‘Indian’ Quintana y David Abad fueron figuras de nuestro boxeo en los años ‘30

Actualizado
  • 24/03/2024 13:02
Creado
  • 24/03/2024 12:42
La llegada de los cuatro campeones mundiales en esos años, fue el producto de todo lo trabajado antes

El boxeo panameño está rico en historias, las cuales fluyeron espontáneamente, sin necesidad de las herramientas tan sofisticadas de la actualidad.

Los primeros sesenta años de vida republicana tuvieron grandes momentos, increíbles diría yo, que mostraron al mundo la clase de gladiadores que nacían por estos lares. Algún fanático es posible que salga y afirme, que “el boxeo istmeño resalta a partir de los años setenta”, con el boom de los cuatro campeones mundiales que tuvimos simultáneamente.

La respuesta inmediata sería: Es cierto, en parte.

La llegada de los cuatro campeones mundiales en esos años, fue el producto de todo lo trabajado antes, cuando el boxeo era el pan de cada día de muchísima gente, a pesar de que solo se ganaban cuatro chavos.

Muy pocas cosas nacen en forma espontánea y el boxeo no es una de ellas. Parafraseando al líder inglés Winston Churchill, “hubo mucho de sangre, sudor y lágrimas” en el ínterin, entre uno y otros hechos.

Es más, mucho de los que despuntaron esos primeros años de los 70, en el caso de los campeones Alfonso Frazer, Roberto Durán, Enrique Pinder y Ernesto Marcel, y de otros como Antonio Amaya y Orlando Amores, iniciaron sus carreras en los años 60.

Sin embargo, el tema al que me voy a referir en esta oportunidad no es de ninguna de estas dos décadas, sino la de los 30, cuando surgieron figuras que también fueron orgullo de la actividad istmeña.

En un artículo anterior mencioné a algunas figuras del mundo de fistiana que, junto al ‘Flaco Explosivo’ istmeño, Panamá Al Brown, marcaron el despegue internacional de nuestro boxeo.

Fue el caso del ‘Chato’ Lombardo y de los colonenses ‘King Salomón’ y Santiago Zorrilla, quienes fueron igualmente monarcas del Istmo en los pesados y gallos, respectivamente.

Todos ellos animaron, junto a Brown - quien empató en su pelea por el título nacional mosca- esa tercera década de actividad en Panamá, si tomamos en cuenta que, a partir de 1906, hubo trompadas por doquier en nuestro país.

Ensayo y error

Efectivamente, los años 30 fue de intensa actividad, que permitió la llegada de unos, la consagración de otros y la despedida de unos cuantos.

Es a partir de esta década, cuando las aguas van tomando el nivel adecuado y, quizás podría decirse, se van formalizando las cosas en una actividad tan dura y en ocasiones tan ruin, como la del boxeo.

Panamá cuenta con comisiones de boxeo a partir de la segunda parte de la década del 10, cuando las alcaldías, toman ‘al toro por los cachos’ y, por ley, son los encargados de nombrar a sus miembros, quienes deben velar por el bienestar de todos los que intervienen en la actividad.

Sin embargo, como sucede en la mayoría de los casos, estas asociaciones, si bien copiaron al máximo las reglamentaciones de países más desarrollados en el tema, también actuaron por “ensayo y error”.

Actuaron así porque una realidad en un país no es la misma que en otro y, porque al final de cuentas, quienes manejan estas entidades son humanos y, en el camino, tienden a errar y, Panamá, no fue la excepción.

Es así como después de algunos años de aprendizaje, es que se oficializan las reglas de juego y la actividad está muchísima más formal, aunque aún fluyen resabios de los años pasados, tomando en cuenta que la mayor parte de los protagonistas surgen de esas épocas.

Forjadores de los 30

Así llegan los nombres de dos combatientes que puedo afirmar son casi que desconocidos por el común de los panameños, principalmente por estos tiempos, donde sus conocimientos son a partir de Roberto Durán.

