Mujeres panameñas aún enfrentan barreras en liderazgo y salarios, según estudio
- 16/06/2025 00:00
Panamá avanza hacia la equidad, pero continúa rezagado en acceso a cargos directivos y distribución de ingresos, revela el informe global sobre disparidades de género El Foro Económico Mundial publicó la edición 2025 de su Informe Global sobre la Brecha de Género, que mide el progreso hacia la igualdad entre hombres y mujeres en 148 economías. Esta decimonovena edición indica que se ha cerrado un 68,8 % de la brecha de género global. Sin embargo, al ritmo actual, se necesitarían 123 años para alcanzar la paridad total. Los avances se concentran en las áreas de empoderamiento político y participación económica, mientras que los logros educativos y la salud se mantienen próximos a la paridad. Persisten brechas que limitan la transformación de los logros educativos femeninos en presencia equitativa en espacios de liderazgo y desarrollo económico.
El informe muestra que las mujeres representan el 41,2 % de la fuerza laboral mundial, pero solo el 28,8 % ocupa cargos de alta dirección. América Latina y el Caribe es la región que ha registrado mayor avance desde 2006, lo que indica que existen experiencias nacionales donde se han aplicado políticas orientadas al cierre de brechas.
Para profundizar en los hallazgos del informe, La Estrella de Panamá conversó con Silja Baller, economista con doctorado y jefa de Misión en Diversidad, Equidad e Inclusión en el Centro para la Nueva Economía y Sociedad del Foro Económico Mundial.
¿Cuál considera que fue el principal catalizador de la brecha de género sin precedentes para 2025? El Índice Global de Brecha de Género mide cuatro dimensiones de la paridad de género (a través de 14 indicadores): nivel educativo, salud y supervivencia, participación económica y empoderamiento político. En estas cuatro dimensiones, la brecha se redujo al 68,8 % en 2025, lo que representa una mejora de 0,3 puntos porcentuales con respecto a la edición anterior.
Al ritmo actual de progreso, la brecha de género global se cerrará en 123 años, 11 años más rápido que la proyección del año pasado. Esto representa una recuperación parcial de la desaceleración experimentada durante la COVID-19, lo que acerca el progreso global a la trayectoria pre-COVID de casi 100 años hacia la paridad proyectada en la edición de 2020. En comparación con la edición de 2024, los indicadores mejoraron en las cuatro dimensiones, y 11 de los 14 indicadores obtuvieron puntuaciones más altas.2.
A pesar del progreso, se estima que la paridad plena aún está a 123 años de distancia. ¿Qué factores estructurales siguen frenando el progreso? A pesar de los avances en paridad de género en educación, salud y supervivencia —donde se ha cerrado más del 95 % de la brecha—, persisten desafíos significativos en participación económica (60,7 %) y empoderamiento político (23,4 %). Desde 2006, el empoderamiento político ha mejorado en 9 puntos porcentuales y la participación económica en 5,6, aunque estas siguen siendo las áreas con mayores rezagos.
En el ámbito laboral, ha habido un progreso notable en la representación femenina entre profesionales técnicos (72,5 %) y en cargos de alta dirección (42,4 %). No obstante, las brechas salariales y de ingresos persisten como obstáculos importantes. En cuanto a la participación política, la presencia de mujeres en parlamentos (33 %) y cargos ministeriales (25,1 %) casi se ha duplicado en las últimas dos décadas. Aun así, el acceso femenino al nivel más alto de liderazgo gubernamental —jefaturas de Estado— sigue siendo limitado.
El informe destaca dos tendencias claras: la paridad ya alcanzada en salud y educación ha permitido solo mejoras marginales, mientras que los avances en empoderamiento político y participación económica han sido más dinámicos, aunque con una gran dispersión entre países.
Esto refleja que, mientras algunas economías han progresado significativamente, muchas otras siguen rezagadas. Cerrar estas brechas requiere esfuerzos sostenidos, especialmente en las dimensiones donde el punto de partida ha sido históricamente bajo y donde aún se evidencian profundas desigualdades estructurales.
América Latina y el Caribe es la región que más ha avanzado desde 2006. ¿A qué atribuye este progreso? ¿Qué pueden aprender otras regiones del enfoque latinoamericano? América Latina y el Caribe ocupa el tercer lugar a nivel mundial en paridad de género, con un 74,5 % de su brecha cerrada. Es la región que más rápido avanza hacia la paridad, con una proyección de 57 años para alcanzarla. Entre 2006 y 2025, logró la mayor mejora absoluta a nivel global (8,6 puntos porcentuales) y se distingue por un progreso colectivo y constante entre sus economías. Ecuador y México figuran entre los países de mayor avance dentro de sus respectivos grupos de ingresos.
En salud, la región muestra un desempeño sólido, situándose entre las tres mejores del mundo con una puntuación superior al 97 %. Las diferencias entre los países con mejor y peor desempeño son mínimas, inferiores a 1,5 puntos porcentuales.En empoderamiento político, América Latina y el Caribe ocupa el segundo lugar global con una puntuación del 35 %, solo detrás de Europa. Se destaca por su alta representación femenina tanto en parlamentos como en gabinetes ministeriales.
