Cultura

La restauración del patrimonio cultural: una labor compleja de experiencia y conocimiento

José Zaldívar Duarte frente a una de sus obras. Cedida
“Pelea de perros”, obra de José Zaldívar Duarte. Cedida
  • 26/05/2025 00:00

La gran pasión de ‘Zar’ Duarte ha sido la conservación y restauración de obras de arte. En esta conversación comparte sobre la profesión que ha ejercido por años.

Si llegas a la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Panamá te conectas con la historia del siglo XX y con la presencia norteamericana en el país. Ese magnífico complejo arquitectónico, conocido como el Domo de Curundú, albergaba la escuela secundaria para los hijos de los estadounidenses.

Construida en 1957, esa edificación cuenta hoy otra historia. Después del traspaso del Canal, en 1999, fue cedido a la Universidad de Panamá. Allí, en el sótano, funciona la Escuela de Artes Visuales, donde encuentras a José Zaldívar Duarte Camaño (Soná, 1949) explicando en el taller de restauración cómo se hacían los entierros indígenas en Panamá frente a más de una docena de estudiantes que le miran fascinados, porque nadie les había hablado nunca de la riqueza artística que tenía la cultura Gran Coclé.

“Antes de la llegada de los españoles nosotros teníamos una gran cultura (...) excelentes orfebres y ceramistas”, señala Duarte.

Estas clases están diseñadas para introducir a los estudiantes en la ley número 14, por la que “se dictan medidas sobre la custodia, conservación y administración del patrimonio Histórico de la Nación”.

Pese a su primera formación dirigida a la creación artística, que nunca ha abandonado, el patrimonio cultural, y en concreto su conservación y restauración, ha sido la gran pasión de “Zar Duarte” -como es coloquialmente conocido-, una tarea delicada y compleja que requiere del oficio, conocimientos y la experiencia de un experto para evitar los daños irreversibles que puede causar la intervención de un incompetente.

Duarte estudió en la prestigiosa Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, en Madrid, la misma escuela donde estudiaron otros reconocidos pintores panameños, entre ellos los maestros Guillermo Trujillo y Antonio Madrid. Ingresar en la Academia de San Fernando es un privilegio reservado a unos pocos, dada la excelencia que se requiere para ingresar en esta institución fundada en 1752, que es legendaria.

Corría el año 1981 y Duarte regresa graduado a su país natal. Dejaba España, donde había coincidido con el maestro Julio Zachrisson (un referente del grabado en Panamá). Duarte recuerda que siendo estudiante le traía grabados de Zachrisson a Trujillo, en sus años de estudio entre España y Panamá.

En 1988, por concurso, se ocupa de la dirección de la Escuela Nacional de Artes Plásticas del INAC. Fue supervisor Nacional de Educación Artística y otras dos veces director de educación artística. Su destreza en el dibujo y la pintura hizo posible que tomara un postgrado en restauración de pintura de caballete. Ese curso fue el principio de una pasión por la restauración que se extendería a lo largo de su carrera.

El Gobierno español lo beca en 1991 para proseguir con sus estudios de restauración de caballete en el Instituto de Bienes Inmuebles. Su creciente interés por la conservación y la restauración siguió con los cursos, desde 1988 1995, de cerámica precolombina, metales, pintura de caballete, piedra y papel.

Le siguieron otros cursos en Barcelona de restauración de objetos arqueológicos. Su conocimiento de pintura, dibujo, restauración y conservación marcaron el camino de la docencia que ejerce Duarte en la Facultad de Bellas Artes desde 1992 hasta el momento, dedicado a dictar clases de restauración y conservación de obras de caballete, escultura, cerámica y metal, una disciplina complicada cuyos fundamentos nos esboza en esta entrevista.

¿Qué se necesita para ser un restaurador?

Un restaurador debe tener una formación sólida en historia del arte o en conservación de bienes culturales. Igualmente, debe tener conocimiento de pintura, de química y física una materia indispensable para descifrar los elementos con los que se trabaja. Sobre todo, el restaurador debe desarrollar habilidades técnicas con conocimientos de arte, sin olvidar el código deontológico, que dicta que un profesional de la restauración debe y tiene que tener competencias específicas y seguir las normas estéticas, profesionales y de confidencialidad.

¿Podría explicarnos cuál es el protocolo cuando llega una pieza al taller de restauración?

Un restaurador debe desarrollar la habilidad de observar detenidamente. Esta habilidad le permite hacer un diagnóstico cuando una pieza entra al taller, donde el primer paso es hacer la ficha técnica del objeto a restaurar. Esta ficha debe incluir autor, título, fecha, dimensiones, soporte y una descripción de la obra. Se fotografías la pieza desde varios ángulos y se continúa con una descripción del estado de la obra, apuntando los deterioros preliminares, faltantes, colas sin adherencia, oxidación de barniz, etcétera.

Esa ficha sirve de guía y con esa información se procede entonces a la restauración. Esta debe especificar los materiales, el procedimiento y justificar todo el proceso de principio a fin. Esa ficha es la “cedula de identidad” de la obra.

¿Hablemos de patrimonio?

Una de las cualidades de un restaurador es la honestidad y hay leyes que protegen y garantizan el patrimonio. La ley 14 de 5 mayo de 1982, conocida como la Ley sobre la Custodia, Conservación y Administración del Patrimonio Histórico de la Nación, establece las medidas para proteger y gestionar el patrimonio cultural del país. Patrimonio histórico son los sitios arqueológicos, documentos, monumentos u otros bienes que sean testigos de la historia del país. Eso incluye huacas, objetos precolombinos. El restaurador debe regirse por la “Carta de Atenas” (o “Athens Charter”) de 1933, no es una ley en sí, sino un documento fundamental que establece principios para la preservación y restauración de monumentos históricos y sitios arqueológicos. Fue creada por expertos en arquitectura y urbanismo y establece recomendaciones para la conservación del patrimonio cultural, incluyendo la creación de inventarios de monumentos y la protección de su entorno.

¿Ha realizado alguna intervención de Patrimonio?

A solicitud del Ministerio de Educación intervine los murales del Instituto Nacional. Si nos referimos a las obras religiosas he intervenido un San José y los ángeles de la Iglesia de Soná. Imágenes de Cristo de la iglesia de Alcalde Díaz. A solicitud de La escuela María Inmaculada restauré unas copias de pintores europeos del siglo XVIII y XIX.

¿Qué criterios debe seguir un restaurador de arte?

Respeto por la estética original. El restaurador no debe cambiar nada y solo debe intervenir las áreas en deterioro para su conservación. Debe investigar y documentarse, tiene que respetar la integridad artística e histórica que está restaurando y su intervención deben ser reversible, lo que significa que pueden quitarse y volverse a restaurar.

¿Cómo docente que imparte clases de restauración y conservación en la Escuela de Artes Visuales, cuál es su compromiso?
En la Universidad de Panamá no tenemos una carrera de restauración, que es una carrera formal de cuatro años, por eso es fundamental enseñarles a los estudiantes en estas clases los criterios básicos de respeto por la integridad histórica y artística. En el taller abordamos los objetos de caballete y cerámica en el primer semestre y en el segundo vemos los metales, y mi objetivo es acercar a los estudiantes a la restauración y la conservación sin dejar de lado el arte precolombino de Panamá, que los estudiantes conozcan que somos herederos de una cultura indígena excepcional.