Me refiero a los capitalinos David Abad, el ‘acorazado de bolsillo’, y Carlos ‘Indian’ Quintana, quienes pelearon abundantemente en Estados Unidos, sobre todo el primero, e inclusive por títulos del mundo.

Es cierto que surgieron otros de grandes talentos, como Rafael Hurtado, campeón nacional gallo; y Manuel Herrera, campeón pluma y súperpluma; pero los antes citados son referencias por sus faenas en el exterior.

Abad se inició en la actividad a principios de los años 20, cuando apenas era un chávalo de 15 años, mientras que Quintana lo hizo casi rayando las doce de la noche de 1921.

Hablaremos primero de David (Davey) Abad (79-36-18), conocido como ‘Kid Toneta’ o ‘Midget Toneta’, quien, como señalé, peleó en dos ocasiones por un título del mundo en 130 libras, y en su carrera enfrentó a doce o trece contrarios que llegaron a serlo.

Hizo frente entre los años 20 y 30 a púgiles como ‘Panamá Al’ Brown, Tony Canzoneri, Al Singer, Eddie ‘Cannoball’ Martin, Benny Bass, Andre Routis, ‘Kid Chocolate’, Shaw, Henry Armstrong, ‘Midget’ Wolgast y Peter Sarron, quienes obtuvieron un título del mundo.

Su primer choque titular fue ante Benny Bass, el 3 de febrero en 1930, ante quien perdió nocaut técnico en cuatro asaltos. Un detalle de este pleito es que fue pactado a diez asaltos.

Volvieron a enfrentarse en 1933, logrando el panameño un triunfo por descalificación, pero en esa oportunidad no estaba en juego ningún título.

Después llegó el encuentro frente al cubano Eligio Sardiñas, el ‘Kid Chocolate’, el 10 de abril de 1932, que se celebró en la Arena Polar de La Habana, y que se llevó el caribeño por decisión en 15 asaltos.

Para esta pelea hay dos versiones, que se celebró en medio de una huelga de transportistas. La primera, de los diarios e historiadores cubanos, habla de que ‘Chocolate’ ganó sin mayores problemas; y la segunda, de las agencias internacionales, que afirman que el panameño se impuso al ‘mañoso’ monarca.

Un aspecto interesante en la carrera de Abad, fue que peleó en tres ocasiones con el estadounidense Henry Armstrong (1934 y 1935) y, si bien solo ganó un pleito, se cuenta que la idea de enfrentarlos, fue para que el istmeño le enseñara a desplazarse en el ring.

En cuanto a Carlos Quintana (69-16-2), quien batalló con los motes de ‘Baby’ e ‘Indian’, obtuvo el título nacional vacante de las 112 libras, al vencer a ‘Kid Juancito’ por decisión en 15 vueltas, tras una “sensacional pelea”, en el capitalino Gimnasio Nacional.

El ‘Baby’ Quintana defendió con éxito en cuatro ocasiones el cinturón nacional, entre 1931 y 1932, y estuvo realizando pleitos en el exterior hasta que se radicó en Estados Unidos en junio de 1935.

Mantenía un muy buen récord de 9-3 en tierras americanas, cuando llegó la pelea y el triunfo por decisión ante el boricua Sixto Escobar en julio de 1936 en Long Island.

Escobar era el campeón gallo de la National Boxing Association (NBA), luego de que ‘Panamá Al’ Brown fuera despojado en 1934, por no pelear con el mexicano Rodolfo ‘Baby’ Casanova.

Quintana y Escobar volvieron a verse cuatro meses después por el cetro, pero la historia fue diferente. El boricua fue determinante y tras un furioso intercambio en la primera vuelta, sacó su derecha y puso fuera de combate al retador.

El panameño siguió boxeando por un par de años más, pero nunca volvió a hacerlo por un título del mundo.

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