Vida y cultura

El legado de Ricardo Miró

Ricardo Miró en la Caja de Letras fue una iniciativa de Centroamérica Cuenta, el Instituto Cervantes y el Ministerio de Cultura. Cedida
El acto estará presidido por el novelista istmeño Juan David Morgan, y Héctor Infante, embajador de Panamá en España. Cedida
Este legado fue posible gracias al apoyo de Mario Lewis, custodio de las obras del bardo panameño. Cedida
  • 14/09/2025 00:00

Por primera vez, un autor panameño ingresará a la Caja de Letras del Instituto Cervantes. Libros y documentos del poeta Ricardo Miró reposarán en esta bóveda del tiempo a partir del 22 de septiembre

El panameño Ricardo Miró (1883-1940) es una figura primordial dentro de la herencia lírica de Centroamérica, tanto por el depurado nivel estético de sus versos como el peso simbólico que tiene su poesía en el despertar de la conciencia histórica y la identidad geográfica de la región.

Una parte del legado de este poeta modernista perdurará en el porvenir iberoamericano cuando este mes ingrese a la Caja de Letras del Instituto Cervantes.

El listado del material que donará Mario Lewis, custodio de las obras de Ricardo Miró, son: un ejemplar de la revista Nuevos Ritos (1907), otros de Versos patrióticos y recitaciones escolares (1925) y Caminos silenciosos (1929), así como una fotografía del bardo de 1935, más el libro Estudio y presentación de los cuentos de Ricardo Miró (1927), de Mario Augusto Rodríguez, así como documentos relacionados con homenajes hechos al poeta en 1937 por el Instituto Pedagógico y otro en 1983 por la Academia Panameña de la Lengua.

Este escritor y diplomático será nuestro primer autor presente en esa cápsula del tiempo como una iniciativa del Instituto Cervantes, el Ministerio de Cultura y Centroamérica Cuenta, festival literario que ocurrió en nuestro país en el 2024 y que volverá al istmo en mayo de 2026.

El acto ocurrirá en el marco de la versión madrileña de Centroamérica Cuenta, del 22 al 26 de septiembre. Será en la sede del Instituto Cervantes de la calle Alcalá el lunes 22, al mediodía hora de España. El novelista istmeño Juan David Morgan brindará una semblanza de Miró y Héctor Infante, embajador de Panamá en España, fungirá como testigo del legado.

Ese mismo día acompañarán a Ricardo Miró otros dos escritores que también tendrán asegurado su futuro mundial desde el regazo de la Caja de Letras: el poeta costarricense Carlos Luis Fallas (1909-1966), será la primera vez que lo hará una figura del vecino país, y el novelista puertorriqueño Luis Rafael Sánchez (1936).

De acuerdo a Maruja Herrera, Ministra de Cultura, que Miró ingrese a la Caja de Letras “representa un profundo honor” porque es “un espacio simbólico reservado exclusivamente para las grandes figuras de la cultura en lengua española. Este reconocimiento enaltece su legado literario y pondera el lugar de la poesía panameña en el ámbito cultural iberoamericano”.

Bisagra

“La presencia de Ricardo Miró en la Caja de Letras no solo confirma su enorme calidad literaria y su legado para Centroamérica y el Caribe, sino que también viene a integrar a Panamá, este territorio que a veces es considerado centroamericano, a veces solo caribeño, pero que es la bisagra que nos une en lo cultural, social e histórico. El legado de Miró, modernista, al igual que Rubén Darío (Nicaragua), es la pieza del rompecabezas que faltaba”, resalta Claudia Neira Bermúdez, directora de Centroamérica Cuenta desde 2015.

“Queremos agradecerle a su familia por permitirnos tener algo tan íntimo y que forme parte de la Caja de Letras junto a ganadores del Nobel, músicos, cineastas, pensadores e historiadores de Hispanoamérica. Lo que vienen a evidenciar y a fortalecer el peso de la palabra desde sus diferentes expresiones”, añade Neira Bermúdez.

