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Washington y Pekín intentan recomponer la relación comercial en una reunión clave en Londres

Xi Jinping y Donald Trump protagonistas de una relación bilateral marcada por tensiones comerciales. AFP
  • 09/06/2025 13:41

El encuentro bilateral, que se extiende hasta el martes, busca avanzar en la resolución del conflicto por aranceles y el acceso a tierras raras chinas

Tras una primera toma de contacto en Ginebra el mes pasado que marcó el inicio de un acercamiento, la cita que se celebra este lunes y martes en la ciudad de Londres servirá como termómetro para medir si hay un verdadero compromiso por parte de Estados Unidos y China para resolver sus diferencias comerciales.

Altos funcionarios de ambas potencias se han dado cita en Lancaster House, un histórico edificio en el corazón del poder británico, para continuar las negociaciones sobre los aranceles y, especialmente, sobre el acceso a tierras raras, materiales fundamentales para la industria tecnológica y sobre los que China mantiene una posición dominante a nivel mundial.

Las fricciones sobre estas exportaciones no solo tensan la relación bilateral, sino que amenazan con alterar las cadenas globales de suministro y ralentizar el crecimiento económico internacional.

Por parte de EE.UU., asisten el secretario del Tesoro, Scott Bessent, y el representante de Comercio Internacional, Jamieson Greer —quienes ya participaron en las conversaciones de Ginebra—. A ellos se suma esta vez el secretario de Comercio, Howard Lutnick, encargado de supervisar los controles a las exportaciones estadounidenses, lo que evidencia la importancia que Washington otorga a este encuentro.

Del lado chino, encabeza la delegación el viceprimer ministro He Lifeng, considerado el principal arquitecto de la política económica del país y figura cercana al presidente Xi Jinping. He llegó a Londres el domingo y se reunió con la ministra británica de Economía, Rachel Reeves, antes de permanecer en la ciudad hasta el jueves.

Según la televisión estatal china CCTV, durante su encuentro con Reeves, He instó al Reino Unido a fortalecer la cooperación económica y financiera con China. El Gobierno laborista británico, que busca reimpulsar sus lazos con Pekín al tiempo que negocia un acuerdo comercial con EE.UU., ha aprovechado la ocasión para posicionarse como mediador en este momento delicado.

El precedente inmediato tuvo lugar en Ginebra, cuando ambas delegaciones se encontraron en medio de una escalada de aranceles sin precedentes. Estados Unidos había impuesto tarifas de hasta el 145% a productos chinos, y China respondió con aranceles del 125% sobre bienes estadounidenses. Tras esas conversaciones iniciales, los gravámenes se redujeron al 30% por parte de Washington y al 10% por parte de Pekín.

Aunque no se mencionaron entonces de forma directa, las tierras raras estaban en el centro de las tensiones. Como parte del acuerdo provisional, China se comprometió a eliminar medidas no arancelarias implementadas desde el 2 de abril, incluyendo restricciones al suministro de minerales estratégicos destinados al mercado estadounidense.

Ese frágil entendimiento se tambaleó hace dos semanas, cuando el expresidente Donald Trump publicó en redes sociales que, según su punto de vista, China no estaba cumpliendo lo pactado. Sin ofrecer detalles, su mensaje desató una nueva ola de acusaciones cruzadas. Poco después, funcionarios estadounidenses comenzaron a señalar que el flujo de imanes y minerales críticos desde China se había interrumpido o ralentizado.

La respuesta china no se hizo esperar: acusó a EE.UU. de incumplir los compromisos mediante la introducción de nuevas limitaciones a la exportación de semiconductores y equipos tecnológicos, además del anuncio de restricciones severas a las visas de estudiantes chinos.

En una llamada posterior entre Trump y Xi Jinping, ambos acordaron normalizar nuevamente el flujo de materiales estratégicos. Este lunes, el director del Consejo Económico Nacional estadounidense, Kevin Hassett, señaló a CNBC que las conversaciones en Londres buscan consolidar ese compromiso. “El objetivo es comprobar que están comprometidos en serio”, afirmó.

El impacto de esta guerra comercial ha sido notorio. En abril, el déficit comercial estadounidense con China cayó a 17.185 millones de dólares, el nivel más bajo desde la pandemia.

Ese mes, EE.UU. importó productos chinos por valor de $25.378 millones, mientras que sus exportaciones al país asiático ascendieron a solo $8.193 millones.

Un intercambio tan reducido solo se había visto durante los peores meses de 2020, cuando la economía china cerró casi por completo para contener la propagación del coronavirus.