Orgullo patrio: una herencia que se enseña

El estudio refleja que el orgullo panameño está íntimamente ligado a la historia y al carácter del pueblo
  • 03/11/2025 00:00

Según la encuesta Vea Panamá de La Estrella de Panamá, realizada por Prodigious Consulting, el 23.8 % de los panameños siente que la historia, es lo que los llena de orgullo

En el mes de noviembre, las calles de Panamá se visten de azul, rojo y blanco. Las escuelas ensayan los himnos, los barrios se llenan de banderas y el corazón del país late al compás del tambor y la flauta. Cada desfile, cada uniforme y cada nota del Himno Nacional despiertan un sentimiento compartido: el orgullo de ser panameño. Pero más allá de los símbolos y las festividades, ¿qué es lo que realmente llena de orgullo a los panameños? Según la encuesta Vea Panamá de La Estrella de Panamá, realizada por Prodigious Consulting en septiembre de 2025, el 23.8 % de los panameños siente que la historia, esa que cuenta de luchas, triunfos y transformaciones, es lo que más los llena de orgullo.

Muy de cerca le sigue la gente (19.4 %), también figuran el Canal de Panamá (14.8 %), símbolo de grandeza y conexión con el mundo; los paisajes (11.9 %), que maravillan con su diversidad; la comida típica (10.2 %), que une generaciones alrededor de la mesa; la pollera (9.6 %), joya de identidad cultural; la Selección Nacional (4.9 %), que despierta pasión en cada gol; y la música (4.5 %), que hace vibrar el alma con su ritmo y alegría.

El estudio refleja que el orgullo panameño está íntimamente ligado a la historia y al carácter del pueblo. Ambos factores, representan la raíz de una identidad que se ha forjado entre desafíos, independencia y persistencia. En el marco de las fiestas patrias, conversamos con los historiadores Rommel Escarreola, Amelia González de Montenegro y Olimpo A. Sáez M. , quienes reflexionaron sobre cómo la memoria colectiva y el sentido de pertenencia se mantienen vivos en la conciencia nacional.

La identidad del panameño

El historiador Rommel Escarreola destacó que este mes es ideal para mirar hacia atrás y valorar los procesos que dieron forma al país: “En torno a las festividades patrias de 2025, es prudente hacer una reflexión sobre estos hechos que marcaron el devenir y la construcción del Estado de Panamá.Es una concepción personal que tengo: que la historia la hacen los pueblos. Yo no creo que las historias o la construcción de un país como Panamá se deban a una u otra persona. Creo que los panameños se sienten orgullosos de su historia, del pasado, de sus tradiciones, de su cultura y de lo que desemboca en lo que yo en muchas ocasiones he llamado la identidad del panameño. Y en esa visión, el panameño ha construido Panamá.”

Para Escarreola, los verdaderos protagonistas del relato nacional no han sido las potencias extranjeras ni los grandes líderes, sino el propio pueblo. “El panameño ha construido Panamá. Construyeron el canal, y sí, es un hecho que lo construyeron los ingenieros gringos, pero ahí estuvieron los panameños. Así que una de las cosas más significativas de este mes de celebración es que los panameños son los que han hecho la historia... Lo que sabemos es que no son los extranjeros los que han construido Panamá y su historia, son los panameños.”

En esa misma línea, el historiador enfatizó que Panamá no fue “una invención” de nadie. “Hay un autor de apellido Morgan que escribió un libro de historia centrado únicamente en el año 1903. En su obra, al igual que otro historiador colombiano, Lemaitre, sostiene que los estadounidenses ‘inventaron’ a Panamá. Pero eso no es así. Es cierto que pudieron haber participado en el proceso de independencia, pero no fueron ellos quienes crearon nuestra cultura ni nuestra forma de pensar. El extranjero no inventó la saloma del interior ni el tamborito; eso es resultado de la tradición del panameño.”

Fervor patriótico

Por su parte, la historiadora Amelia González de Montenegro evocó con emoción los años de fervor patriótico que marcaron su infancia: “Cuando yo estaba en cuarto grado, tenía una maestra que se llamaba Martina Pineda. En ese momento, era 1954, y se estaban negociando los tratados Remón-Eisenhower, tratados revisionistas en los cuales Panamá exigía a los Estados Unidos un trato igualitario para los trabajadores panameños que laboraban en la Zona del Canal. Entonces, hubo por todo el país negociadores que visitaron las ciudades más importantes para dar a conocer los tratados, y la maestra nos decía que iban a revertirse algunas áreas, y teníamos que gritar en coro: ¡Se van! ¡Se van!”

