Fiscal de la causa Lava Jato fraguaron un plan para hundir a Lula Da Silva

Actualizado
  • 11/03/2021 21:00
Creado
  • 11/03/2021 21:00
La filtración de mensajes entre el exjuez Sergio Moro y el jefe de los fiscales en la causa Lava Jato, Delta Dallagnol, reveló una coordinación para encarcelar al expresidente

De acuerdo con información recopilada por la Policía brasileña, como parte de una operación destinada a desarticular una banda que llevaba a cabo delitos cibernéticos, hubo coordinación entre los fiscales de la causa Lava Jato y el exjuez Sergio Moro, en el proceso contra el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva para el caso Lava Jato.

Denominada por las autoridades policiales como “Operación Spoofing”, esta evidenció que el jefe de los fiscales, Deltan Dallagnol, buscaba “consumir la moral” de Da Silva, para entonces primero en las encuestas para las carrera presidencial de 2018, según publicaciones de la cadena RT.

Dallagnol habría establecido una estrategia que consistiría en realizar un conjunto de denuncias masivas contra Lula para publicar los medios y que sería distribuido en cinco semanas, detalló el medio ruso.

Parte de las conversaciones entes Moro y Dallagnol fueron publicadas hace un mes por orden del juez del Supremo Tribunal Federal, Ricardo Lewandowski.

La información cobra relevancia luego de que este lunes el juez del Supremo Edson Fachin anuló todas las condenas contra el exmandatario por supuesta corrupción, en el ámbito de la operación Lava Jato, lo que le permitió recuperar sus derechos políticos y abre la puerta a que eventualmente sea candidato en las próximas elecciones.

La anulación de sus condenas supone una victoria judicial sin precedentes para Lula, pues recupera sus derechos políticos y podría volver a ser candidato en las elecciones presidenciales de 2022, a las que pretende presentarse el actual mandatario, el ultraderechista Jair Bolsonaro, reportó la agencia Efe.

Fachin anuló en concreto cuatro procesos. En dos de ellos Lula fue condenado a penas que sumaban 26 años de prisión por delitos de corrupción, en el ámbito de la operación Lava Jato, y por las que llegó a pasar 580 días en la cárcel, aunque luego fue liberado.

Fachin basó su decisión en que el tribunal de Curitiba, a cargo del entonces juez Sergio Moro, que condenó a Lula en primera instancia, no tenía competencias para analizar esos asuntos, que a partir de ahora quedarán en manos de la Justicia federal de Brasilia.

En paralelo, la Segunda Sala del Supremo retomó en la víspera un juicio para determinar si Moro actuó de forma "parcial" en sus sentencias contra el líder del Partido de los Trabajadores.

La defensa de Lula denunció ante el alto tribunal una serie de "abusos" por parte del ahora exjuez durante las investigaciones, que según alegan, quedaron de manifiesto en los mensajes que intercambió con los fiscales de la Lava Jato.

Esas conversaciones a que Moro, que después pasó a integrar el Gobierno de Bolsonaro como ministro de Justicia, direccionó y coordinó los procesos en curso contra el ex jefe de Estado, lo que está prohibido por ley.

El magistrado del Supremo Gilmar Mendes respaldó esa tesis al afirmar que las condenas contra Lula formaron parte de un "juego de poder". Según el juez, las acciones de Moro, que después de la condena de Lula pasó a integrar el Gobierno de Bolsonaro como ministro de Justicia, fueron propias de un régimen "autoritario".

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