Más allá de la mentira

  • 29/11/2025 00:00

De acuerdo con las más recientes investigaciones sobre este tema tan apasionante para aquellos que estudian el lenguaje corporal, la mentira es justificada por el 42% del mundo

En artículos anteriores, he compartido y dado algunos tips de cómo detectar mentiras, sin embargo, más que descubrir una mentira, lo que realmente debemos analizar es ¿por qué se miente? y esta es una de las preguntas cuya respuesta no siempre tendremos a mano y sólo saldrá a la luz si la persona lo dice de forma honesta.

Alexander Pope, poeta inglés hace mención a lago muy cierto: “El que dice una mentira no sabe qué tarea ha asumido, porque estará obligado a inventar veinte más para sostener la certeza de esta primera”. Recuerde esto amigo lector: Un vaso medio vacío es también uno medio lleno, pero una mentira a medias, de ningún modo es una media verdad.

De acuerdo con las más recientes investigaciones sobre este tema tan apasionante para aquellos que estudian el lenguaje corporal, la mentira es justificada por el 42% del mundo. Y, le doy un dato actual: 1 de cada 3 personas miente en su hoja de vida y durante la entrevista de trabajo.

No hay mentiras blancas, negras, rosas, chicas, grandes, flacas o gordas, ¡mentira es mentira! Ello lo decimos para silenciar a nuestro juez más duro llamado conciencia.

Sin embargo si existen razones, 4 de hecho, que tratan de explicar el por qué lo hacemos y, dentro de esas 4, hay subdivisiones muy específicas.

El Dr. Timothy Levine, en su investigación publicada en el “Journal of Interculture Communication Research” (Diario de Investigación de la Comunicación Intercultural) menciona que los 4 factores más importantes del porqué mentimos son: 38% por deseos, necesidades, ambiciones personales o profesionales, 36% por autoprotección o temor al castigo, 15% para influir sobre otras personas, aparentar lo que no somos y, 11% no tiene explicación alguna, o sea los motivos no son claros ni para el mismo mentiroso.

Al final si se está claro en algo, y basado en los estudios del Dr. Paul Ekman, padre y experto en micro expresiones faciales, una mentira jamás puede ser sostenida por largo tiempo y tiene consecuencias en su mayoría graves.

Se han dado casos muy famosos cuyos resultados han sido cárcel, destituciones o pérdida de credibilidad ante la sociedad como Nixon y el escándalo Watergate, el caso Clinton vs. Mónica Lewinski, Frank Abagnale, cuya historia se llevó al cine junto a Tom Hanks y Leonardo DiCaprio en “Atrápame si puedes” y cuyo protagonista sigue bajo la mirada del FBI, aunque sea asesor en casos de estafas, Trump, Putin, Maduro, Ortega, Castro, gente que manipuló y mintió sin asco... Ni hablemos de los casos locales.

¿Cuándo comienza la mentira? La verdad se da naturalmente, pero mentir requiere esfuerzo y una mente aguda y muy flexible. Mentir es parte del proceso de desarrollo, como caminar o hablar. Los niños aprenden a mentir entre los 2 y 5 años, debido a las neuronas espejo, o sea, aprenden de los adultos.

Frecuencia de la mentira... Estudios de la Universidad de Oakland, revelaron que, dentro de un periodo de 24 horas una persona, según su edad, puede mentir entre 5 a 15 veces al día. Y si la persona es un mentiroso patológico pueden ser más de 20 veces. ¿un ejemplo? Donald Trump, el cual, ha sido diagnosticado por más de 30 expertos de la salud mental como un mitómano aparte de otras patologías letales...

Se sabe que un adulto promedio (18 – 44 años) miente dentro de una conversación cada 10 minutos. El 45% lo hace menos de 5 veces al día y un 15% más de 5.

En cuanto a los adolescentes, estos llevan la medalla de oro. Los jóvenes cuya edad ronda entre los 13 y 17 lo hacen con más frecuencia, y más aún porque prueban constantemente su independencia. De hecho amigo lector, lo hacen para retar abiertamente a la autoridad.

Los pre adolescentes están en segunda posición. Entre los 9 y 12 años un(a) chico(a) suele mentir aún con cierto grado de temor ante la autoridad. 43% los hace menos de 5 veces y el 14% más de 5.

Los niños cuya edad va desde los 6 a los 8 años son de hecho los más honestos, ya que estudios demuestran que lo son por el temor natural hacia sus padres. Un 29% miente menos de 5 veces Vs. el 58% y 43% de los pre y adolescentes. Por ello digo en mis seminarios, si un niño(a) de menos de 5 años le dice que alguien le tocó o pregunta por su vida privada en redes o está siendo acosado o, es víctima de bullying, ¡créale!

Ahora bien, los adultos mayores, de 69 años en adelante están en el segundo puesto de honestidad. Temas como la salud, hacen que decir la verdad sea necesario y, porque la mayoría de los adultos promedios ven la verdad como una fuente importante para consejos y guías. Sin embargo, también estudios de Harvard han demostrado que, según sea las profesiones que aun ejerzan, las mentiras, pueden estar a la orden del día sobre todo en: finanzas, política o derecho.

La ciencia de la mentira es compleja y por más entrenamientos que recibamos para detectarla siempre tendremos en incógnita la razón.

Mentir no es un emprendimiento que recomiendo. De ahí solo sale dolor, pérdida de confianza, cárcel, delitos graves, divorcios, peleas, soledad y, créame podría seguir la lista de consecuencias negativas para nosotros y sociedad... y ¡sí! el “juega vivo” también entra en una de las categorías de mentira y acto inmoral.

Cierro con este pensamiento: La peor verdad a veces sólo costará un gran disgusto. La mejor mentira siempre costará muchos más... lo que usted haga en vida, resonará para la eternidad y hasta llegará a sus próximas generaciones como estigma.