Las primeras contiendas electorales en Panamá (IV)
- 07/06/2025 00:00
De cara a las elecciones de 1908 se constituyeron dos bandos: el bando oficialista, auto titulado “Partido Constitucionalista” y la oposición, aglutinada en el “Partido Republicano” Nuestra primera Constitución no hizo referencia a ningún organismo con competencia y jurisdicción electoral. A finales de 1904 se realizaron elecciones para escoger a los consejeros municipales, fue esta la primera elección sin pacto entre los partidos y la ganaron ampliamente los liberales. Estas elecciones dieron pie a denuncias de fraude y de intimidación.
En 1906 hubo elecciones para escoger a los diputados de la Asamblea Nacional y según el artículo 53 de la Constitución, la Asamblea debía estar “compuesta de tantos diputados cuantos correspondan a los círculos electorales, a razón de uno por cada diez mil habitantes y uno más por un residuo que no baje de cinco mil electores por un periodo de cuatro años. Habrá suplentes que reemplacen a los principales en las faltas absolutas o temporales”.
Como la fecha de 1906 era el punto medio del periodo presidencial de Manuel Amador Guerrero y la Constitución establecía que los diputados tendrían un periodo de 4 años, las siguientes elecciones legislativas se verificarían a mediado del período presidencial. Ello a su vez hizo necesario prever seis designados, tres cada dos años para cada período presidencial, puesto que los designados debían ser elegidos, según la Constitución, por la Asamblea y dos Asambleas funcionaban durante cada periodo presidencial. Ello daba por resultado una agitación política casi permanente, ya que cada dos años había elecciones de Consejeros Municipales y de Designados Presidenciales y cada dos años había una elección de electores presidenciales y de presidente o una elección legislativa.
En junio de 1906 se efectuó una elección para renovar los Consejos Municipales y en julio hubo otra para escoger la Primera Asamblea propiamente legislativa. Ambas fueron ganadas por los liberales y estuvieron marcadas por la presión oficial, la denuncia de fraudes y actos de violación de derechos electorales, a tal punto que Diógenes de la Rosa destaca que “hubo en diversas poblaciones disturbios que tuvieron mayor violencia en la capital de la República”. El responsable directo de todos estos desórdenes fue el oficialismo conservador.
En la elección presidencial de 1908 ambas partes iniciaron su trayectoria de solicitar la intervención norteamericana para lograr condiciones de equidad electoral en Panamá, tanto para las elecciones legislativas de 1906 como para las presidenciales de 1908. Los liberales mandaron una comisión de alto nivel, a la que ya nos hemos referido, para entrevistarse con los Secretarios de Estado y de Guerra de Estados Unidos y el presidente Manuel Amador Guerrero destacó en su mensaje a la Asamblea que se vio obligado a pedir a los norteamericanos, a través de una comisión, investigaran las acusaciones contra su gobierno.
De cara a las elecciones de 1908, se constituyeron dos bandos: el bando oficialista, que propuso la candidatura de un liberal moderado, Ricardo Arias Feraud (1852-1927), con sustantivo apoyo conservador. Se autotitularon el Partido Constitucionalista; el bando de la oposición, que se llamaba el Partido Republicano, propuso la candidatura del conservador moderado José Domingo de Obaldía Gallegos, con apoyo sustantivo de los liberales. Incluso es probable que la postulación de un conservador moderado como José Domingo de Obaldía Gallegos haya respondido a una estrategia de los liberales por dividir a los conservadores y asegurarse el acceso al primer poder del Estado, teniendo presente que Belisario Porras, máximo líder liberal, estaba de retorno en Panamá y le habían sido devueltos, por la Asamblea, sus derechos ciudadanos, los cuales le había despojado la Corte Suprema por haberse opuesto a la Declaración de Independencia de 1903 y también, teniendo en mente el fracaso de la amenaza, probablemente apoyada por sectores liberales de forjarle la mano y si no de darle un golpe de Estado al presidente Amador Guerrero.
