La cultura deportiva y la lucha por la equidad de oportunidades

Actualizado
  • 20/10/2020 00:00
Creado
  • 20/10/2020 00:00
La conversación sobre la brecha de igualdad entre hombres y mujeres dentro del deporte se vuelve relevante en la actualidad, por lo que la Ciudad del Saber junto con varias atletas dictaron un conversatorio enmarcado en la necesidad de eliminar las discriminaciones
La exatleta y referente del judo panameño Estela Riley fue elegida por la Confederación Panamericana de Judo (CPJ) para ser la dirigente de la nueva Comisión de Igualdad y Equidad de Género este 2020.

La Fundación Ciudad del Saber junto con las atletas Nasch Beitia Mercado, Nicole Barrios y Dayana Bernal Vásquez llevaron a cabo un conversatorio virtual el pasado 14 de octubre, para abordar la vasta historia de mujeres deportistas y atletas panameñas que han pavimentado el camino para las recientes generaciones en diversas disciplinas. Con una detallada investigación, las atletas repasaron los pilares de la historia de las mujeres en el deporte alrededor del mundo y cómo sus decisiones impactaron la práctica del mismo a través del tiempo.

Desde los primeros pasos en los Juegos Olímpicos de París en 1900, donde el 2% de la participación total incluyó a mujeres –en las únicas disciplinas permitidas: tenis, croquet y golf–, la presencia femenina en las competiciones deportivas ha aumentado considerablemente, sin embargo, “el auge de las mujeres involucradas no ha representado una equidad de oportunidades en comparación con los hombres”, como indicó Beitia en su intervención.

Algunos de los antecedentes de las mujeres en el campo deportivo datan de 1920 cuando se permite su participación extraoficial en la disciplina de atletismo; un año después Alice Milliat impulsó la creación de la Federación Internacional Deportiva Femenina (FIDF), siendo organizadora de juegos mundiales en París (1922) y Goteborg (1926). Sin embargo, se disolvió en 1938, tras los juegos mundiales en Londres (1934). Luego de años con bajos porcentajes de participación, en 2004 se obtuvo un 40% de inclusión femenina, aumentado así hasta 2006 con un 45% en Río de Janeiro.

En 2012, con la inclusión de las mujeres en la disciplina de boxeo durante la cita olímpica de Londres, se registró la primera vez en que todas las naciones participantes presentaron al menos una mujer en su delegación.

“La Carta Olímpica señala que toda forma de discriminación con respecto a un país o una persona, ya sea por razones raciales, religiosas, políticas, sexo u otras es incompatible con la pertenencia al movimiento olímpico”, rescató Bernal durante el conversatorio. “Pese a esta declaración, persisten los estereotipos, percepción como objeto, divulgación en medios de comunicación de forma machista y sexista; la desvalorización de la prensa en atención a la vestimenta y y la menor retribución salarial que reciben las mujeres atletas”, agregó.

La primera vez que Panamá fue representada en una cita olímpica se registró en 1960, en Roma, con las atletas Lorraine Dunn, Carlota Gooden, Jean Holme-Mitchell, Delmira Pierce y Silvia Hunte. Dunn y Holmes-Mitchell volverán en 1964, abriendo las puertas para otras atletas panameñas como Eileen Coparropa (natación; 1996, 2000 y 2004), Marcela Daniel y Deceita Oakley (atletismo; 1964), Estela Riley (judo; 2000), Jessica Jiménez (esgrima; 2008), Isabella Amado (gimnasia; 2016) y Atheyna Bylon (boxeo; 2018).

“El legado femenino de estas atletas debe ser un llamado a la reflexión en busca del desarrollo de las jóvenes en el deporte”, indicó Bernal. “En 2019 el Comité Olímpico desarrolló un foro sobre género y participación de mujeres en el deporte, debido a la necesidad de contextualizar los principales diagnósticos, recordar quiénes fueron las participantes y tomar en cuenta el bajo apoyo económico a las atletas femeninas en comparación con los atletas varones”.

Según Nicole Barrios, montañista y miembro de la junta directiva de la Asociación Panamá de Escalada desde 2017, y de acuerdo con las estadísticas nacionales que muestran la distribución por cantidad y porcentaje de las juntas directivas presididas por mujeres en el país: “8,8% de mujeres es presidenta en las asociaciones; 5,3% de mujeres es vicepresidenta de asociaciones u organizaciones deportivas; 24% es tesorera; 26% es vocal y 12% se desempeña como fiscal”.

Así mismo, recalcó: “El Comité Olímpico de Panamá no ha sido presidido por una mujer desde su fundación en 1934, así como el Comité Olímpico mundial, lo que deja un ejemplo pobre de inclusión de género en el liderazgo de los entes rectores deportivos en el mundo”.

