El paisaje urbano de la vía Brasil en la ciudad de Panamá
- 13/12/2025 00:00
El trazado primario de la Vía Brasil tiene dos hitos históricos principales. El primero corresponde a los antiguos caminos hacia Panamá Viejo desde el Camino de Las Sabanas; el segundo, a la construcción del aeropuerto que sirvió a la ciudad en los años
La vía Brasil es una calle frecuentemente subestimada, pero cumple una función muy importante en el centro urbano de la capital. Conecta algunas de las vías más relevantes de la ciudad —Tumba Muerto, Transístmica, Vía España (antiguo Camino de Las Sabanas) y vía Israel—, enlazando además la antigua Zona del Canal —durante mucho tiempo vedada para muchos—, el bosque intervenido por el Corredor Norte dentro del Parque Natural Metropolitano y las nuevas islas artificiales en el extremo de Punta Pacífica, aun cuando estas funcionan como un gated community.
El trazado primario de la Vía Brasil tiene dos hitos históricos principales. El primero corresponde a los antiguos caminos hacia Panamá Viejo desde el Camino de Las Sabanas; el segundo, a la construcción del aeropuerto que sirvió a la ciudad en los años treinta del siglo XX, coincidiendo con la extensión de la avenida Nicanor de Obarrio o calle 50. También influyó decisivamente la construcción de las urbanizaciones El Carmen y El Paical hacia 1962. Existen dos tramos claramente diferenciados: el que se relaciona con la urbanización El Carmen y el que conduce hacia el centro comercial y financiero en Obarrio.
La Vía Brasil corre en paralelo al río Matasnillo. Allí la cuadrícula urbana diseñada para la urbanización Obarrio se interrumpe, y el tráfico se dispersa hacia los extremos en lugar de integrarse con la trama del corregimiento de San Francisco mediante puentes que redistribuyan el flujo de manera eficiente. Esta falta de conexiones genera un cuello de botella que paraliza el tráfico y afecta la conectividad del centro de la ciudad.
Una de las transformaciones más significativas fue la conversión de estas intersecciones en millonarios cruces multinivel —pasos elevados, pasos deprimidos y rotondas— que alteraron por completo la escala peatonal y la relación urbana. Ha existido tradicionalmente una evidente disparidad entre la visión ingenieril del Ministerio de Obras Públicas y las políticas de planificación del MIVIOT, sumada a la ausencia de una visión integral de ciudad y barrios. Las intervenciones viales se han enfocado casi exclusivamente en aumentar la capacidad vehicular, dejando de lado la escala humana y la calidad urbana de los espacios. A pesar de que esta vía conecta arterias principales, destaca la ausencia de un sistema de transporte público que recorra su trazado y facilite la conexión con otras rutas o paradas como intercambiadores. Su implementación habría mejorado de manera sustancial la accesibilidad.
En el tramo correspondiente a la urbanización El Carmen, la vía fue diseñada con un camellón arbolado que funciona como área verde, separador vial y espacio seguro de cruce peatonal. Este carácter conectivo la posicionó como un posible destino urbano. Sin embargo, el sector ha sufrido múltiples alteraciones.
Al igual que en vía Argentina en El Cangrejo y la vía Italia en Paitilla, este camellón impulsó la aparición de edificios residenciales modernos con amplios balcones orientados hacia la calle, comercios de barrio —peluquerías, abarroterías, tiendas de servicios— y apartamentos adaptados al clima tropical. No obstante, la constante violación de la regulación municipal que prohíba el estacionamiento sobre las aceras ha invadido los espacios peatonales y debilitado la imagen urbana. La construcción de vías de desahogo de alto tráfico, la contaminación visual, el exceso de automóviles, la ausencia de aceras adecuadas y el cableado expuesto han deteriorado gravemente el entorno. Muchos edificios modernos han perdido valor en el mercado, y la presencia de lotes vacíos evidencia la falta de una visión integral. En el camellón, los árboles viejos resisten con escaso mantenimiento, pero urge una renovación urbana que incluya reconfiguración de cruces, nueva semaforización y recuperación del carácter peatonal.
Los apartamentos en planta baja aún aportan seguridad mediante los “ojos en la calle”, y la mezcla de usos favorece la vitalidad urbana. Sin embargo, el exceso de rótulos y propaganda visual ha contaminado un sector que alguna vez fue elegante.
El tramo entre vía España y Punta Pacífica —donde se ubica Multiplaza— muestra tanto el potencial como las deficiencias de la planificación urbana. Edificios modernos conviven con estructuras más antiguas, como la antigua sede del IDAAN, además de plazas comerciales que conservan cierto carácter. Sin embargo, el ensanche continuo de la vía para acomodar más vehículos ha sido perjudicial. Muchos comercios tradicionales han optado por el drive-thru en lugar del servicio al peatón, como respuesta a la transformación vial. En sectores con rotondas y estructuras tipo autopista, la actividad comercial se deprime: no hay tránsito peatonal y el acceso vehicular es incómodo. Incluso los desfiles que ocasionalmente utilizan los túneles carecen de público, pues estos espacios nunca fueron pensados para la vida urbana del centro.
La infraestructura es difícil de mantener: suele estar sucia, oscura y sin una autoridad claramente responsable. Con la ampliación de carriles y la prioridad absoluta al automóvil, los espacios peatonales y la vegetación han sido reducidos al mínimo. Basta recorrer el tramo de calle en las inmediaciones del edificio Plaza Edison y el centro Comercial Siglo XXI para observar un ambiente áspero e inhóspito, con oficinas públicas en edificios privados sin integración urbana. En la urbanización El Paical y la avenida Juan Pablo II, de carácter más residencial, se han readaptado edificaciones hacia la vía, pero sin un proyecto que articule el conjunto.
La vía Brasil podría convertirse en un corredor urbano central de gran valor de la ciudad de Panamá, pero la falta de planificación integral y la prioridad otorgada al automóvil han debilitado sus espacios públicos y su calidad peatonal. Recuperarla exige reintroducir áreas verdes, aceras seguras y un sistema de transporte público eficiente que conecte sus principales tramos. Asimismo, la relación final con el Parque Natural Metropolitano representa una oportunidad: permitir que la ciudadanía tenga acceso a un nuevo espacio público donde la naturaleza se integre a la vida urbana mediante senderos, áreas recreativas y un diseño que conserve la vegetación existente. Extender el carácter forestal del parque hacia toda la vía podría transformar la vía Brasil en un corredor verde vibrante, accesible y útil para los habitantes de la ciudad.