Cultura

Migración, trauma y cultura: reflexiones de ‘Diálogo sin fronteras’

El panel expuso que la migración no es solo tránsito: también es identidad, cultura y futuro compartido, con Panamá como escenario de origen, paso y destino. Organización Internacional para las Migraciones (OIM)
La migración fue analizada como herencia, trauma y oportunidad en el panel realizado en la Feria Internacional del Libro de Panamá. Organización Internacional para las Migraciones (OIM)
  • 19/08/2025 00:00

En la pasada Feria del Libro, especialistas de la ONU, la salud mental y el periodismo coincidieron en que la movilidad humana es, más que un desafío, una oportunidad de encuentro

La migración como libro abierto, como herencia ancestral y como oportunidad de transformación fue el eje del panel ‘Diálogos sin fronteras: construyendo puentes entre culturas”, celebrado en el marco de la Feria Internacional del Libro de Panamá.

La actividad reunió a periodistas, especialistas en salud mental, representantes de organismos internacionales y defensores de derechos humanos, quienes ofrecieron una mirada integral sobre la movilidad humana y su vínculo con la cultura.

Los panelistas invitados fueron Isaías Cedeño, periodista panameño reconocido internacionalmente por sus coberturas sobre migración, ganador del Premio Iris de la Academia de Televisión de España por su reportaje sobre ‘Migración climática: emergencia en Guna Yala’; la doctora Edith Shiro, psicóloga clínica formada en Nueva York y autora del libro El inesperado regalo del trauma.

Idian Osorio, experta en derechos humanos y actual jefa de la unidad de gestión migratoria de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM); y Sandie Blanchet, representante del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) en Panamá, con más de tres décadas de experiencia en programas humanitarios.

En su intervención, Osorio planteó una analogía poderosa: “un migrante es como un libro abierto que llega a una biblioteca nueva, cargado de páginas inéditas que enriquecen a la comunidad que lo recibe”.

Explicó que cada persona en movimiento trae consigo experiencias, lenguas, saberes y tradiciones que, lejos de ser una carga, pueden convertirse en un patrimonio cultural compartido.

Recordó que desde 2019 más de un millón de personas han cruzado la selva del Darién, trayendo consigo historias que demandan ser escuchadas y comprendidas.

Por su parte, Blanchet complementó esta visión al destacar cómo las comunidades indígenas del Darién, pese a sus limitaciones estructurales, demostraron resiliencia y solidaridad al adaptarse al arribo masivo de migrantes.

“Fue impresionante ver cómo pueblos de apenas 500 habitantes organizaron servicios para atender a más de 4.000 personas al día, antes incluso que el Estado o la comunidad internacional”, señaló.

Su testimonio puso en evidencia la capacidad de las comunidades locales de actuar como verdaderos “puentes culturales” en medio de una crisis.

La voz de los desplazados

Desde la mirada periodística, Cedeño resaltó la importancia de escuchar, agradecer y acompañar las historias de quienes se desplazan.

“El periodismo tiene la responsabilidad de dar rostro y voz a la migración, para que deje de ser una estadística y se convierta en una experiencia humana compartida”, subrayó.

Compartió además la experiencia de documentar a los primeros migrantes climáticos de Latinoamérica en Guna Yala, obligados a abandonar sus islas por el aumento del nivel del mar.

Su trabajo, dijo, no solo busca informar, sino también generar empatía y conciencia sobre una problemática que ya no es del futuro, sino del presente.

Trauma colectivo y sanación comunitaria

La doctora Shiro abordó el impacto psicológico de la movilidad forzada, recordando que la migración no siempre es voluntaria y que muchas veces está marcada por pérdidas abruptas: del hogar, de la comunidad, de la seguridad.

Explicó que los traumas colectivos —como el vivido por familias enteras en procesos migratorios masivos— requieren procesos de sanación comunitaria.

“La discriminación no es natural, se aprende. En cambio, la integración puede ser una oportunidad para abrirnos a nuevas culturas sin negar nuestras raíces”, afirmó.

Asimismo destacó que la cultura, en sus diversas expresiones artísticas, puede convertirse en un medio poderoso de resiliencia y de reconstrucción de identidades.

Panamá como receptor de migrantes

En el conversatorio también se planteó el rol de Panamá como país de tránsito: ¿hasta qué punto la sociedad panameña está preparada para integrar a quienes deciden quedarse?

Ante esta realidad, Sandy Blanche recordó que los procesos de integración requieren tanto políticas públicas sostenidas como la apertura de la ciudadanía: “la integración no es un acto administrativo, es un acto humano”.

Desde la perspectiva periodística, una asistente consultó sobre la responsabilidad de los medios para cubrir la migración sin caer en el sensacionalismo. Cedeño fue enfático: “no se trata de mostrar cifras, sino de contar historias. Cuando los migrantes aparecen solo como números, se invisibiliza su humanidad”.

El panel hizo un llamado conjunto a comprender la migración no solo como un fenómeno de tránsito, sino como parte de la identidad panameña y de la construcción cultural de las sociedades contemporáneas.

Las ideas de los expositores convergió en que la movilidad humana es, al mismo tiempo, un reto y una oportunidad: una invitación a transformar fronteras en puentes y a ver en cada migrante un capítulo nuevo para la historia compartida.

El intercambio final con el público permitió confirmar que la migración es también un tema cotidiano en Panamá, país de origen, tránsito y destino. Sin embargo, también se reconoció que la migración no es solo un reto de gestión, sino una oportunidad de aprendizaje y de encuentro.

Tanto los panelistas y asistentes coincidieron en que la clave está en transformar el miedo en curiosidad, y la frontera en un puente.

Idian Osorio,
Jefa de la unidad de gestión migratoria de la OIM.
Un migrante es como un libro abierto que llega a una biblioteca nueva, cargado de páginas inéditas que enriquecen a la comunidad que lo recibe”,
Edith Shiro,
Psicóloga y autora.
La discriminación no es natural, se aprende. En cambio, la integración puede ser una oportunidad para abrirnos a nuevas culturas sin negar nuestras raíces”,