El escándalo que empañó al Miss Universo 2025: humillaciones, protestas y renuncias
- 10/11/2025 00:00
El certamen de belleza más famoso del planeta enfrenta su año más turbulento. Acusaciones de maltrato, boicots y crisis de liderazgo sacuden la credibilidad de Miss Universo 2025
Lo que debía ser una celebración global de la belleza y el empoderamiento femenino se ha convertido en una tormenta mediática. La edición número 74 de Miss Universo, programada para celebrarse el 21 de noviembre de 2025 en Tailandia, ha estado marcada por una cadena de controversias que han minado la reputación de la organización y dividido a las participantes.
El detonante fue un incidente ocurrido el 4 de noviembre durante la ceremonia de presentación de candidatas, cuando el director del certamen en Tailandia, Nawat Itsaragrisil, interrumpió el evento para reprender públicamente a la representante de México, Fátima Bosch, acusándola de no participar en una grabación promocional. Frente a decenas de asistentes y cámaras, la insultó llamándola “tonta”, provocando la indignación inmediata de las concursantes.
La situación escaló rápidamente: Bosch abandonó la sala escoltada por seguridad y varias candidatas, incluida la actual Miss Universo, Victoria Kjær Theilvig de Dinamarca, se levantaron para acompañarla en un gesto de solidaridad. El episodio se volvió viral en cuestión de horas, provocando una ola de críticas contra la organización.
La reacción internacional fue inmediata. Candidatas, exreinas de belleza y usuarios en redes sociales denunciaron la humillación sufrida por Bosch como un ejemplo de abuso de poder. Theilvig, visiblemente afectada, declaró que “ninguna mujer debería ser tratada con desprecio frente a una audiencia mundial”.
Ante la presión mediática, la Miss Universe Organization (MUO) anunció que el directivo tailandés sería apartado temporalmente de sus funciones y que se evaluaban acciones legales. Sin embargo, el gesto no bastó para detener la ola de críticas. Varios patrocinadores expresaron preocupación por el manejo de la crisis y la coherencia de un certamen que promueve el empoderamiento femenino mientras enfrenta acusaciones de misoginia y maltrato.
A la polémica se sumó la revelación de que algunos eventos paralelos organizados en Tailandia —como cenas y desfiles— no estaban autorizados oficialmente por la MUO. Además, surgieron reportes de vínculos con plataformas de apuestas en línea, lo cual ha abierto una investigación por posibles violaciones a las leyes locales.
Cuando la atención parecía centrarse en el incidente con México, otra controversia sacudió al certamen. La representante de Chile, Inna Moll, fue duramente criticada tras publicar un video en redes sociales donde simulaba consumir una sustancia blanca, en alusión al tema “Addicted to You” de Shakira.
El video generó una ola de rechazo en redes y obligó a Moll a disculparse públicamente, alegando que se trataba de una idea de su maquillista y que “debió haberla detenido a tiempo”. Este segundo episodio aumentó la percepción de descontrol dentro del certamen y reforzó el argumento de quienes piden una reestructuración profunda de la organización.
No es la primera vez que Miss Universo enfrenta cuestionamientos. En octubre pasado, la organización demandó a la exdirectora de Miss USA, Laylah Rose, por crear un ambiente laboral tóxico, incumplir contratos y dañar la marca. La entonces Miss USA 2024, Noelia Voight, renunció públicamente denunciando presiones psicológicas y falta de apoyo institucional.
Estos antecedentes hacen que el escándalo actual no sea un hecho aislado, sino parte de una cadena de conflictos que evidencian una crisis interna más profunda. En menos de un año, la MUO ha tenido que defenderse de demandas, críticas por censura, acusaciones de favoritismo y ahora, de maltrato directo a sus concursantes.
Días después del escándalo, Nawat Itsaragrisil publicó un video en sus redes sociales en el que ofreció disculpas a Miss México y a la organización. En el mensaje, grabado desde Bangkok, aseguró que sus palabras “fueron malinterpretadas” y que “jamás tuvo intención de humillar a ninguna participante”.
“Lamento profundamente lo ocurrido y reconozco que mis palabras fueron inapropiadas en ese contexto”, expresó, visiblemente nervioso. También afirmó que su intención era “defender el trabajo de producción del evento”, pero que “el tono y la forma fueron equivocados”.
A pesar de la disculpa, muchas concursantes consideraron el mensaje insuficiente, al no asumir plenamente la responsabilidad por el daño causado. Miss México, Fátima Bosch, declaró a la prensa que “acepta la disculpa, pero no el trato”, subrayando que “ninguna participante debería pasar por una experiencia así”.
La MUO respondió al gesto de Nawat con cautela, señalando que “toda disculpa es bienvenida, pero las acciones deben demostrar el compromiso con los valores del certamen”. En los días siguientes, el empresario tailandés se mantuvo fuera de los eventos oficiales y no ha sido confirmado su regreso a la organización.
El incidente trascendió el ámbito del espectáculo y alcanzó la esfera política. La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, se pronunció en defensa de la candidata nacional durante una conferencia de prensa, calificando el trato recibido como “inaceptable y vergonzoso”.
“Como mexicana y como mujer, respaldo completamente a Fátima Bosch. No hay justificación alguna para que una participante sea humillada públicamente. Las mujeres no deben ser objeto de burlas ni de desprecio en ningún escenario”, afirmó la mandataria.
Sheinbaum también aprovechó el momento para enviar un mensaje más amplio sobre respeto y dignidad: “Estos certámenes dicen promover el empoderamiento, pero deben demostrarlo con hechos. Las disculpas no bastan si no hay un cambio estructural”.
Las palabras de la presidenta fueron celebradas en redes sociales y por organizaciones feministas mexicanas, que destacaron su postura como un ejemplo de liderazgo y sororidad institucional. El tema llegó incluso al Congreso mexicano, donde legisladoras solicitaron a la Secretaría de Relaciones Exteriores acompañar a Bosch durante su estancia en Tailandia.
La MUO ha prometido reformar sus protocolos internos, reforzar las medidas de respeto y establecer canales de denuncia para las candidatas. Sin embargo, los críticos señalan que las disculpas y sanciones no bastan si no se abordan los problemas estructurales: la falta de independencia de las representantes, los contratos restrictivos y la presión por seguir lineamientos corporativos sin cuestionar.