Cuando ir al ginecólogo es fundamental para contrarrestar los males

Actualizado
  • 21/01/2020 00:00
Creado
  • 21/01/2020 00:00
Realizarse un papanicolau al menos una vez al año ayuda a prevenir enfermedades como el síndrome de ovario poliquístico, así como fibromas y el virus del papiloma humano, siendo este último el causante de cáncer en el cuello uterino
Cuando ir al ginecólogo es fundamental para contrarrestar los males

Muchas mujeres suelen retrasar la visita al ginecólogo, ya sea por temor, porque sienten algún tipo de vergüenza o simplemente porque no lo ven como una prioridad. Para los médicos, es un grave error no acudir al especialista luego de llevar una vida sexualmente activa. Y es que, a través de un examen de papanicolau, se podría detectar la presencia de quistes en los ovarios, los cuales suelen aparecer de forma asintomática.

“Alrededor de un tercio de las mujeres que menstrúan tienen quistes, los cuales se forman durante la ovulación. De ahí la importancia de realizar la prueba del papanicolau todos los años porque, además, ayuda a detectar a tiempo lesiones precancerosas sin tener que recurrir a una cirugía”, señala el ginecólogo y obstetra Osvaldo Reyes, especialista en la Maternidad del Hospital Santo Tomás.

El médico también afirma que aunque en principio no representan un peligro para la salud,  lo ideal es tenerlos vigilados y tratarlos a tiempo para prevenir una futura complicación. Añade que existen varios tipos de quistes. Entre ellos el llamado quiste funcional, que es el más común, que se forma durante el ciclo menstrual y por lo general son benignos.

Cuando ir al ginecólogo es fundamental para contrarrestar los males

Mientras que el quiste folicular se forma durante el ciclo menstrual normal. “Los ovarios liberan un óvulo al mes, el cual crece dentro de un saco pequeño llamado folículo”, añade el médico. Y agrega que “cuando el óvulo madura, el folículo se abre para liberarlo. Los quistes foliculares se forman si el folículo no logra abrirse al liberar el óvulo. Esto causa que el folículo siga creciendo y forme un quiste. Por lo general, los quistes foliculares no presentan síntomas y desaparecen entre uno a tres meses; sin embargo, hay que darles seguimiento”, comenta Reyes.

Pero, ¿cuándo podemos hablar de síndrome de ovario poliquístico?

El  síndrome de ovario poliquístico (SOP) es la presencia de quistes pequeños y en la gran mayoría de los casos no presentan síntomas. Es posible que las mujeres no descubran que los tienen hasta someterse a un examen pélvico. Se estima que afecta al 10% de la población mundial de mujeres, explica Reyes.

“Si bien todavía no se comprende completamente el origen del síndrome de ovario poliquístico, se trata de un desorden hormonal, y que en muchas mujeres hay un aumento en la insulina, llevando a las alteraciones metabólicas que se manifiestan como aumento de peso y adiposidad, por lo que el tratamiento nutricional puede ser clave en la resolución de muchos síntomas”, asegura el ginecólogo Alejandro Celma Bueso, a la agencia de noticias EFE.

Por ejemplo, se ha encontrado que un exceso de peso usualmente se relaciona a síntomas más severos y que una reducción de peso, aún modesta, puede llevar a mejoras significativas en la regularidad de la menstruación, fertilidad y características hiperandrogénicas (hirsutismo, acné, calvicie), reseña Celma.

Los peligros de no diagnosticar precozmente el SOP

Reyes invita a todas las mujeres a realizarse por lo menos una vez al año una prueba de papanicolau. Esta previene a tiempo quistes en los ovarios, fibromas o lesiones causadas por el virus del papiloma humano (VPH), el cual causa cáncer en el cuello uterino.

El cáncer de cuello uterino ocupa un gran porcentaje de las charlas de los ginecólogos con sus pacientes en los sitios de salud del mundo. Según datos de la Asociación Española contra el Cáncer, “es más frecuente entre mujeres de 35 a 50 años y se suelen diagnosticar unos 2,000 casos al año.

Conviene revisar esta enfermedad con lupa y por eso es tan necesario ir al ginecólogo.

Este cáncer siembra marcas silenciosas antes de atacar realmente: “conocemos la patología del cáncer de cuello uterino del que tenemos un indicador: la infección por el  virus del papiloma humano (VPH); además están las lesiones benignas, pero con potencial de malignización. Si resolvemos estas lesiones, probablemente evitaremos este cáncer”, enfatiza Celma.

Las mujeres más jóvenes no deben bajar la guardia: “Estamos viendo cánceres de mama en edades más tempranas, incluso por debajo de los 30 años. Se ha hablado de factores ambientales, de tabaquismo y de tóxicos que desconocemos, por desgracia”.

Las mujeres entre 40 y 50 años deben estar atentas, redacta EFE.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), el cáncer de ovario es el sexto más frecuente entre las mujeres, con aproximadamente 238,700 nuevos casos al año en todo el mundo y fallecen cerca de 151,000. Mientras que la Sociedad Americana contra el Cáncer explicó que sólo 20% de este tipo de cáncer se logra diagnosticar en etapa temprana, ya que esta dolencia suele ser silenciosa en su fase inicial.

En 2017 se registraron 66 casos de este tipo de cáncer, según estadísticas del Instituto Oncológico Nacional (ION). Sin embargo este tipo de enfermedad no tiene una incidencia alta en el país, así lo aseguró Aníbal Villarreal, director del ION.

“No existe en el país un aumento exagerado de cáncer de ovario en comparación con el cáncer de pulmón, hígado, estómago, colon y mama. Pero sí hay que tener en cuenta que es un cáncer altamente traicionero porque no da síntomas”, subrayó Villarreal y añadió que entre los síntomas están el estreñimiento o diarrea, estómago distendido, sensación de llenura al empezar a comer, dolor de espalda, falta de aire o dolor del pecho.

Estos alimentos ayudarán a prevenir, minimizar y tratar los miomas
Aumentar el consumo de alimentos ricos en fibra como avenas, cereales integrales, mejoran la actividad hepática, muy relacionado con las hormonas. Consumir frutos secos como almendras, nueces, pasas y cereales integrales, por su riqueza en fibra, vitamina C y las vitaminas del grupo B, previene en un 50% la aparición de miomas.
Frutas como la piña y la papaya son bien importantes porque contienen enzimas como la bromelaína y la papaína, que ayudan a reducir la inflamación. Y alimentos depurativos del hígado como alcachofas, rábanos, cebolla, son alimentos importantes para la prevención no solo de miomas sino de otras enfermedades
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