Ashraf Fayadh, el poeta criminal

Actualizado
  • 24/01/2016 01:00
Creado
  • 24/01/2016 01:00
El vate, uno de los líderes del arte contemporáneo saudiárabe, fue condenado a muerte por decapitación 

Luego de que un policía revisara el celular de Ashraf Fayadh en 2014, el poeta y curador de arte nacido en Arabia Saudita fue sentenciado a prisión.

Relaciones ilícitas con el sexo opuesto, eran los cargos. En el carrete del dispositivo móvil habían fotos de Fayadh simplemente posando junto a una colega en una exhibición de arte. Para las autoridades, prueba irrefutable de una violación a la ley: no se pueden almacenar fotos de mujeres. Cuatro años de cárcel y 800 latigazos.

La foto había sido tomada en el marco de la Jeddah Art Week, el evento más importante de arte contemporáneo en el país árabe, un movimiento en el que Fayadh es —o era— una pieza clave.

VERSOS AL BORDE DE LA DECAPITACIÓN

Es descrito como poeta y escritor, con una fuerte influencia en las artes plásticas debido a las curadurías de las que se ha encargado. Quienes lo conocen admiten que vivía con la esperanza de ayudar a desarrollar la escena artística de Arabia Saudita, un país que tiene prohibido el cine y donde no existen escuelas de arte. Pero desde noviembre, la gente desconoce qué pasa por la cabeza de un hombre de 35 años sentado en prisión, que tiene que hacerle frente ahora a una pena de muerte.

Como se había arrepentido del cargo de apostasía, acusación hecha el mismo día de las fotos en su celular, lo habían dejado libre. Pero una apelación de la corte llevó su caso a la Corte General, la cual lo sentenció a la pena capital por haber insultado al Islam.

Los ‘mutaween' es el nombre con el que se le conoce a la policía religiosa en Abha, lugar donde residía Fayadh y que ha servido de ‘hub' para artistas emergentes en Arabia Saudita. Un día los ‘mutaween' estaban azotando a un hombre en público y Fayadh decidió grabarlos y subir el video a la web. Para Mona Kareen, una activista de Kuwait que lidera la campaña por la liberación de Fayadh, muchos saudíes creen que este fue el detonante de la persecución que le montarían al poeta hasta llegar a los tribunales con una pena de muerte.

Las autoridades no lo dejan contratar a un abogado —violando las leyes saudíes e internacionales— porque una vez que lo detuvieron le confiscaron sus documentos de identidad. Su libro Within Instructions (2008) había sido señalado como una predicación del ateísmo, pero como los policías no podían comprobar esto, lo volvían a dejar libre y lo detenían cuando lo veían caminando para reprenderlo por fumar un cigarrillo o por tener el pelo muy largo.

‘Es solo sobre mí, un refugiado palestino, sobre temas filosóficos y culturales —explicaría Fayadh sobre su ejemplar—. Pero los extremistas religiosos lo explican como ideas destructivas en contra de dios'. Tres años después de acabada la Segunda Guerra Mundial, se da la ocupación israelí en Palestina y los padres de Ashraf Fayadh dejaron su tierra para buscar refugio en Arabia Saudita, donde luego nacería el poeta y curador de arte.

CRUZADA POR UNA LIBERACIÓN

‘Pienso que Ashraf ha trabajado extremadamente duro para abrir esta ventana entre el mundo islámico y el mundo occidental —diría Stephen Stapleton, cofundador de Edge of Arabia, una organización británica-saudí—, y pienso que le debemos ahora reconocimiento... porque ha trabajado incansablemente y sin recompensa por muchos años por algo que es bueno para todos'.

Human Rights Watch, Change.org, Amnistía Internacional, miles de ONGs y escritores se reunieron para expresar que Fayadh estaba haciendo uso únicamente de su derecho a la libertad de expresión. ‘No merezco morir por esto', diría Fayadh cuando la sentencia de la Corte resonaba en sus oídos.

Adam Coogle, investigador de Human Rights Watch en el Medio Oriente, apunta que el caso del poeta saudiárabe muestra una Arabia Saudita completamente intolerante hacia cualquiera que no comparta las visiones religiosas, políticas o sociales impuestas por el gobierno.

Por ahora, el poeta es -ante la ley extremista religiosa- un criminal. Un error que deberá pagar con su vida, aunque solo haya ejercido su derecho a expresarse libremente.

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