Crisis diplomática por Taiwán: el trasfondo del choque entre la Asamblea y el Ejecutivo panameño
- 20/11/2025 00:00
El politólogo, Nehemías Jaén, analiza el viaje de diputados a Taipéi, la reacción de China, los límites constitucionales y los riesgos estratégicos para Panamá en plena disputa geopolítica.
La Estrella de Panamá conoció que el Gobierno Nacional citó ayer miércoles 19 de noviembre a la embajadora de China en Panamá, Xu Xueyuan, para una reunión convocada a las 3:30 p.m. en la Presidencia de la República.
De acuerdo con la información obtenida, la convocatoria tiene como objetivo expresar personalmente el rechazo categórico del Gobierno panameño a cualquier acto de injerencia de parte de misiones diplomáticas acreditadas en el país, en referencia a recientes acciones atribuidas a la representación china.
La decisión surge tras el creciente malestar dentro del Ejecutivo por la reacción de China al viaje que un grupo de diputados panameños realizará a Taiwán, un territorio con el cual Panamá no mantiene relaciones diplomáticas desde 2017.
La embajadora china en Panamá contactó, el pasado martes, directamente a varios diputados —por mensaje — para pedirles que declinaran la invitación, y además los convocó a una reunión privada. Este diario conversó con Betserai Richards de la bancada Seguimos y Eduardo Gaitán de Vamos, quienes confirmaron dicha petición.
El presidente José Raúl Mulino reiteró, mediante un comunicado oficial, que la política exterior es atribución exclusiva del Órgano Ejecutivo y recordó que Panamá reconoce desde 2017 a la República Popular China como único gobierno legítimo.
Para el politólogo panameño Nehemías Jaén, la reacción del Ejecutivo fue “un procedimiento diplomático completamente acorde a la práctica internacional”, especialmente desde que Panamá decidió romper con la República de China (Taiwán) y establecer relaciones con Beijing.
“Al tener relaciones diplomáticas con la República Popular China desde 2017, lo apropiado era que el Gobierno hiciera ese señalamiento. Es parte del protocolo diplomático”, explicó.
Sin embargo, aclaró que la decisión de los diputados de aceptar la invitación “no es algo fuera de lo normal”, y mucho menos un hecho sin precedentes.
Jaén recordó que antes de 2017, cuando Panamá aún mantenía reconocimiento diplomático a Taiwán, era común que políticos, diputados, ministros y viceministros viajaran a China, pese a no existir relaciones formales con ese país.
“Durante más de veinte años hubo visitas de autoridades panameñas a la República Popular China sin que Panamá los reconociera diplomáticamente. Esto no es nuevo”, afirmó. Por eso, sostiene que el viaje legislativo a Taiwán no debe interpretarse como una ruptura de la política exterior panameña.
“Esto es totalmente real”, aseguró. Para Jaén, ese gesto excede los límites usuales de la diplomacia: “Yo creo que en este caso China se pasó de la valla”.
Jaén enfatizó que la Constitución panameña es clara: la política exterior recae únicamente en el presidente de la República. Ni la Asamblea Nacional ni otro órgano del Estado pueden modificar o contradecir las relaciones diplomáticas oficiales del país.
“Aunque la Asamblea es un órgano del Estado y sus miembros representan la voluntad popular, constitucionalmente no tienen nada que decidir sobre política exterior. Ese poder es exclusivo del presidente”, recalcó.
Por ello, insiste en que la visita a Taiwán no implica un quiebre diplomático, porque no proviene del Ejecutivo ni supone reconocimiento formal alguno.
“El viaje encaja dentro de lo posible. Panamá es un país soberano y los diputados reciben invitaciones igual que las recibieron durante décadas para ir a China. No es algo extraordinario”, agregó.
Jaén subrayó que para Taiwán, Panamá sigue siendo un país de alto interés económico y estratégico. Aunque no haya relaciones diplomáticas, “hay cientos de millones de dólares taiwaneses invertidos en puertos, banca y comercio en nuestro país”.
Por eso considera lógico que Taipéi busque restablecer canales de comunicación, aunque sean comerciales o de representación. Taiwan, dice, “tiene una presencia económica real en Panamá, más grande de lo que muchos imaginan”.
El diplomático también mencionó un elemento que suele pasar desapercibido: Panamá se ha planteado entrar en la cadena global de semiconductores y microelectrónica, sector dominado por empresas taiwanesas.“Es contradictorio querer participar en esa industria sin tener ningún tipo de contacto con Taiwán”, afirmó.
A juicio de Jaén, en términos técnicos Panamá sí podría mantener relaciones simultáneas con la República Popular China y con la República de China (Taiwán). Pero esto es imposible bajo la política exterior de Beijing.
“China considera a Taiwán como una provincia rebelde. Para ellos no hay término medio: o estás con uno o estás con el otro”, explicó.
Sobre la posibilidad de que Panamá retome relaciones con Taiwán, Jaén es claro: no es viable. Los costos serían demasiado altos.
“La retaliación económica de China sería fulminante”, advirtió. Mencionó el ejemplo reciente de Japón, cuyos comentarios sobre la seguridad regional y Taiwán desataron medidas inmediatas de Beijing: campañas para impedir que ciudadanos chinos viajaran a Japón y bloqueos a importaciones de productos del mar.
“Si Panamá se va de frente contra la política de ‘Una sola China’, la Zona Libre de Colón podría quebrar en cuestión de meses”, advirtió.
Jaén sostiene que, desde un punto de vista estrictamente técnico y estratégico, Panamá “nunca debió romper con Taiwán”, pero reconoce que revertir la decisión hoy tendría consecuencias devastadoras.
“No podemos hacerlo, aunque fuera lo correcto para el país. No hay vuelta atrás”, afirmó.
Para el diplomático, lo más pragmático sería mantener relaciones con China y restablecer algún tipo de canal comercial o de representación con Taiwán, sin romper con Beijing. Pero incluso esa opción —dice— debe manejarse con extremo cuidado.