Ese recuerdo, explica, resume el sentimiento de unidad y orgullo que caracterizaba a los panameños. “Si hay algo que el panameño quiere y respeta es la bandera. En otros países, como en Norteamérica o en los Estados Unidos, la bandera se la ponen de suéter o de pantalón, pero aquí es imposible que alguien se ponga un pantalón con la bandera panameña. Nosotros sentimos un profundo respeto por eso.”

No obstante, González también advirtió que ese fervor ha disminuido en la actualidad: “Los maestros están fallando. Los profesores han fallado totalmente. Entonces hay que explicarles a los estudiantes, hay que renovar y actualizar lo que está pasando en el mundo. Hay que incitar más a que sepan.”

Para ella, conocer la historia no es solo un acto de memoria, sino de conciencia nacional: “Los jóvenes hoy tienen que tomar conciencia de la situación en que está inmersa Panamá. Panamá sigue siendo un punto importante en la geografía mundial; nosotros somos el centro del continente.... Vendemos servicios al mundo, y como tal, debemos conocer la historia de Panamá. Para poder comprender el presente, tenemos que conocer el pasado”, finalizó.

El valor de la historia

Sin embargo, hay quienes se muestran más críticos ante la idea de que el panameño promedio se sienta orgulloso de su pasado. El historiador Olimpo A. Sáez M. fue enfático: “Sinceramente no conozco ni reconozco ese sentimiento de orgullo por la historia de Panamá.” Según su visión, el escaso interés por la historia proviene, en gran parte, de las deficiencias del sistema educativo.

“Ya hace tiempo vengo sosteniendo que la falta de enseñanza de nuestra historia en las escuelas públicas y privadas, y en las universidades, es la responsable de la falta de valores cívicos y de los sueños de grandeza nacional”, afirmó, subrayando que la educación es vital para conectar el sentimiento emocional con la identidad del país.

Al referirse a las generaciones jóvenes, el historiador lamentó la distancia que existe entre quienes lucharon por la nacionalidad y los jóvenes actuales. “La juventud tiene que conocer su historia, sentirse orgullosa de ella, de nuestros héroes y mártires, que los tenemos a lo largo de nuestra historia istmeña. Conocer nuestra historia nos hace sentirnos orgullosos de vivir en el terruño a pesar de nuestros problemas por resolver.”

Para él, el 3 de noviembre de 1903 simboliza la culminación de una aspiración colectiva que permitió a los panameños liberar su destino y construir las bases de un progreso nacional que aún continúa. “El 3 de noviembre de 1903 fue la liberación de los panameños, creando las posibilidades del progreso nacional que, hasta hoy, con todas sus falencias, ha logrado alcanzar la sociedad panameña en su conjunto. De allí la importancia de conocer todo sobre el 3 de noviembre de 1903 y sentirnos orgullosos de la herencia recibida”, finalizó.

Desde la separación de Colombia en 1903 hasta la recuperación del Canal en 1999, Panamá ha escrito capítulos de lucha, dignidad y unidad. Esos hitos, más que simples fechas, se han convertido en símbolos que todavía hoy inspiran a las generaciones que desfilan con orgullo en noviembre. La encuesta Vea Panamá de La Estrella de Panamá confirma lo que los historiadores han señalado durante años: que el orgullo panameño no solo vive en las en los símbolos patrios, sino en su historia, en su gente y en esa capacidad única de sobreponerse, reinventarse y celebrar la libertad.

Desde el campesino que enarbola la bandera en su comunidad hasta el estudiante que marcha con fervor, cada gesto reafirma un vínculo profundo con la nación. Porque ser panameño no es solo una cuestión de nacimiento, sino de orgullo mantiene viva la esencia del país.

Amelia González de Montenegro
Historiadora
“Nuestra matriz histórica está en el servicio, nosotros somos un país terciario. Nosotros vendemos servicios al mundo, y como tal, nosotros debemos de conocer la historia de Panamá.”