Sophie de Edimburgo en Panamá: Una jornada de simbolismo histórico y cooperación
- 16/11/2025 00:00
Sophie de Edimburgo aportó un toque de frescura a la cálida noche panameña con un vestido floral, con las tonalidades de rosado y azul, que realzaba su estilo discreto.
El atardecer de este viernes 14 de noviembre en el Casco Antiguo fue el escenario para que la duquesa Sophie de Edimburgo comenzara con sus actos protocolares durante su visita oficial a Panamá.
La visita tenía muchos matices entre ellos la coincidencia con la celebración del cumpleaños del rey Carlos III, cuñado de la duquesa, quien está casada con el príncipe Eduardo, el hijo menor de la fallecida reina Isabel II.
Además, la duquesa llegaba unos días antes del aniversario de la visita de la reina Isabel II a Panamá.
La monarca estuvo en el istmo el 29 de noviembre de 1953.
INTERESES
Las caridades en las que trabaja reflejan su abanico de intereses, entre los que se incluyen el apoyo a las mujeres, jóvenes y niños con necesidades especiales.
También suman el respaldo a las personas con discapacidad, la erradicación de la ceguera evitable y la defensa de los derechos de las personas con discapacidad visual.
En los últimos años, la duquesa se ha comprometido a concienciar sobre “el impacto desproporcionado de los conflictos en las mujeres y las niñas, y el papel fundamental que desempeñan las mujeres en la construcción de la paz”.
MEDIDAS DE SEGURIDAD
En la recepción, realizada en el hotel Sofitel Legend del Casco Antiguo, la esperaban representantes de la embajada de británica en Panamá y panameños que luchan por la protección del ambiente y los derechos humanos.
Los medios de comunicación no pudieron interactuar con la duquesa, quien es la patrocinadora de más de 70 organizaciones benéficas.
Es tradicional que los miembros de la familia real británica no brinden declaraciones ni se pronuncien sobre temas de política o opinen de los lugares que visitan.
Al llegar al salón le dedicó varios minutos a cada uno de los representantes de las organizaciones que estaban en la recepción.
Sophie de Edimburgo aportó un toque de frescura a la cálida noche panameña con un vestido floral, con las tonalidades de rosado y azul, que realzaba su estilo discreto.
Su peinado y maquillaje, fieles a la sobriedad que la caracteriza, enmarcaban una imagen serena y elegante. Se conoció su sonrisa al posar para los camarógrafos y fotógrafos de los medios locales.
Para una representante de la familia real británica, optó por una apariencia sencilla pero impecable, complementada únicamente con unos pendientes y dos delicados collares que completaban su atuendo con sutileza.
FINES
El objetivo de la visita: reconocer y reforzar la colaboración entre Panamá y el Reino Unido frente a desafíos globales, como el cambio climático, la equidad de género y la lucha contra la violencia sexual en contextos de conflicto.
En la terraza del hotel y con el fondo la bahía de Panamá, en el que se aprecia el tramo marino, adornado con luces de los colores patrios, la duquesa también habló con el embajador británico en Panamá, Greg Houston.
La duquesa saludó a representantes de organizaciones que trabajan en derechos humanos, medio ambiente y educación, entre ellas los becarios Chevening.
Se puede intuir que conversó con ellos sobre proyectos en curso y la manera en que Panamá y el Reino Unido pueden profundizar su cooperación.
Esas conversaciones quedaron reservadas para ellos, ya que ella fue grupo por grupo a dialogar sobre los esfuerzos que realizan.
La presencia de la visitante real subrayó la creciente articulación internacional de Panamá y su alineación con prioridades globales, como el cambio climático y los derechos humanos.
Hay que recordar que la familia real es una defensora de las políticas de conservación y protección del medio ambiente y las aves.
Esta gira se extenderá por 10 días, en los que ya visitó Perú y Panamá. Las próximas paradas serán Guatemala y Belice, en donde según la agenda estará tres días.
La Oficina de Asuntos Exteriores de la Commonwealth pidió la presencia de Sophie en Belice para mantener los compromisos que la familia real británica tiene con la Commonwealth.
La duquesa comenzó su gira luego que el príncipe Guillermo de Inglaterra terminara su visita a Brasil, en donde participó en eventos relacionados al medio ambiente y la juventud.
TRADICIÓN
La jornada avanzó con un momento cargado de simbolismo al presenciar uno de los bailes típicos panameños. Posteriormente, posó junto con la pareja, que lucía la tradicional pollera, la camisilla y el sombrero pintado.
En una pequeña área habilitada para la ocasión, su alteza real recorrió una exhibición fotográfica que conmemoraba la visita de Isabel II a Panamá en 1953, su primera escala en América Latina.
Las imágenes mostraban a la joven monarca descendiendo de un avión de la British Overseas Airways Corporation, caminando por el antiguo Club Unión o visitando el recién inaugurado Hotel El Panamá.
Como dato anecdótico el hotel Sofitel Legend fue construido en el terreno en donde quedaba el antiguo Club Unión, en el Casco Antiguo.
El embajador británico en Panamá, Greg Houston, fue claro: “La visita de su alteza real subraya la importancia de nuestra alianza con Panamá en estos temas de relevancia global, especialmente el cambio climático, la equidad de género y la paz”.
Para Houston, también “se celebra los más de 70 años de amistad desde la visita histórica de su majestad la reina Isabel II”.
Sin duda que la gira por América del Sur y Centroamérica forma parte de esa agenda que combina el compromiso con los deberes propios de la familia real.
Pero en Panamá dejó algo más que encuentros oficiales: dejó la sensación de que las relaciones históricas también se construyen con gestos, con memoria y con la voluntad compartida.
Además, fortaleció la amistad y la alianza que desde hace décadas tiene los pueblos británicos y panameños.