Economía

Panamá, una economía que crece sin aplausos

  • 30/06/2025 00:00

En los primeros meses del año, la mayoría de los indicadores económicos arrojaron resultados positivos, superando las previsiones más cautelosas.

Según el Instituto Nacional de Estadística y Censo (INEC), el Producto Interno Bruto (PIB) creció 5,2 % en el primer trimestre, mientras que el Índice Mensual de Actividad Económica (IMAE) acumuló una expansión de 6.1% entre enero y abril. Son cifras que, en otras latitudes, serían motivo de ovación.

Tres pilares sostuvieron el dinamismo económico en este arranque: el Canal de Panamá, el sistema financiero y el sector agropecuario.

Tras las restricciones hídricas que afectaron la operación del Canal en 2024, la vía interoceánica protagoniza en 2025 una recuperación sobresaliente. Entre enero y abril, el tránsito de buques aumentó 33 %, el volumen de carga transportada creció 35 % y los ingresos por peajes se dispararon 42 %. Estas cifras no solo reflejan la resiliencia del Canal, sino su papel como columna vertebral de una economía que gravita en torno a su eje logístico.

El sistema financiero también mostró un desempeño sólido, con un crecimiento sectorial de 7,1 % en el primer trimestre. Hasta abril, este sector continuó impulsado por una banca activa que respondió con agilidad al repunte en la demanda de crédito, especialmente del comercio y el sector público.

Con un crecimiento más moderado, la industria aseguradora también aportó al dinamismo del sector financiero. Entre enero y abril, las primas suscritas aumentaron 3,7 %, destacando los seguros de vida individual, accidentes personales, salud, automóviles y ramos técnicos. Este comportamiento revela una mayor conciencia aseguradora en ciertos segmentos, aunque el reto de la penetración persiste.

El agro también dio muestras de fortaleza. El sector agropecuario creció 6,6 % en el primer trimestre y mantuvo un buen ritmo hasta abril. Las exportaciones de piña aumentaron 114 %, las de sandía 18%, las de café 17 % y las de banano 9,7 %. Todo ello acompañado de una recuperación en los precios internacionales de algunos productos agrícolas, que favoreció a ciertos rubros exportadores.

A este panorama se sumaron otros sectores con desempeños favorables: la generación y distribución de electricidad, gas y agua creció 4,5 %; los hoteles y restaurantes —estrechamente ligados al turismo— avanzaron 4,7 %; y el sector inmobiliario registró una expansión de 3,6 %.

Dos sectores clave —la construcción y el comercio— exhibieron un crecimiento más comedido. En el primer trimestre del año, el PIB del sector construcción creció 1,8 %, mientras que el comercio avanzó 2,9 %.

La construcción estuvo sostenida principalmente por la inversión pública, en tanto la actividad privada mostró señales de enfriamiento. Entre enero y abril, la producción de concreto premezclado cayó 7,8 %, la de cemento gris retrocedió 5,1 % y los permisos de construcción disminuyeron 12,1 %. Estos retrocesos anticipan un segundo semestre desafiante para este sector de la construcción.

El comercio, por su parte, vivió una realidad dividida. El segmento minorista creció gracias, entre otros factores, a un aumento de 11,8 % en la venta de autos nuevos. En cambio, el comercio mayorista enfrentó tropiezos, con una caída de 2,5 % en las reexportaciones de la Zona Libre de Colón (ZLC). La ZLC continúa enfrentando restricciones externas, una competencia cada vez más agresiva por parte de otros hubs logísticos regionales y una creciente urgencia por reinventar su modelo de negocios.

La actividad portuaria creció 2,5 % hasta abril, muy por debajo del 16.8% registrado en el mismo período del año anterior. Esta desaceleración sugiere que la infraestructura logística ha alcanzado un umbral de saturación. Aunque Panamá mantiene una posición estratégica en la logística global, su plataforma ha llegado a un punto de madurez que exige expansión o la construcción de nuevos puertos. Este desafío se da en un contexto geopolítico complejo, con tensiones comerciales, presiones externas y negociaciones sensibles sobre el control y operación de terminales clave.

