Áreas protegidas, un desafío para los gobiernos

Actualizado
  • 21/03/2014 01:00
Creado
  • 21/03/2014 01:00
A pesar de que las zonas naturale protegidas  han aumentado a 302, en los países de Mesoamérica, todavía existen amenazas que enfrentar.

Las áreas protegidas fueron el foco de atención de los conservacionistas esta semana durante el Cuarto Congreso Mesoamericano de Áreas Protegidas que se desarrolló en Costa Rica. 

Con el lema “De la Tierra al mar”, el encuentro tuvo lugar durante cuatro días (desde el martes y hasta hoy) y contó con la participación de más de 600 representantes de ambiente de los países de Mesoamérica: Belice, El Salvador, Guatemala, México, Nicaragua, Panamá, Costa Rica y República Dominicana. 

La situación actual de las zonas naturales protegidas, la gobernanza, los retos y las necesidades apremiantes fueron los temas analizados. 

Marco Tulio Araya, coordinador institucional y técnico del congreso, dijo que uno de los temas relevantes que se trató fue la relación desarrollo versus área protegidas, ya que “en algunos países es un tema caliente, pues se desarrollan proyectos geotérmicos e hidroeléctricas y se plantea que éstos afectan las zonas naturales en conservación; o que las áreas protegidas por el contrario, no permiten dichas infraestructuras”. 

Al respecto, Jenny Asch, gerente de Áreas Silvestres Protegidas, de Panamá, señaló que hay aspectos novedosos como los servicios y no solo de turismo “que vayan a atentar contra el objeto de creación de las áreas protegidas; temas como las hidroeléctricas, aguas y otros”, afirmó. 

En este sentido, Grettel Aguilar, directora regional de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), hizo un balance de la situación de las reservas en los últimos cuatro años y señaló que todavía hay amenazas con la huella ecológica (lo que cada persona requiere del ambiente para su vida cotidiana), pues ahora se requiere un 10% más que hace unos años. Hay problemas además con la equidad, la distribución, que impactan la pobreza y la hacen más acentuada. “18 millones todavía dependen de la leña”, dijo al referirse al impacto de la pobreza en cuanto a la pérdida de los bosques. Expuso, además, que actualmente hay más zonas protegidas, unas 302 nuevas reservas y un aumento del 17% del espacio que ocupan en los países mesoamericanos. 

En tanto que, Jim Barborak, de la Universidad de Colorado, dijo que también hay preocupación por la participación de las comunidades situadas dentro y alrededor de estas zonas. “Es un error” —dijo— “que el motivo para impulsar el turismo en los parques nacionales sea el lucro. Es un aliado, pero no es el mayor propósito para el área protegida, ‘chupar’ dinero”. Con esta idea, planteó la necesidad de ampliar las consideraciones sobre los planes de negocio para estos reservorios naturales y lograr acuerdos que posibiliten la autosuficiencia sin vulnerar el patrimonio existente. Agregó que hay que ser consciente de cómo planificar proyectos tanto regionales como nacionales. “Tenemos que lograr mayores alianzas con otros sectores; además fortalecer los lazos y argumentos económicos”, expresó Barborak durante su disertación sobre la perspectiva histórica y desafíos futuros de las áreas protegidas y en la cual nombró lugares significativos de Panamá para la conservación, como el Parque Nacional Volcán Barú. 

Por su parte, Camilo Grandi, jefe del Parque Nacional Soberanía, de Panamá, sugirió “involucrar más las partes productivas y empresariales para el manejo y conservación y se requiere hacer énfasis en atraer la juventud y niñez; antes poco se hacía para esto”.

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