidad de investigar, desarrollar y fabricar biofármacos y vacunas, requieren no solo de presupuestos, alianzas y equipos, sino también de recurso humano altamente especializado.
EL Crivb AIP cuenta con tres investigadores con amplia experiencia. Su primera tarea durante los seis meses iniciales será establecer las líneas base y definir las prioridades de investigación. Estos pasos serán fundamentales para orientar el desarrollo de productos destinados a la población, como biofármacos, vacunas y kits diagnósticos.
Zuleima Caballero E. es microbióloga especializada en parasitología y biología molecular. Obtuvo su doctorado en el Instituto de Ciencias Biomédicas de la Universidad de São Paulo Brasil, y trabajó como investigadora en el Indicasat. Sus proyectos han abordado aspectos epidemiológicos y genéticos del parásito Toxoplasma gondii (T. gondii). Realizó una estancia en la Universidad de Stanford en California, con una Convocatoria Pública de Movilidad de Investigación 2022 de la Senacyt.
La Dra. Caballero explica que la visión del instituto, a corto plazo, es consolidar las capacidades para el desarrollo de plataformas. “Queremos comenzar con el tema de biofármacos y kits comerciales para tener una producción en el corto plazo. Al mismo tiempo, esperamos comenzar en el desarrollo de una vacuna en el área veterinaria y cuando tengamos la experiencia necesaria, escalar a una vacuna humana, que implica un proceso mucho más largo”, señaló.
Leyda Ábrego es bióloga, microbióloga graduada de la Universidad de Panamá, con una maestría en Enfermedades Tropicales de la Universidad Nacional de Costa Rica y un doctorado en Ciencias Biológicas de la Universidad de la República en Montevideo, Uruguay. Durante su doctorado, trabajó con dos importantes virus respiratorios involucrados en casos de neumonías y bronquiolitis, principalmente en población de edades vulnerables como niños menores de cinco años y adultos mayores, trabajo realizado en el Departamento de Investigación en Virología y Biotecnología del Instituto Conmemorativo Gorgas de Estudios de la Salud (Icges).
En los últimos 14 años se ha dedicado a la caracterizar y analizar filogenéticamente distintos virus, y actualmente está finalizando un proyecto financiado por la Senacyt sobre el análisis del genoma completo del virus sincitial respiratorio (VSRh) y Metapneumovirus humano (MPVh). Este trabajo adquiere especial importancia porque, a nivel mundial, se promueve una nueva clasificación de estos virus basada en la secuencia de su genoma completo. “Recientemente hemos sometido un artículo científico con el análisis genómico de más de 1300 genomas completos del virus sincitial respiratorio, destacando la importancia de esta investigación a nivel internacional”, puntualizó.
“Reflexionaba sobre cómo podía contribuir más allá de la caracterización genómica, considerando la respuesta investigación inmunológica para comprender la severidad del virus sincitial respiratorio, que afecta con mayor fuerza a niños pequeños y adultos mayores. Y se me presenta esta enorme oportunidad desde el Crivb AIP; es un desafío redirigir una nueva línea de investigación y aportar de manera más significativa, pero me siento contenta de poder contribuir en la salud, no solo de mi país, sino, con los países de América Central y el Caribe”, comentó la Dra. Ábrego.
Ella explica que adicional a las vacunas existentes recientemente contra el VSR, otra estrategia contra este virus es el uso de anticuerpos monoclonales: proteínas que imitan a los anticuerpos naturales del sistema inmunológico y bloquean al virus, impidiendo que infecte las células.
Jean-Paul Carrera también proviene del Icges. Es biólogo, tiene una maestría en Ciencias en Investigación Epidemiológica y un doctorado en Epidemiología de Enfermedades Infecciosas y Evolución Viral de la Universidad de Oxford. Su carrera se ha centrado en estudiar la dinámica de los virus desde distintos ángulos: ecología, epidemiología y modelación matemática. En Panamá, lideró la encuesta nacional de seroprevalencia de Covid-19 durante el confinamiento.
En el Crivb, su trabajo está orientado al concepto One Health, que integra la salud humana, animal y ambiental para crear sistemas de alerta temprana. En la provincia de Darién, junto con su equipo, impulsa un observatorio comunitario que busca detectar de forma oportuna la aparición de virus, patógenos y otros microorganismos que puedan representar un riesgo para la salud del país.
“Un punto importante es que el Crivb debe identificar en la zona fronteriza cuáles podrían ser las amenazas a la salud y hacia dónde tendremos que adaptar nuestras plataformas. El reto es que este trabajo no solo acompañe la vigilancia que ya realizan el Ministerio de Salud y el Ministerio de Desarrollo Agropecuario sobre enfermedades humanas y animales, sino que la complemente desde la comunidad, anticipándose a lo que viene y ajustando las líneas de investigación a las nuevas amenazas”, señaló.
Para el investigador, este enfoque también ayudará a definir las prioridades en el desarrollo de biofármacos y vacunas. “Con el Crivb AIP, el ecosistema científico de Panamá se fortalece, aumenta la capacidad de su talento humano y surgen nuevas oportunidades para los científicos que regresan después de formarse en el extranjero”, destacó el Dr. Jean-Paul Carrera.