El papel silencioso: ser un espectador consciente en las competencias de tu hijo
- 10/09/2025 00:00
Abordamos el verdadero significado del acompañamiento de los padres en el deporte infantil y juvenil. Parte desmitificando la idea de que los gritos desde la tribuna son sinónimo de apoyo, para luego explicar qué sí representa una presencia positiva durante la competencia. También reflexiona sobre la importancia de sostener a los hijos en los momentos de derrota y celebrar con equilibrio en las victorias Tu hijo está en la cancha o en la pista y tú lo estás viendo desde la tribuna. Quieres gritar, darle instrucciones para que lo haga mejor, para que gane, para que lo dé todo. ¿Realmente lo estás ayudando cuando haces esto desde la gradería? Hay una diferencia entre “querer ayudar” y “ayudar de verdad” en el deporte infantil. El ser un espectador consciente en las competencias de tu hijo puede ser un mejor apoyo, y aunque es un papel silencioso, es mucho más efectivo.
El mito del grito: por qué los alaridos no son apoyo Tú quieres que tu hijo te vea, sepa que estás ahí, y lo que hace la mayoría de los padres es gritar desde la tribuna, y no es lo mismo gritar que animar. Los cantos, los aplausos, lo vítores, son una manera de mostrar que estás pendiente del partido, pero cuando lo que gritas son instrucciones, recriminaciones, insultos, esto tiene un impacto negativo en el jugador.
Cuando tus gritos no son positivos y de confianza, lo que ocurre es que:
- Distrae al niño
- Lo confunde
- Puede desatender las indicaciones del entrenador
- Le genera ansiedad
- Piensa que no confías en él
Apoyar es transmitir calma, no caos. Si lo que haces desde la gradería le genera estrés, tienes que cambiar de estrategia.
Qué sí es ‘apoyar’ El que vayas a los partidos y estés presente viendo el juego es el apoyo más claro. La presencia física es un acto de amor; mostrar interés genuino sin interferir.
Gestos que puedes hacer y son apoyo:
- Hacer contacto visual seguro.
- Una sonrisa o un pulgar arriba.
- Un “no importa, la próxima jugada saldrá mejor”.
Santiago, futbolista, dice: “El apoyo es que los padres de uno estén ahí presentes mientras estamos jugando, mas no que estén gritando cosas como “chuta’’, sino que sean palabras de apoyo como “no pasa nada, en la siguiente sale’’ o que no digan nada.
Otra manera de apoyar es respetando el rol del entrenador. Si lo contradices, el niño tiende a obedecer al padre y se crea un conflicto. Esto puede desencadenar en que el entrenador no lo ponga a jugar.
Si escogiste ese club, confía. Si no te gusta algo, háblalo con el entrenador sin la presencia del niño, para evitar confusión o que pierda el respeto del entrenador. El entrenador es para el deportista clave; escuchar a sus padres hablar mal de él/ella le duele y cuando esté más grande puede crear una mala dinámica.
El arte de acompañar en la derrota ¿Qué hacer cuando tu hijo tiene una derrota?
Cada niño tiene necesidades específicas; algunos querrán pensar en otra cosa, otros necesitarán llorar, otros estar en silencio. La clave es: no acosar. Evita el interrogatorio pospartido.
Apoyar también es estar en silencio al lado de tu hijo cuando las cosas no salen bien. Pregúntale qué espera de ti, qué necesita, y escucha.
Una vez haya pasado la emoción, puedes preguntarle si quiere hablar de lo que pasó y orientarlo para que él mismo vea sus oportunidades de mejora. Si le dices: “te falto X, no hiciste X”, el niño se bloquea, se pone a la defensiva. Después de escuchar, aprovecha para darle ideas, así el niño estará más abierto a escuchar tus recomendaciones.
Andrés, futbolista, cuenta: “Después de perder un partido, me gusta analizarme a ver qué hice, pero no me gusta hablar sobre el partido inmediatamente o recibir comentarios sobre mi rendimiento, porque siento que es algo que yo mismo tengo que averiguar. Yo me amargo, estoy pensando qué es lo que hice mal, qué es lo que pude haber hecho mejor para conseguir un resultado diferente”.
Si te preguntas ¿cómo levantar el ánimo a un deportista después de una derrota? A lo mejor no es posible hacerlo justo después del partido. La persona está procesando la pérdida, no hay necesidad de levantarle el ánimo inmediatamente. La tristeza, la frustración y la rabia también son emociones válidas que nos permiten hacer los cambios necesarios.
En la victoria: celebra sin crear ídolos frágiles ¿Qué es lo mejor cuando tiene un triunfo?
