El arte de reinventar la ropa

Actualizado
  • 29/06/2017 02:03
Creado
  • 29/06/2017 02:03
La artista Ingrid Cordero nos habla de ‘Máxima mínima', una exposición basada en la ‘moda sin residuos' y la creación de vestimenta en casa

Con la propuesta ‘Máxima mínima', Ingrid Cordero vislumbra un futuro radicalmente distinto. Más allá de una propuesta estética, el proyecto propone un sistema alternativo tanto de producción como de consumo a través de diseños prácticos de piezas de vestir multiusos. La propuesta es tanto pedagógica como estética, utópica como práctica, influenciadas por ideas de diseño creativas, sostenibles y participativas.

Así describe Paula Kupfer la obra de la artista en el texto curatorial de la muestra, que se puede visitar hasta el próximo 29 de julio en la sala de exposición del Centro Cultural de España — Casa del Soldado, en el Casco Antiguo.

‘En el pasado era normal tener el zapatero, la costurera, todo el mundo arreglaba sus cosas, las reutilizaba', dice Cordero, en una entrevista telefónica con La Estrella de Panamá. Sin embargo, continúa la artista, al convertirnos en una sociedad de consumo —y rápido—, compramos y desechamos una gran cantidad de prendas de vestir.

Ante esto, ella decidió compartir con el público seis prendas que fabricó tan solo utilizando una tela rectangular, tijeras y una máquina de coser; un video sobre la producción de una pieza y un manual que le ofrece al público toda la información necesaria para confeccionar de manera sencilla ropa en casa: una respuesta ante el consumo masivo, el sistema de fast fashion y la idea de que el diseño debe ser patentado y guardado sigilosamente.

UNA REFLEXIÓN SOBRE EL CONSUMO

‘Además de mostrar conceptos a través de ideas clásicas, el arte debe ir un poco más allá y afectar a las personas, darle algún tipo de herramienta o ponerlas a reflexionar con la acción', añade Cordero, cuyo primer acercamiento al mundo textil empezó en 2007.

El título de la muestra —‘Máxima mínima'— surge a raíz de la idea de ‘maximizar' el uso de la ropa y ‘minimizar' los desechos. De igual manera, introduce conceptos contemporáneos como la ideología de open source en la confección de vestimenta y la técnica de patronaje sostenible o zero waste .

‘Mi objetivo es entregarle al público herramientas para que tengan la capacidad o la intención de poder empezar a producir su propia ropa, algo que visualizo en el futuro cada vez más factible', admite la artista.

La particularidad de esta exposición, en palabras de la propia Cordero, es que a pesar de que está presentando una colección de ropa y que su proceso viene a partir del diseño, lo que está mostrando es un concepto que quiere hacer visible en Panamá y para lograrlo, tuvo que hacerlo ‘de una forma más plástica porque sino el mensaje se puede confundir'.

Por eso ella prefirió no mostrar piezas textiles con estampados o fotos de chicas vistiéndolas; ya que, la primera lectura del público sería que se trata de una colección de moda. Y, como reitera la artista, ‘Máxima mínima' no habla de moda, sino de generar una reflexión sobre el consumo.

De allí que decidiera abstraer los colores: las paredes de la sala de exhibición se pintaron de negro y las prendas fueron confeccionadas a base de tela blanca.

ROPA DE CONTRACULTURA

El primer recuerdo de Cordero con el ámbito textil se remonta a 2007, cuando inició una marca de ropa vintage en Costa Rica, llamada Pepe Grillo Cha Cha Cha. Antes de esto, jamás había trabajado con telas.

‘Mi pasión surge por la ropa de segunda mano, y empecé a intervenirla. Cha Cha Cha era eso, un proyecto de arqueología textil: rescatar piezas que bajo mi ojo tenían una característica especial, ya sea por su antigüedad, su forma o su material', rememora la artista.

Así fue aprendiendo sobre materiales, acabados y costuras. Todo el tiempo, con una conciencia sobre la sociedad de consumo imperante y los múltiples efectos —entre los más obvios, el de contaminación— que acarrea ir a la tienda y comprar una prenda de vestir nueva.

‘Más allá de la utilidad diaria y práctica de las prendas está también la idea de que los diseños son objetos de arte, diseños habitables que hacen del cuerpo humano un elemento necesario para la realización de la obra. En otras palabras, el uso de las prendas es imprescindible para completar la propuesta de ‘Máxima mínima'. En este aspecto, el proyecto evoca con esto el trabajo multifacético del artista alemán Franz Erhard Walther (Alemania, 1939) —una figura importante para Cordero—cuyos trabajos participativos desde los años sesenta, con frecuencia hechos a partir de textiles, reinterpretaron no solo el objeto artístico sino también la relación entre objeto y espectador', concluye Kupfer, en el texto curatorial.

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