Desde 2006, ha mejorado 23,3 puntos porcentuales en esta dimensión. Quince países han tenido una mujer jefa de Estado en los últimos 50 años, y en 17 economías, las mujeres representan al menos un tercio del gabinete.En contraste, la participación económica sigue siendo el área más rezagada, aunque ha mejorado 9,9 puntos porcentuales desde 2006. La representación femenina entre profesionales y técnicos aumentó 8,8 puntos, y en altos cargos como gerencias y legislaturas, 18 puntos.
Todas las economías de la región han cerrado al menos el 50 % de su brecha económica, y hay poca disparidad entre los países con mejor y peor desempeño (menos de 8,4 puntos). Esto refleja avances significativos, aunque aún queda trabajo por hacer para alcanzar la equidad plena.
El informe no menciona directamente a Panamá. ¿Podría compartir la posición actual del país en el índice global? Panamá ha cerrado el 74,1 % de su brecha de género y se ubica en la posición 51 a nivel mundial, cayendo un lugar respecto a 2024. Aunque mantiene una trayectoria positiva desde 2006, su avance ha sido más lento que el promedio regional. Ha logrado reducir brechas en participación económica, educación y empoderamiento político, aunque la brecha en salud y supervivencia se ha ampliado ligeramente debido a una mejora en la esperanza de vida saludable de los hombres, mientras la de las mujeres se estancó.
En participación económica, ha cerrado el 72,2 % de la brecha, con avances en ingresos laborales, aunque afectados por una menor paridad salarial. En empoderamiento político, la brecha se ha reducido en 27 %, a pesar de una leve caída reciente en la representación parlamentaria femenina. Las brechas en educación y salud están casi cerradas, con un 99,8 % y 97,5 % de paridad, respectivamente.
A pesar de la alta proporción de mujeres profesionales, muchas panameñas aún carecen de acceso a puestos de liderazgo. ¿Cómo pueden las empresas panameñas y el gobierno cerrar esta brecha? Panamá ha mejorado en paridad de género en la participación laboral, del 63,9 % en 2006 al 67,8 % en 2025, y ha mantenido la paridad entre trabajadores profesionales y técnicos. Sin embargo, la representación femenina en puestos directivos, aunque ha aumentado del 66,7 % al 86,4 %, sigue siendo desigual, con fluctuaciones importantes en la última década.
A nivel global, persiste la brecha de género en el liderazgo. La economía del cuidado es un factor clave: las mujeres tienen un 55,2 % más de probabilidades que los hombres de interrumpir su carrera, y por periodos más largos. También tienen cuatro veces más probabilidades de dejar el trabajo para cuidar hijos a tiempo completo. Pese a su importancia, la infraestructura de cuidados aún se percibe más como un gasto que una inversión.
Además, los logros educativos de las mujeres no se traducen en acceso a liderazgo. Diseñar procesos equitativos de contratación y ascensos será crucial para avanzar.
El Foro Económico Mundial publicó la edición 2025 de su Informe Global sobre la Brecha de Género, que mide el progreso hacia la igualdad entre hombres y mujeres en 148 economías. Esta decimonovena edición indica que se ha cerrado un 68,8 % de la brecha de género global. Sin embargo, al ritmo actual, se necesitarían 123 años para alcanzar la paridad total. Los avances se concentran en las áreas de empoderamiento político y participación económica, mientras que los logros educativos y la salud se mantienen próximos a la paridad. Persisten brechas que limitan la transformación de los logros educativos femeninos en presencia equitativa en espacios de liderazgo y desarrollo económico.
El informe muestra que las mujeres representan el 41,2 % de la fuerza laboral mundial, pero solo el 28,8 % ocupa cargos de alta dirección. América Latina y el Caribe es la región que ha registrado mayor avance desde 2006, lo que indica que existen experiencias nacionales donde se han aplicado políticas orientadas al cierre de brechas.
Para profundizar en los hallazgos del informe, La Estrella de Panamá conversó con Silja Baller, economista con doctorado y jefa de Misión en Diversidad, Equidad e Inclusión en el Centro para la Nueva Economía y Sociedad del Foro Económico Mundial.
El Índice Global de Brecha de Género mide cuatro dimensiones de la paridad de género (a través de 14 indicadores): nivel educativo, salud y supervivencia, participación económica y empoderamiento político. En estas cuatro dimensiones, la brecha se redujo al 68,8 % en 2025, lo que representa una mejora de 0,3 puntos porcentuales con respecto a la edición anterior.
Al ritmo actual de progreso, la brecha de género global se cerrará en 123 años, 11 años más rápido que la proyección del año pasado. Esto representa una recuperación parcial de la desaceleración experimentada durante la COVID-19, lo que acerca el progreso global a la trayectoria pre-COVID de casi 100 años hacia la paridad proyectada en la edición de 2020. En comparación con la edición de 2024, los indicadores mejoraron en las cuatro dimensiones, y 11 de los 14 indicadores obtuvieron puntuaciones más altas.2.