Equidad de género

En medio del conversatorio, Beitia describió el sistema deportivo que existe actualmente en el istmo como “un espacio patriarcal en donde no se reconoce el profesionalismo de las mujeres al mismo grado que el de los hombres”. De igual manera comentó acerca de la falta de “credibilidad” a la que se enfrentan las periodistas deportivas en la industria: “Ellas enfrentan cuestionamientos en su capacidad y autoridad de ser referentes en noticias deportivas, y son víctimas de acoso y utilizadas como objetos sexuales para entretenimiento masculino, lo que subestima su importancia en dar voz a las mujeres dentro de las disciplinas”.

“Nuestro sistema deportivo nacional carece de un liderazgo que ayude a transformar la percepción del deporte, a pesar de que tiene herramientas legales para proveer recursos a los atletas nacionales”, enfatizó Beitia, “Panamá está lleno de chicos y chicas en las veredas, paradas de autobuses y semáforos que piden dinero para cubrir sus viajes a torneos y demás necesidades que deberían ser cubiertos por Pandeportes”.

“La mayoría de las mujeres debe escoger entre ser madre o deportista, mientras que los hombres no sufren esa dependencia”, comentó Beitia, “así mismo, la agresividad que se ha tatuado al deporte está atada a la idea de lo que significa la masculinidad. No significa que el deporte sea violento, por lo que se necesitan políticas públicas que fomenten la equidad en el deporte, las promociones de los eventos que se apoyan y los comportamientos que se deben condenar por parte de los atletas para desmitificar muchas de las disciplinas”.

Para las atletas que dirigieron la cita virtual, Panamá debe “promover una visión deportiva en pro de la equidad”, además de transformar la educación deportiva en las escuelas para “acelerar el cambio que requiere instruir normas de equidad de género”. “Entre más abordemos pedagógicamente los elementos del deporte y su aporte a la sociedad, más rápido podremos adecuar un espacio de convivencia sana y crecimiento personal”.

Según Beitia y Bernal, esta transformación educativa incluye los elementos de erradicación del sexismo y racismo que son tóxicos para la cultura deportiva. “Necesitamos crear mayores campañas públicas de sensibilización y series de estrategias comunicacionales que promuevan la equidad de oportunidades sin importar el género o sexo dentro del deporte nacional, además de políticas públicas encaminadas a la promoción de nuevas formas de expresar la masculinidad en los jóvenes y la prevención de violencia de género en espacios públicos como estadios o canchas”, puntualizó Beitia.

Contexto nacional y mundial

Según cifras presentadas en el conversatorio 'El futuro del deporte para las mujeres y niñas en tiempos de pandemia', desarrollado por Onumujeres, solo el 18% de las mujeres en el ámbito deportivo, principalmente en la disciplina de fútbol, logra obtener oportunidades contractuales. En cuanto a la participación de mujeres en los comités y organizaciones de América, solo 6 son presididos por mujeres dentro de un total de 41, donde 10 mujeres son secretarias generales, y un 30% forma parte de las juntas directivas.

Es necesario destacar el legado que dejan las atletas femeninas al país.

Dentro de los medios de comunicación, 88% de los reporteros deportivos es hombre y dentro de los departamentos deportivos de esta industria el 90% es dirigido por hombres. “Hay poco respaldo de las autoridades deportivas para el desarrollo de las atletas jóvenes en el país, la mayoría ocupa lugares inferiores en las selecciones”, puntualizó Bernal.

Citando la Ley 50 del 10 de diciembre de 2007 (que reforma la Ley 16 de 1995): “Se reorganiza el Instituto Nacional de Deportes. Artículo 4. Pandeportes tendrá entre sus funciones: lograr la participación justa, equitativa y decisoria de la mujer en los aspectos relacionados con la actividad física, recreación y deporte”.

Beitia, Bernal y Barrios enfatizaron que se deben hacer mayores esfuerzos en aplicar el Decreto Ejecutivo 599 del 20 de noviembre de 2008 que señala en el capítulo XVI la responsabilidad de Pandeportes “por crear programas de estímulo deportivo con destino específico a la capacitación, adiestramiento y preparación de deportistas”.

“Era muy difícil dentro de nuestros contextos decir que queríamos practicar un deporte liderado por hombres”, anotó Beitia, “aún con un apoyo moderado por las asociaciones, hasta hoy vemos que la Organización Ecuestre de Panamá, la Asociación Nacional de Esgrima y la Federación Unida de Judo han sido presididas por mujeres, lo que es un número bajo de liderazgo femenino”. Actualmente, la exatleta y referente del judo panameño Estela Riley ha sido escogida por la Confederación Panamericana de Judo (CPJ) como directora de la recién creada Comisión de Igualdad y Equidad de Género en el Deporte.

En la búsqueda de un mejor futuro para el deporte y la inclusión femenina, Beitia y compañía apuntaron hacia un mayor liderazgo inclusivo, la reducción de la violencia implicada en los deportes y el género, los esfuerzos en una equiparación de salarios e incentivos para atletas femeninas y masculinos, el estudio y desarrollo sobre la mujer en el deporte, la desmitificación de estereotipos, la inversión y el estímulo a las nuevas generaciones, y la creación de alianzas fuertes entre el sector público, gubernamental y privado en torno a la preparación de nuevos deportistas.

Lo Nuevo
comments powered by Disqus