El propio presidente Manuel Amador Guerrero, en su mensaje a la Asamblea del 1 de septiembre de 1908, un mes antes del final de su periodo, describió los resultados de las elecciones en los siguientes términos:
“Lamentables circunstancias de todos conocidos llevaron al Poder Ejecutivo, para evitar mayores e irremediables males, a la necesidad de invitar al Gobierno americano para que se asociara al nuestro en una investigación electoral, que se llevó a cabo en todo el país por medio de comisiones nombradas al efecto.
El resultado de esa investigación electoral, según vosotros lo sabéis, fue el de comprobar, cuando menos, lo exagerado de los cargos contra el Gobierno, de que se hizo vocero el entonces Secretario de Guerra de Estados Unidos de América, señor William H. Taft, en el memorando que os es conocido, así como demostrar también que en el Poder Electoral, sobre el cual el Ejecutivo no ejerce ni puede ejercer legalmente ningún control, estaban equitativamente representados los dos grandes bandos en que se dividió el país con motivo de la elección presidencial. Sin embargo, la situación creada por ese memorando y por medidas posteriores, que amenazaban seriamente la existencia misma de la República, obligó a la abstención absoluta y patriótica de uno de esos dos grandes bandos, de manera que el resultado de los comicios no ha podido dejar conocer la verdadera voluntad de los pueblos”.
Cabe destacar que el Secretario de Guerra de Estados Unidos, señor William H. Taft, envió cartas a las autoridades diplomáticas de Estados Unidos, declarando que la candidatura de José Domingo de Obaldía Gallegos era la más favorable para los intereses de Estados Unidos. Eso pesó en la decisión del candidato oficialista de retirarse de la contienda. Pero Amador Guerrero, aunque podía decir que los temores de la oposición eran exagerados, no pudo decir que no tenían ninguna base.
Por decepcionado que estuviera Amador Guerrero por los resultados y por el proceso de elección de su sucesor, él tenía clara y plena conciencia de lo que había logrado como primer Presidente constitucional de la República de Panamá. Lo expresó en palabras muy simples pero muy cargadas de sentido:
“Al amparo de la paz, hemos organizado la administración en sus diversos ramos; el país se ha repuesto de las pérdidas materiales sufridas; los pueblos han vuelto a sus hábitos de orden y de trabajo bienhechor y fecundo y las libertades públicas han adquirido entre nosotros su más completo desarrollo”.
Manuel Amador Guerrero debió lidiar con el tema del monopolio de la sal, la Constitución de 1904 prohibía que hubiera monopolios estatales pero no prohibían que los hubiera privados. Ello nos da la medida del liberalismo económico bajo el cual el país vivió sus primeras dos décadas. El presidente envió un mensaje a la Asamblea el 26 de abril de 1904, porque la Convención Nacional negó el: “proyecto de ley por el cual se aprobaba el contrato que, sobre rescisión del monopolio de sal, tenía celebrado el Gobierno con el Secretario, señor Ricardo Arias F., como por el Acto Constitucional del 9 de febrero último, sancionado el 11 de ese mes”. Lo interesante de este mensaje es que revela la disposición del Presidente y de Ricardo Arias Feraud de apurar el que los diputados aprobaran la rescisión de los beneficios que Arias Feraud tenía como concesionario del monopolio correspondiente, de manera que: “sin pérdida de tiempo se procedería a celebrar los arreglos conducentes con el concesionario del monopolio de sales para la cesación de los derechos por él adquiridos, según el contrato vigente”.
Arias Feraud firmó personalmente el contrato de rescisión antes de que se enviara a la Asamblea para su aprobación aunque en ese momento no tuviera ningún cargo público y actuaba como simple individuo privado, de manera que no se planteaba el tema de que un empleado público se beneficiara personalmente de una decisión oficial en la que él hubiera tomado parte; por lo demás, la Convención ordenó la publicación del futuro contrato para recabar la opinión pública sobre el tema; nadie le hizo ninguna objeción al mismo. En resumen, se trató de un manejo político transparente y correcto de parte del presidente Amador Guerrero y de su Secretario de Gobierno y Relaciones Exteriores.