Evita el pedestal. Una cosa es motivar a tu hijo y otro ponerlo en un lugar demasiado alto. Es importante que aprenda humildad, porque un día está arriba; otro está abajo. Algunos chicos piensan: “si soy tan bueno, no necesito entrenar”. Pero aunque funcione al principio, la constancia es lo que se necesita a largo plazo.
Angélica, patinadora, recuerda: “Todo el mundo me decía que era buenísima y empecé a creérmelo y no iba a entrenar. Hasta que mi soberbia me pasó factura. Al principio seguía siendo igual de buena aunque no entrenara como antes, pero con el tiempo me fui quedando atrás y dejé de ganar.”
Hoy ganó, mañana puede ser distinto, lo constante es su dedicación. No quieres que desarrolle miedo al fracaso o desconexión del trabajo diario, así que la clave es celebrar el esfuerzo, no solo el resultado.
Conocer a tu hijo: la clave del apoyo real Si no conoces a tu hijo, va a ser más difícil apoyarlo como necesita. No presumas que sabes qué quiere; pregúntale. La pregunta fundamental es: ¿Qué necesitas de mí hoy? Hazla antes y después del partido.
Otra clave es entender qué quiere tu hijo con respecto a su carrera deportiva. Su entrenamiento debe alinearse con sus metas, no las tuyas. Ajusta su entorno deportivo para obtener lo que el deportista está buscando.
¿Necesita una academia de alto rendimiento o un espacio lúdico para hacer deporte? Si quiere ser profesional debe estar en una academia de alto rendimiento, tener exposición a scouts. Si el niño lo que quiere es divertirse, entonces necesita otro tipo de academias.
Sé honesto contigo mismo y respeta lo que está buscando. Una cosa es darle posibilidades, y otra cosa es empujar más allá de lo que quiere. Si empujas demasiado, los resultados pueden ser nefastos: lesiones temporales o totales.
Lo que nunca debe faltar: tu rol invisible - Enséñale a escuchar su cuerpo, que sepa cuándo es necesario que pare y se recupere.
- Confía en sus decisiones
- Vive su pasión con él/ella
Es importante que el padre/madre haga todo para conectar con la pasión del hijo. Si va a estar presente en las competencias, que se sienta cómodo y que el deportista sienta que está ahí pensando que va a ganar. La competencia no es el lugar para dudar de tu hijo, estás ahí para apoyarlo y confiar.
Tu silencio consciente le enseña más que mil gritos: le dice que crees en él, que respetas su proceso y que tu amor no lleva condiciones.
En la próxima competencia, pregúntate: ¿Mi presencia suma paz o ruido?
Tu hijo está en la cancha o en la pista y tú lo estás viendo desde la tribuna. Quieres gritar, darle instrucciones para que lo haga mejor, para que gane, para que lo dé todo. ¿Realmente lo estás ayudando cuando haces esto desde la gradería? Hay una diferencia entre “querer ayudar” y “ayudar de verdad” en el deporte infantil. El ser un espectador consciente en las competencias de tu hijo puede ser un mejor apoyo, y aunque es un papel silencioso, es mucho más efectivo.
Tú quieres que tu hijo te vea, sepa que estás ahí, y lo que hace la mayoría de los padres es gritar desde la tribuna, y no es lo mismo gritar que animar. Los cantos, los aplausos, lo vítores, son una manera de mostrar que estás pendiente del partido, pero cuando lo que gritas son instrucciones, recriminaciones, insultos, esto tiene un impacto negativo en el jugador.
Cuando tus gritos no son positivos y de confianza, lo que ocurre es que:
- Distrae al niño
- Lo confunde
- Puede desatender las indicaciones del entrenador
- Le genera ansiedad
- Piensa que no confías en él
Apoyar es transmitir calma, no caos. Si lo que haces desde la gradería le genera estrés, tienes que cambiar de estrategia.
El que vayas a los partidos y estés presente viendo el juego es el apoyo más claro. La presencia física es un acto de amor; mostrar interés genuino sin interferir.
Gestos que puedes hacer y son apoyo:
- Hacer contacto visual seguro.
- Una sonrisa o un pulgar arriba.
- Un “no importa, la próxima jugada saldrá mejor”.
Santiago, futbolista, dice: “El apoyo es que los padres de uno estén ahí presentes mientras estamos jugando, mas no que estén gritando cosas como “chuta’’, sino que sean palabras de apoyo como “no pasa nada, en la siguiente sale’’ o que no digan nada.