A pesar de los avances en paridad de género en educación, salud y supervivencia —donde se ha cerrado más del 95 % de la brecha—, persisten desafíos significativos en participación económica (60,7 %) y empoderamiento político (23,4 %). Desde 2006, el empoderamiento político ha mejorado en 9 puntos porcentuales y la participación económica en 5,6, aunque estas siguen siendo las áreas con mayores rezagos.
En el ámbito laboral, ha habido un progreso notable en la representación femenina entre profesionales técnicos (72,5 %) y en cargos de alta dirección (42,4 %). No obstante, las brechas salariales y de ingresos persisten como obstáculos importantes. En cuanto a la participación política, la presencia de mujeres en parlamentos (33 %) y cargos ministeriales (25,1 %) casi se ha duplicado en las últimas dos décadas. Aun así, el acceso femenino al nivel más alto de liderazgo gubernamental —jefaturas de Estado— sigue siendo limitado.
El informe destaca dos tendencias claras: la paridad ya alcanzada en salud y educación ha permitido solo mejoras marginales, mientras que los avances en empoderamiento político y participación económica han sido más dinámicos, aunque con una gran dispersión entre países.
Esto refleja que, mientras algunas economías han progresado significativamente, muchas otras siguen rezagadas. Cerrar estas brechas requiere esfuerzos sostenidos, especialmente en las dimensiones donde el punto de partida ha sido históricamente bajo y donde aún se evidencian profundas desigualdades estructurales.
América Latina y el Caribe ocupa el tercer lugar a nivel mundial en paridad de género, con un 74,5 % de su brecha cerrada. Es la región que más rápido avanza hacia la paridad, con una proyección de 57 años para alcanzarla. Entre 2006 y 2025, logró la mayor mejora absoluta a nivel global (8,6 puntos porcentuales) y se distingue por un progreso colectivo y constante entre sus economías. Ecuador y México figuran entre los países de mayor avance dentro de sus respectivos grupos de ingresos.
En salud, la región muestra un desempeño sólido, situándose entre las tres mejores del mundo con una puntuación superior al 97 %. Las diferencias entre los países con mejor y peor desempeño son mínimas, inferiores a 1,5 puntos porcentuales.En empoderamiento político, América Latina y el Caribe ocupa el segundo lugar global con una puntuación del 35 %, solo detrás de Europa. Se destaca por su alta representación femenina tanto en parlamentos como en gabinetes ministeriales.
Desde 2006, ha mejorado 23,3 puntos porcentuales en esta dimensión. Quince países han tenido una mujer jefa de Estado en los últimos 50 años, y en 17 economías, las mujeres representan al menos un tercio del gabinete.En contraste, la participación económica sigue siendo el área más rezagada, aunque ha mejorado 9,9 puntos porcentuales desde 2006. La representación femenina entre profesionales y técnicos aumentó 8,8 puntos, y en altos cargos como gerencias y legislaturas, 18 puntos.
Todas las economías de la región han cerrado al menos el 50 % de su brecha económica, y hay poca disparidad entre los países con mejor y peor desempeño (menos de 8,4 puntos). Esto refleja avances significativos, aunque aún queda trabajo por hacer para alcanzar la equidad plena.
Panamá ha cerrado el 74,1 % de su brecha de género y se ubica en la posición 51 a nivel mundial, cayendo un lugar respecto a 2024. Aunque mantiene una trayectoria positiva desde 2006, su avance ha sido más lento que el promedio regional. Ha logrado reducir brechas en participación económica, educación y empoderamiento político, aunque la brecha en salud y supervivencia se ha ampliado ligeramente debido a una mejora en la esperanza de vida saludable de los hombres, mientras la de las mujeres se estancó.
En participación económica, ha cerrado el 72,2 % de la brecha, con avances en ingresos laborales, aunque afectados por una menor paridad salarial. En empoderamiento político, la brecha se ha reducido en 27 %, a pesar de una leve caída reciente en la representación parlamentaria femenina. Las brechas en educación y salud están casi cerradas, con un 99,8 % y 97,5 % de paridad, respectivamente.
Panamá ha mejorado en paridad de género en la participación laboral, del 63,9 % en 2006 al 67,8 % en 2025, y ha mantenido la paridad entre trabajadores profesionales y técnicos. Sin embargo, la representación femenina en puestos directivos, aunque ha aumentado del 66,7 % al 86,4 %, sigue siendo desigual, con fluctuaciones importantes en la última década.
A nivel global, persiste la brecha de género en el liderazgo. La economía del cuidado es un factor clave: las mujeres tienen un 55,2 % más de probabilidades que los hombres de interrumpir su carrera, y por periodos más largos. También tienen cuatro veces más probabilidades de dejar el trabajo para cuidar hijos a tiempo completo. Pese a su importancia, la infraestructura de cuidados aún se percibe más como un gasto que una inversión.
Además, los logros educativos de las mujeres no se traducen en acceso a liderazgo. Diseñar procesos equitativos de contratación y ascensos será crucial para avanzar.