Nuestra primera Constitución no hizo referencia a ningún organismo con competencia y jurisdicción electoral. A finales de 1904 se realizaron elecciones para escoger a los consejeros municipales, fue esta la primera elección sin pacto entre los partidos y la ganaron ampliamente los liberales. Estas elecciones dieron pie a denuncias de fraude y de intimidación.
En 1906 hubo elecciones para escoger a los diputados de la Asamblea Nacional y según el artículo 53 de la Constitución, la Asamblea debía estar “compuesta de tantos diputados cuantos correspondan a los círculos electorales, a razón de uno por cada diez mil habitantes y uno más por un residuo que no baje de cinco mil electores por un periodo de cuatro años. Habrá suplentes que reemplacen a los principales en las faltas absolutas o temporales”.
Como la fecha de 1906 era el punto medio del periodo presidencial de Manuel Amador Guerrero y la Constitución establecía que los diputados tendrían un periodo de 4 años, las siguientes elecciones legislativas se verificarían a mediado del período presidencial. Ello a su vez hizo necesario prever seis designados, tres cada dos años para cada período presidencial, puesto que los designados debían ser elegidos, según la Constitución, por la Asamblea y dos Asambleas funcionaban durante cada periodo presidencial. Ello daba por resultado una agitación política casi permanente, ya que cada dos años había elecciones de Consejeros Municipales y de Designados Presidenciales y cada dos años había una elección de electores presidenciales y de presidente o una elección legislativa.
En junio de 1906 se efectuó una elección para renovar los Consejos Municipales y en julio hubo otra para escoger la Primera Asamblea propiamente legislativa. Ambas fueron ganadas por los liberales y estuvieron marcadas por la presión oficial, la denuncia de fraudes y actos de violación de derechos electorales, a tal punto que Diógenes de la Rosa destaca que “hubo en diversas poblaciones disturbios que tuvieron mayor violencia en la capital de la República”. El responsable directo de todos estos desórdenes fue el oficialismo conservador.
En la elección presidencial de 1908 ambas partes iniciaron su trayectoria de solicitar la intervención norteamericana para lograr condiciones de equidad electoral en Panamá, tanto para las elecciones legislativas de 1906 como para las presidenciales de 1908. Los liberales mandaron una comisión de alto nivel, a la que ya nos hemos referido, para entrevistarse con los Secretarios de Estado y de Guerra de Estados Unidos y el presidente Manuel Amador Guerrero destacó en su mensaje a la Asamblea que se vio obligado a pedir a los norteamericanos, a través de una comisión, investigaran las acusaciones contra su gobierno.
De cara a las elecciones de 1908, se constituyeron dos bandos: el bando oficialista, que propuso la candidatura de un liberal moderado, Ricardo Arias Feraud (1852-1927), con sustantivo apoyo conservador. Se autotitularon el Partido Constitucionalista; el bando de la oposición, que se llamaba el Partido Republicano, propuso la candidatura del conservador moderado José Domingo de Obaldía Gallegos, con apoyo sustantivo de los liberales. Incluso es probable que la postulación de un conservador moderado como José Domingo de Obaldía Gallegos haya respondido a una estrategia de los liberales por dividir a los conservadores y asegurarse el acceso al primer poder del Estado, teniendo presente que Belisario Porras, máximo líder liberal, estaba de retorno en Panamá y le habían sido devueltos, por la Asamblea, sus derechos ciudadanos, los cuales le había despojado la Corte Suprema por haberse opuesto a la Declaración de Independencia de 1903 y también, teniendo en mente el fracaso de la amenaza, probablemente apoyada por sectores liberales de forjarle la mano y si no de darle un golpe de Estado al presidente Amador Guerrero.