Otra manera de apoyar es respetando el rol del entrenador. Si lo contradices, el niño tiende a obedecer al padre y se crea un conflicto. Esto puede desencadenar en que el entrenador no lo ponga a jugar.
Si escogiste ese club, confía. Si no te gusta algo, háblalo con el entrenador sin la presencia del niño, para evitar confusión o que pierda el respeto del entrenador. El entrenador es para el deportista clave; escuchar a sus padres hablar mal de él/ella le duele y cuando esté más grande puede crear una mala dinámica.
¿Qué hacer cuando tu hijo tiene una derrota?
Cada niño tiene necesidades específicas; algunos querrán pensar en otra cosa, otros necesitarán llorar, otros estar en silencio. La clave es: no acosar. Evita el interrogatorio pospartido.
Apoyar también es estar en silencio al lado de tu hijo cuando las cosas no salen bien. Pregúntale qué espera de ti, qué necesita, y escucha.
Una vez haya pasado la emoción, puedes preguntarle si quiere hablar de lo que pasó y orientarlo para que él mismo vea sus oportunidades de mejora. Si le dices: “te falto X, no hiciste X”, el niño se bloquea, se pone a la defensiva. Después de escuchar, aprovecha para darle ideas, así el niño estará más abierto a escuchar tus recomendaciones.
Andrés, futbolista, cuenta: “Después de perder un partido, me gusta analizarme a ver qué hice, pero no me gusta hablar sobre el partido inmediatamente o recibir comentarios sobre mi rendimiento, porque siento que es algo que yo mismo tengo que averiguar. Yo me amargo, estoy pensando qué es lo que hice mal, qué es lo que pude haber hecho mejor para conseguir un resultado diferente”.
Si te preguntas ¿cómo levantar el ánimo a un deportista después de una derrota? A lo mejor no es posible hacerlo justo después del partido. La persona está procesando la pérdida, no hay necesidad de levantarle el ánimo inmediatamente. La tristeza, la frustración y la rabia también son emociones válidas que nos permiten hacer los cambios necesarios.
¿Qué es lo mejor cuando tiene un triunfo?
Evita el pedestal. Una cosa es motivar a tu hijo y otro ponerlo en un lugar demasiado alto. Es importante que aprenda humildad, porque un día está arriba; otro está abajo. Algunos chicos piensan: “si soy tan bueno, no necesito entrenar”. Pero aunque funcione al principio, la constancia es lo que se necesita a largo plazo.
Angélica, patinadora, recuerda: “Todo el mundo me decía que era buenísima y empecé a creérmelo y no iba a entrenar. Hasta que mi soberbia me pasó factura. Al principio seguía siendo igual de buena aunque no entrenara como antes, pero con el tiempo me fui quedando atrás y dejé de ganar.”
Hoy ganó, mañana puede ser distinto, lo constante es su dedicación. No quieres que desarrolle miedo al fracaso o desconexión del trabajo diario, así que la clave es celebrar el esfuerzo, no solo el resultado.
Si no conoces a tu hijo, va a ser más difícil apoyarlo como necesita. No presumas que sabes qué quiere; pregúntale. La pregunta fundamental es: ¿Qué necesitas de mí hoy? Hazla antes y después del partido.
Otra clave es entender qué quiere tu hijo con respecto a su carrera deportiva. Su entrenamiento debe alinearse con sus metas, no las tuyas. Ajusta su entorno deportivo para obtener lo que el deportista está buscando.
¿Necesita una academia de alto rendimiento o un espacio lúdico para hacer deporte? Si quiere ser profesional debe estar en una academia de alto rendimiento, tener exposición a scouts. Si el niño lo que quiere es divertirse, entonces necesita otro tipo de academias.
Sé honesto contigo mismo y respeta lo que está buscando. Una cosa es darle posibilidades, y otra cosa es empujar más allá de lo que quiere. Si empujas demasiado, los resultados pueden ser nefastos: lesiones temporales o totales.
- Enséñale a escuchar su cuerpo, que sepa cuándo es necesario que pare y se recupere.
- Confía en sus decisiones
- Vive su pasión con él/ella
Es importante que el padre/madre haga todo para conectar con la pasión del hijo. Si va a estar presente en las competencias, que se sienta cómodo y que el deportista sienta que está ahí pensando que va a ganar. La competencia no es el lugar para dudar de tu hijo, estás ahí para apoyarlo y confiar.
Tu silencio consciente le enseña más que mil gritos: le dice que crees en él, que respetas su proceso y que tu amor no lleva condiciones.
En la próxima competencia, pregúntate: ¿Mi presencia suma paz o ruido?