Pero el dato más inquietante es el del empleo. Entre enero y abril, los contratos laborales registrados en el Ministerio de Trabajo disminuyeron 0,3 %, reflejando una desconexión entre el dinamismo económico y la creación de empleo formal. La informalidad sigue dominando el mercado laboral y amenaza con perpetuarse. En el 2024, la tasa de desempleo se ubicó en 9,5 % mientras que la informalidad laboral en 49,3 %.

A pesar del sólido arranque, el panorama económico no está exento de riesgos. La aprobación de la reforma al programa de pensiones de la Caja del Seguro Social desató una ola de protestas sociales que alteró el ritmo de crecimiento, afectando sectores clave como la construcción, la producción y exportación de banano, la educación pública y otras actividades sensibles al conflicto social.

Educadores, trabajadores de la construcción, productores bananeros y comunidades indígenas lideraron protestas que interrumpieron servicios esenciales, lo que terminó con una declaración de estado de emergencia en la provincia de Bocas del Toro.

Las consecuencias no han sido menores. La producción y exportación de banano sufrió una caída considerable. Numerosos proyectos de infraestructura fueron suspendidos temporalmente y reprogramados. Sectores como turismo, transporte y comercio también enfrentaron impactos indirectos debido a bloqueos, restricciones de movilidad y disrupciones logísticas en distintas regiones del país.

Como dato de referencia, la provincia de Bocas del Toro representa cerca del 2 % del PIB, mientras que la producción de banano aporta aproximadamente el 0,5 %.

Recorte presupuestario

Otro factor de peso en el desempeño económico de 2025 es la reducción del presupuesto nacional recientemente anunciada por las autoridades, que alcanza hasta los $1.900 millones. La mayor parte de este ajuste recae sobre el Gobierno Central, con un recorte de $1.536 millones. Con esta medida se intenta cumplir con el tope de déficit que establece la Ley de Responsabilidad Social Fiscal, de 4% respecto al PIB para el presente año.

Alcanzar este nivel de recorte presupuestario supone un desafío mayúsculo. Tras descontar el servicio de la deuda pública (amortización e intereses), el presupuesto de funcionamiento e inversiones del Gobierno Central se ubica en $9.863 millones (presupuesto sin modificaciones), por lo que el recorte anunciado representa un ajuste de 15,6 %.

La rigidez del gasto público, las leyes especiales que comprometen buena parte del presupuesto, los proyectos de inversión pública de continuidad y una ciudadanía cada vez más demandante de servicios y soluciones, convierten esta meta en una operación con escaso margen de maniobra.

Perspectivas

De no haberse producido los eventos adversos mencionados, la economía panameña habría tenido el potencial de crecer alrededor de 6,0 % en 2025. Sin embargo, en el nuevo contexto marcado por tensiones sociales y ajustes fiscales, se estima que el Producto Interno Bruto cerrará el año con un crecimiento cercano al 4,0 %.

Estas proyecciones coinciden con las estimaciones que presentamos a inicios del año, en las cuales se anticipaba una desaceleración temporal de la economía asociada al descontento que generaría la reforma al programa de jubilaciones y pensiones de la Caja del Seguro Social.

Fragilidades

El desempeño económico de este año confirma que Panamá cuenta con sectores estructuralmente resilientes frente a escenarios adversos. Pero también pone en evidencia sus fragilidades: una economía que crece sin traducirse en suficiente empleo formal, un presupuesto bajo presión, una sociedad impaciente y un modelo logístico que se acerca a su límite si no crece y moderniza.

El verdadero reto de Panamá no es cuánto crece, sino cómo crece y para quién. Sostener el dinamismo económico requiere más que cifras alentadoras a corto plazo: exige avanzar hacia una economía socialmente estable, fiscalmente sostenible y estratégicamente posicionada en el entorno global.

Queda pendiente la construcción de consensos, sin perder de vista una verdad esencial: una economía que no genera bienestar real, empleo digno ni cohesión social, por más que crezca, corre el riesgo de estancarse en sus propias contradicciones.

*El autor es economista aih@aihcapital.net
A pesar del sólido arranque, el panorama económico no está exento de riesgos. La aprobación de la reforma al programa de pensiones de la Caja del Seguro Social desató una ola de protestas sociales que alteró el ritmo de crecimiento, afectando sectores clave como la construcción, la producción y exportación de banano, la educación pública y otras actividades sensibles al conflicto social.