Netanyahu enviará negociadores a Catar mientras Israel mantiene bombardeos en Gaza y crecen críticas por crisis humanitaria
- 06/07/2025 16:43
Pese a conversaciones en Doha, el ejército israelí continúa sus ataques. Más de 57,000 palestinos han muerto y la ayuda humanitaria sigue siendo limitada y peligrosa La oficina del primer ministro israelí Benjamín Netanyahu confirmó el envío de una delegación a Catar para retomar conversaciones sobre un posible alto al fuego en Gaza, en medio de crecientes presiones internas e internacionales para poner fin al conflicto que, desde octubre de 2023, ha dejado más de 57,000 palestinos muertos y cerca de 136,000 heridos.
Según Al Jazeera, la decisión se produjo tras una “invitación formal” de las autoridades cataríes. Sin embargo, la oficina del primer ministro también señaló que las modificaciones planteadas por Hamás a la propuesta original son “inaceptables” para Israel. No se detallaron cuáles fueron esos cambios.
Hamás pide ajustes en tres puntos clave De acuerdo con la periodista Hamdah Salhut, reportando para Al Jazeera desde Amán, Jordania, Hamás exige que cualquier acuerdo incluya tres condiciones esenciales: que las negociaciones para terminar la guerra continúen tras los 60 días de tregua; que la ayuda humanitaria sea canalizada por organismos de la ONU y no a través de la Fundación Global para la Ayuda Humanitaria (FGH), apoyada por EE. UU. e Israel; y que se defina la ubicación de las fuerzas israelíes dentro de Gaza como parte del acuerdo.
Desde que la FGH comenzó a operar en el enclave palestino a fines de mayo, más de 700 personas han muerto intentando acceder a puntos de distribución de alimentos, según datos recogidos por Al Jazeera.
Crece la presión sobre Netanyahu por parte de familias de rehenes En paralelo, familias de los rehenes israelíes siguen manifestándose en ciudades como Tel Aviv, Jerusalén y Haifa para exigir un acuerdo. Unas 50 de las 200 personas capturadas por Hamás el 7 de octubre de 2023 permanecen en cautiverio. Israel estima que al menos 27 de ellas ya han fallecido.
Los familiares acusan a Netanyahu de obstruir un posible pacto por razones políticas. “Sus aliados de extrema derecha no quieren un acuerdo”, explicó Salhut, recordando que el primer ministro enfrenta procesos judiciales por corrupción y depende de sectores ultraconservadores para mantenerse en el poder.
Itamar Ben-Gvir, ministro de Seguridad Nacional y figura clave en la coalición, advirtió que un alto al fuego implicaría una “recompensa al terrorismo” y pidió la “conquista total” de Gaza, rechazando cualquier concesión.
Críticas por la crisis humanitaria: “La gente muere buscando comida” Mientras tanto, los ataques israelíes no han cesado. Al menos 78 personas murieron en las últimas 24 horas, incluidas nueve víctimas por un bombardeo a una escuela gestionada por la ONU en la ciudad de Gaza, y otras nueve —tres de ellas niños— fueron asesinadas cerca de un centro de distribución de la FGH en Rafah.
“La gente muere solo por conseguir comida”, denunció el periodista Hani Mahmoud, de Al Jazeera. Relató que algunos sobrevivientes temen recoger cadáveres en zonas de distribución de alimentos por miedo a ser blanco de ataques adicionales.
Charles Skau, subdirector ejecutivo del Programa Mundial de Alimentos, calificó la situación como “la peor que he visto en mi vida”. Tras su cuarta visita al enclave, reiteró el llamado a un cese inmediato de hostilidades. “Durante la tregua anterior entregamos 8,000 camiones de comida en 42 días. Podemos hacerlo de nuevo, pero necesitamos seguridad y acceso”, subrayó.
Analistas cuestionan intenciones del gobierno israelí El historiador Omer Bartov, experto en genocidio y profesor en la Universidad de Brown, expresó a Al Jazeera que Netanyahu “no desea realmente el fin de la guerra”, ya que eso podría comprometer su permanencia en el poder.
“El acuerdo actual propone liberar solo a 10 rehenes de los supuestos 20 que siguen vivos. Eso le permitirá a Netanyahu decir luego que Hamás no cumplió y justificar la reanudación de la ofensiva”, advirtió Bartov.
