El disco de las videollamadas

Este año se lanzó el álbum Julio de la joven banda Los Cossacks, con melodías de voz y frases que se alejan un poco del espectro de rock panameño común.

El disco fue producido por Carlos Méndez y Ricky Merchán durante un año. Ahora se puede escuchar el disco en todas las redes de música en línea como Spotify, Apple Music y Bandcamp, en este último, también se encuentran las letras de las canciones.

CARLOS MÉNDEZ,PRODUCTOR

‘En Panamá hay un sonido de voz muy particular que muchas bandas nacionales utilizan y nuestra intención era alejarse de eso lo más posible'

La calidad del disco no se discute, y hay varios sonidos que dan pistas sobre una propuesta interesante, sobre todo joven.

Entre los créditos aparece una enorme lista de músicos nacionales y el álbum todavía no ha sido tocado en vivo.

Antes de su promoción en conciertos, les preguntamos a los dos integrantes de la banda cómo se graba un disco de rock en Panamá, teniendo poco más de 20 años, y compartiendo con un gran puñado de músicos locales como David Caparó, Gianfranco Alessandria, Carlos Méndez y Paco Plata, entre otros.

El resultado está a la altura de las demás producciones nacionales, pero todo empezó con David, el vocalista, cantando con su guitarra a través de Skype.

¿POR QUÉ ‘JULIO'?

Recuerdo un día de ensayo, me acerqué a Hans y le comenté la idea de que el álbum llevara por nombre ‘Julio' para honrar a mi abuelo, Julio Arias, que nunca llegué a conocer. Lo curioso es que también lo grabamos en su mayoría el mes de Julio, así que tiene un doble sentido. El nombre será un recuerdo permanente de ese mes donde tuvimos tantas alegrías y emociones divididas que dieron paso a lo que hoy es nuestro álbum debut.

¿CÓMO EVOLUCIONARON LAS CANCIONES DESDE GUITARRA ACÚSTICA Y VOZ HASTA EL TEMA PUBLICADO?

Evolucionaban de acuerdo a la intención que teníamos de antemano. ‘De Cara a la Pared' queríamos que fuera una balada, ‘Flores' queríamos que fuera más movida, ‘Las Canas de Mi Viejo' melancólica, y así sucesivamente. La mayoría de las canciones las escribimos por sesiones de Skype, ya que, estábamos estudiando afuera del país en ese momento. Cuando llegamos a Panamá fue hora de armarlas con batería y luego cuando llegamos al estudio fue cuestión de añadir detalles y ver que funcionaba y que no.

¿QUÉ FUE LO MÁS DIFÍCIL DE LA PRODUCCIÓN DE ‘JULIO'?

Las voces fueron lo más complicado. Una cosa es cantar en vivo y otra cosa es grabarse a uno mismo y escucharse. En Panamá hay un sonido de voz muy particular que muchas bandas nacionales utilizan y nuestra intención era alejarse de eso lo más posible. No porque esté mal, sino porque es muy común y tiende a volverse repetitivo y nosotros queremos lograr algo, que es ser la excepción y salirnos de la norma. Pero, de alguna forma, hay rasgos en la voz de Los Cossacks -de Julio - que nos remiten al sello de Carlos Méndez, quien produjo el disco.

¿LO TUVISTE PRESENTE A ÉL COMO REFERENCIA VOCAL?

Definitivamente no se puede negar que hay ecos de la voz de Méndez en mi propio canto, como también hay pequeños toques del cantado que se utiliza en el Sur de Latinoamérica. Su influencia vocal, en especial algunos ‘modismos', quedaron plasmados en mí cuando trabajamos las voces en el estudio. No creo que esto sea algo negativo por el momento. Por ejemplo, cuando Bob Dylan grabó su disco debut a los 20 años había bastante influencia de Woody Guthrie en su persona. No me compararía jamás con Dylan pero es una situación algo similar. Encontrar un sonido de voz totalmente puro y personal es algo que toma tiempo. Aun así, estamos felices con el trabajo que logramos. También participó Gianfranco Alessandria, vocalista de Pepe Bahía.

¿CÓMO FUE LA EXPERIENCIA DE 'COACHING VOCAL' CON ÉL?

Gianfranco llegó un día al estudio de casualidad para ayudar en unas voces. Trabajar con él fue algo que necesitábamos, ya que tiene un buen sentido de las melodías vocales y es exigente, no se conforma con lo mediocre, algo que es necesario si se quiere crear algo bueno.

¿HUBO ALGÚN SONIDO QUE QUISISTE PARA ‘JULIO' DESDE EL INICIO?

Nos interesaba diversificar los temas. Que cada canción tuviera su propia personalidad y su propia voz. La idea era expresar todos los sentimientos posibles dentro del límite de solo diez canciones. En batería buscábamos un sonido de los 70, con la idea de ‘menos es más' siempre al frente. En las guitarras buscábamos crear ‘capas de sonido' como se puede escuchar en ‘Entre Luces'. Queríamos un sonido cálido, familiar. A la hora de entrar al estudio estábamos escuchando mucha música de Paul McCartney y Sigur Ros. Esto influenció mucho la búsqueda de ese sonido cálido y personal.

¿CUÁLES SON SUS PRIMEROS RECUERDOS CON LA MÚSICA?

Hans: Mis primeros recuerdos musicales son de MTV, sus buenos videos musicales y cuando no habían series y todo era música. Recuerdo que unos de los primeros videos que vi fue Coffee and TV , de Blur, era sobre un cartón de leche buscando a su novia, un cartón de leche con sabor a fresa. Además de ese video habían muchos más, pero ese captó mi atención y me llevó a interesarme por la banda Blur. Pero tengo muy claro todos esos viajes en auto con mi papá y sus dos discos favoritos, siempre los lleva con él, Greatest Hits de Barry White y Dancing on the Ceiling, de Lionel Richie. Por el otro lado, mi madre siempre me hacía escuchar música en español, sobre todo a Ismael Rivera. Mi primer concierto fue uno de Andrea Bocelli.

David: Mi primer recuerdo musical creo que fue cuando mi mamá me regaló mi primer disco, que fue el primer disco de Gorillaz. Tenía apenas 8 años, pero ya me interesaba mucho la música. No tenía idea de lo que cantaban, pero estaba hipnotizado por el sonido. También recuerdo a mi papá sonando ‘Clics Modernos', de Charly García y ‘El Amor Después Del Amor', de Fito Páez en el auto. Como mi papá estudió en Buenos Aires el quedo enamorado de toda esa grandiosa música argentina, y era inevitable que me la pasara a mi.

EL PAPÁ DE DAVID, JOSÉ DOMINGO ARIAS, APARECE EN LOS CRÉDITOS DEL DISCO, ¿CÓMO FUE ESTE PROCESO?

Casualmente, en el disco necesitábamos a alguien que tocara una parte de guitarra al final de Los Espejos, y Carlos pensó que sería lindo tener a mi papá grabando esa parte. Llegó al estudio, hizo par de tomas y se fue. El proceso no duró más de 20 minutos y al final todos quedamos con la boca abierta. ¡Era como ver un espejismo de Keith Richards!