Resonancia

Para Guzmán Palacios Fernández, embajador de España en Panamá, este reconocimiento a Ricardo Miró “coadyuvará a realzar la trayectoria literaria del principal poeta y escritor istmeño, fungiendo no sólo como caja de resonancia entre el público especializado, sino dando a conocer buena parte de su obra al público en general. Supone corregir una ‘anomalía’ literaria. Panamá era uno de los pocos países iberoamericanos que no tenía presencia en la Caja de las Letras”.

Este acontecimiento fortalece las relaciones bilaterales entre España y Panamá, en opinión de Palacios Fernández. “La diplomacia cultural constituye una parte sustantiva de nuestra acción exterior en su triple vertiente: promoción, colaboración y cooperación con un enfoque eminentemente social, tendiendo puentes de plata en lugar de elevar muros de hormigón entre nuestras respectivas sociedades. El reconocimiento de la obra de Ricardo Miró por parte del Instituto Cervantes es un fiel reflejo de esa labor silenciosa a favor de la paz y la amistad entre las naciones”.

Novedad

Ela Urriola, poeta, cuentista y profesora panameña, comparte que la generación poética a la que pertenece Ricardo Miró “se convierte en un punto de partida en el ejercicio de identificar nuestras voces. La transición de nuestros poetas hacia el modernismo, donde el contexto y la novedad política requieren una mirada distinta, pero, sobre todo, poesía, no hace fácil la comprensión estética de ese período, como lo expresara la pluma crítica de Rodrigo Miró en su obra La literatura panameña”.

Urriola, quien es doctora en Filosofía Sistemática y miembro correspondiente de la Academia Panameña de la Lengua, señala que “al acercarnos a la ponderación poética en los fundamentos de la vida republicana, bajo la dirección del bardo Miró encontramos la publicación Nuevos ritos, serie de sucesos que moldearán la percepción de la literatura panameña allende las fronteras. Hispanoamérica vivía un momento de brillo en el quehacer poético y, con las correspondientes distancias y diferencias, la poesía panameña va gestando un lugar adherido a la evocación patriótica, sin embargo, Ricardo Miró añade una visión personal al quehacer poético a pesar de las disquisiciones en torno a su obra”.

Renovación

Nimia Herrera Guillén, doctora en Humanidades y Ciencias Sociales con énfasis en Literatura Hispanoamericana, nos recuerda que el movimiento literario modernista “se caracterizó por su esteticismo influido por el parnasianismo y el simbolismo francés. La musicalidad, el cosmopolitismo, el amor, el intimismo, la mirada hacia la naturaleza, la renovación métrica, el lenguaje culto y refinado, la belleza de los cisnes, ese exotismo que deslumbra, a través de las imágenes que proyecta. Estos elementos lo encontramos en Ricardo Miró, quien es uno de los representantes de este periodo, a pesar de que ya estaba en sus últimos momentos”.

Para la profesora Nimia Herrera, miembro de la Academia Panameña de la Lengua, “la presencia del romanticismo, del intimismo becqueriano, así como la esencia del modernismo se palpan en la obra de Ricardo Miró, tanto en la lírica como en prosa, traspasa fronteras y se siente en Hispanoamérica”.

Patria

Ricardo Miró es el responsable de obras como Preludios (1908), En la alta noche (1910) y La Leyenda del Pacífico (1919), entre otros.

Aunque hay una poesía suya que está presente en el imaginario de muchas generaciones: Patria (1909). Como muchos niños, Rosabel Miró, nieta del poeta inmortal, la aprendió de memoria en el colegio.

Rosabel Miró agrega que con el paso de los años valoró su significado. “Patria es una de las demostraciones más profundas de amor patrio, del recuerdo de lo lejano que no se puede ni se debe olvidar, ya sea por su belleza o por los sentimientos que inspira. También conocimos más de cerca su trabajo literario y comprendimos su fuerte conexión con la naturaleza, el sol, el cielo, la luna, las estrellas y las aves. Éstas últimas encontraron en sus poesías una buena tarima para hacerse visibles: garzas, guacamayas, ruiseñores, palomas y otras más fueron algunas de sus musas”.