En medio de una emergencia humanitaria sin precedentes y una opinión pública cada vez más dividida, la comunidad internacional espera que las conversaciones en Doha abran una puerta para aliviar el sufrimiento en Gaza. Por ahora, el fuego continúa.
La oficina del primer ministro israelí Benjamín Netanyahu confirmó el envío de una delegación a Catar para retomar conversaciones sobre un posible alto al fuego en Gaza, en medio de crecientes presiones internas e internacionales para poner fin al conflicto que, desde octubre de 2023, ha dejado más de 57,000 palestinos muertos y cerca de 136,000 heridos.
Según Al Jazeera, la decisión se produjo tras una “invitación formal” de las autoridades cataríes. Sin embargo, la oficina del primer ministro también señaló que las modificaciones planteadas por Hamás a la propuesta original son “inaceptables” para Israel. No se detallaron cuáles fueron esos cambios.
De acuerdo con la periodista Hamdah Salhut, reportando para Al Jazeera desde Amán, Jordania, Hamás exige que cualquier acuerdo incluya tres condiciones esenciales: que las negociaciones para terminar la guerra continúen tras los 60 días de tregua; que la ayuda humanitaria sea canalizada por organismos de la ONU y no a través de la Fundación Global para la Ayuda Humanitaria (FGH), apoyada por EE. UU. e Israel; y que se defina la ubicación de las fuerzas israelíes dentro de Gaza como parte del acuerdo.
Desde que la FGH comenzó a operar en el enclave palestino a fines de mayo, más de 700 personas han muerto intentando acceder a puntos de distribución de alimentos, según datos recogidos por Al Jazeera.
En paralelo, familias de los rehenes israelíes siguen manifestándose en ciudades como Tel Aviv, Jerusalén y Haifa para exigir un acuerdo. Unas 50 de las 200 personas capturadas por Hamás el 7 de octubre de 2023 permanecen en cautiverio. Israel estima que al menos 27 de ellas ya han fallecido.
Los familiares acusan a Netanyahu de obstruir un posible pacto por razones políticas. “Sus aliados de extrema derecha no quieren un acuerdo”, explicó Salhut, recordando que el primer ministro enfrenta procesos judiciales por corrupción y depende de sectores ultraconservadores para mantenerse en el poder.
Itamar Ben-Gvir, ministro de Seguridad Nacional y figura clave en la coalición, advirtió que un alto al fuego implicaría una “recompensa al terrorismo” y pidió la “conquista total” de Gaza, rechazando cualquier concesión.
Mientras tanto, los ataques israelíes no han cesado. Al menos 78 personas murieron en las últimas 24 horas, incluidas nueve víctimas por un bombardeo a una escuela gestionada por la ONU en la ciudad de Gaza, y otras nueve —tres de ellas niños— fueron asesinadas cerca de un centro de distribución de la FGH en Rafah.
“La gente muere solo por conseguir comida”, denunció el periodista Hani Mahmoud, de Al Jazeera. Relató que algunos sobrevivientes temen recoger cadáveres en zonas de distribución de alimentos por miedo a ser blanco de ataques adicionales.
Charles Skau, subdirector ejecutivo del Programa Mundial de Alimentos, calificó la situación como “la peor que he visto en mi vida”. Tras su cuarta visita al enclave, reiteró el llamado a un cese inmediato de hostilidades. “Durante la tregua anterior entregamos 8,000 camiones de comida en 42 días. Podemos hacerlo de nuevo, pero necesitamos seguridad y acceso”, subrayó.
El historiador Omer Bartov, experto en genocidio y profesor en la Universidad de Brown, expresó a Al Jazeera que Netanyahu “no desea realmente el fin de la guerra”, ya que eso podría comprometer su permanencia en el poder.
“El acuerdo actual propone liberar solo a 10 rehenes de los supuestos 20 que siguen vivos. Eso le permitirá a Netanyahu decir luego que Hamás no cumplió y justificar la reanudación de la ofensiva”, advirtió Bartov.
En medio de una emergencia humanitaria sin precedentes y una opinión pública cada vez más dividida, la comunidad internacional espera que las conversaciones en Doha abran una puerta para aliviar el sufrimiento en Gaza. Por ahora, el fuego continúa.