Circunstancias y oportunidades

Pixabay
  • 12/10/2025 00:00

En este mundo tan volátil actual, donde las circunstancias abren todo un mundo de oportunidades, ponemos en la balanza varios factores, encaminados a evaluar profundamente nuestra vida.

Encontramos primero que toda crisis es fuente de gran apertura a nuestro destino, y el cual nos deja un sin número de ventajas que podemos aprovechar para dejar nuestro legado. No con mente cerrada, sino con grandes aspiraciones, amplias y claras que nos van a facilitar, no solamente nuestra salud, sino también nuestra paz espiritual y mental, a la vez que disfrutaremos de todos aquellos logros que poco o mucho, hemos conseguido y podemos conseguir, con gran creatividad y esfuerzo propio.

Estamos en medio de una gran concentración de ideas de toda índole que tenemos que analizar muy inteligentemente para no caer en causas erróneas, pues la fuerza de grupo, medios de comunicación y todo tipo de gobierno y organizaciones hacen lo imposible por imponerse.

¡Que ejemplo nos han dado muchos grandes en la religión y ciencia! La mayoría no han sido sino personas muy de la vida real, que solamente han querido ser una diferencia en su comunidad, y servir al prójimo, pasando totalmente desapercibidos al ojo público, pero no al de Dios. Tenemos, por ejemplo, personas que tratan de hacer lo suyo sin grandes aspiraciones de apreciación o reconocimiento, pero que personas no tan aptas intelectual o espiritualmente lo desvían de contexto.

Quisiera por este medio hacer un comentario en favor de nuestro país. Tenemos un presidente que, si bien es cierto no es perfecto, pues nadie lo es, dentro de las limitaciones de su presupuesto y posibilidades, está tratando y dando lo mejor de sí para superar muchas crisis que han sido abandonadas por gobiernos anteriores por décadas, y han sumido al país en una desilusión.

No hay varita mágica para arreglar problemas tan profundos como los que tenemos, pero si hay varita mágica para que, juntos, como panameños, podamos unirnos y levantar lo mejor que tiene nuestro país.

Dejemos esa politiquería barata, olvidando intereses personales; ya es hora que regresemos a nuestras bases originales de honor y esperanza: dar lo mejor de nosotros. Es la única manera de conseguir la felicidad y la prosperidad. Y qué mejor camino que servir a los demás. Hagamos programas sencillos, pero viables en favor de ancianos, del medio ambiente, de niños sin hogares, de personas necesitadas de amor y esperanza. Cada uno, en la medida de su capacidad puede hacerlo, disfrutarlo y con gran satisfacción, compartirlo.

¿Recuerdan aquel sentimiento de poder crear un gran complejo de abuelitos? donde haya centro diurno, residencias, con todo el equipo y hospital geriátrico necesario. Donde pasen horas de alegría y dejen su legado que tanto anhelan. Eso es bienestar para un país. Dejar un país donde sus habitantes se identifiquen por su actitud positiva; su alegría de vivir, de mostrar las cosas bellas de su país, que puedan disfrutar las generaciones futuras.

Que no nos recuerden o identifiquen por drogas, por corrupción o por el juega vivo. No, eso no es de personas honradas. Demostremos que tenemos a Dios por delante, y que Él rige nuestra existencia. Identifíquense con programas sociales. Sean generosos con las organizaciones benéficas que dan hasta la última gota de sangre para ayudar a los más necesitados. No le dejen la carga a otros. Demos el primer paso. Porque lo que Dios nos ha dado, poco o mucho, es nuestra obligación de compartirlo.