El propio presidente Manuel Amador Guerrero, en su mensaje a la Asamblea del 1 de septiembre de 1908, un mes antes del final de su periodo, describió los resultados de las elecciones en los siguientes términos:
“Lamentables circunstancias de todos conocidos llevaron al Poder Ejecutivo, para evitar mayores e irremediables males, a la necesidad de invitar al Gobierno americano para que se asociara al nuestro en una investigación electoral, que se llevó a cabo en todo el país por medio de comisiones nombradas al efecto.
El resultado de esa investigación electoral, según vosotros lo sabéis, fue el de comprobar, cuando menos, lo exagerado de los cargos contra el Gobierno, de que se hizo vocero el entonces Secretario de Guerra de Estados Unidos de América, señor William H. Taft, en el memorando que os es conocido, así como demostrar también que en el Poder Electoral, sobre el cual el Ejecutivo no ejerce ni puede ejercer legalmente ningún control, estaban equitativamente representados los dos grandes bandos en que se dividió el país con motivo de la elección presidencial. Sin embargo, la situación creada por ese memorando y por medidas posteriores, que amenazaban seriamente la existencia misma de la República, obligó a la abstención absoluta y patriótica de uno de esos dos grandes bandos, de manera que el resultado de los comicios no ha podido dejar conocer la verdadera voluntad de los pueblos”.
Cabe destacar que el Secretario de Guerra de Estados Unidos, señor William H. Taft, envió cartas a las autoridades diplomáticas de Estados Unidos, declarando que la candidatura de José Domingo de Obaldía Gallegos era la más favorable para los intereses de Estados Unidos. Eso pesó en la decisión del candidato oficialista de retirarse de la contienda. Pero Amador Guerrero, aunque podía decir que los temores de la oposición eran exagerados, no pudo decir que no tenían ninguna base.
Por decepcionado que estuviera Amador Guerrero por los resultados y por el proceso de elección de su sucesor, él tenía clara y plena conciencia de lo que había logrado como primer Presidente constitucional de la República de Panamá. Lo expresó en palabras muy simples pero muy cargadas de sentido:
“Al amparo de la paz, hemos organizado la administración en sus diversos ramos; el país se ha repuesto de las pérdidas materiales sufridas; los pueblos han vuelto a sus hábitos de orden y de trabajo bienhechor y fecundo y las libertades públicas han adquirido entre nosotros su más completo desarrollo”.
Manuel Amador Guerrero debió lidiar con el tema del monopolio de la sal, la Constitución de 1904 prohibía que hubiera monopolios estatales pero no prohibían que los hubiera privados. Ello nos da la medida del liberalismo económico bajo el cual el país vivió sus primeras dos décadas. El presidente envió un mensaje a la Asamblea el 26 de abril de 1904, porque la Convención Nacional negó el: “proyecto de ley por el cual se aprobaba el contrato que, sobre rescisión del monopolio de sal, tenía celebrado el Gobierno con el Secretario, señor Ricardo Arias F., como por el Acto Constitucional del 9 de febrero último, sancionado el 11 de ese mes”. Lo interesante de este mensaje es que revela la disposición del Presidente y de Ricardo Arias Feraud de apurar el que los diputados aprobaran la rescisión de los beneficios que Arias Feraud tenía como concesionario del monopolio correspondiente, de manera que: “sin pérdida de tiempo se procedería a celebrar los arreglos conducentes con el concesionario del monopolio de sales para la cesación de los derechos por él adquiridos, según el contrato vigente”.
Arias Feraud firmó personalmente el contrato de rescisión antes de que se enviara a la Asamblea para su aprobación aunque en ese momento no tuviera ningún cargo público y actuaba como simple individuo privado, de manera que no se planteaba el tema de que un empleado público se beneficiara personalmente de una decisión oficial en la que él hubiera tomado parte; por lo demás, la Convención ordenó la publicación del futuro contrato para recabar la opinión pública sobre el tema; nadie le hizo ninguna objeción al mismo. En resumen, se trató de un manejo político transparente y correcto de parte del presidente Amador Guerrero y de su Secretario de Gobierno y Relaciones Exteriores.