Turquía reafirma compra de armas rusas y tensa más la cuerda con Washington

Actualizado
  • 09/03/2019 01:00
Creado
  • 09/03/2019 01:00
El Gobierno turco informó que no desistirá de comprar el avanzado sistema antimisiles ruso tras las presiones de Estados Unidos, abriendo una nueva brecha en las maltrechas relaciones con la Casa Blanca

Ni las presiones o amenazas de Estados Unidos han disuadido a Turquía de obtener equipos antiaéreos rusos; pese a ser uno de los más importantes aliados de la Casa Blanca en Medio Oriente, Ankara refuerza su independencia y se aleja de Washington.

Durante una entrevista ofrecida esta semana por el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, al medio turco Kanal 24 , dijo que no dará marcha atrás a los acuerdos para la compra de los misiles S-400 (Triumf) de origen ruso, con capacidad para neutralizar una amplia gama de ataques tierra-aire.

Este incluso adelantó que su Gobierno estaría evaluando obtener también los modelos S-500 (Prometey), un tipo de sistema de defensa en desarrollo que permite destruir misiles balísticos.

‘Está fuera de discusión revocar el acuerdo de los S-400 (...) No somos esclavos, somos independientes' aseguró Erdogan al ser preguntado sobre el tema.

La Casa Blanca advirtió también esta semana a Turquía de posibles represalias por su adquisición, como el bloqueo de la compra de cazas F-35 de fabricación estadounidense, si Ankara continuaba comerciando armamento con Moscú.

‘Mi mejor consejo militar sería que no debemos seguir con la venta del F-35, volando o trabajando con un aliado que utilice sistemas rusos, en particular los sistemas de defensa aérea', manifestó al Congreso este miércoles el principal general estadounidense para Europa, Curtis M. Scaparrotti, según declaraciones recogidas por Asia Times .

En un tono similar, el secretario de Defensa de Estados Unidos, Patrick Shanahan, admitió en una entrevista concedida a Bloomberg que su país estaba trabajando para que Turquía desistiera de la compra.

Ankara rechazó la propuesta de EE.UU. de obtener sistemas antimisiles ‘Patriot', el equivalente estadounidense de los S-400, luego de que este exigiera como condición romper el acuerdo con Rusia.

Igualmente, la propuesta de la Casa Blanca no incluía transferencia tecnológica, una solicitud fundamental para el Gobierno turco y que ha complicado la venta de armas entre ambos países luego de que la Administración Trump amenazara con imponer sanciones de continuar el acuerdo con el Kremlin.

RELACIONES DESGASTADAS

Esta compraventa de armas, se convierte en la última discrepancia entre Estados Unidos y Turquía, ambos con el primer y segundo ejército más grande de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) respectivamente, una relación que ha vivido un deterioro paulatino durante los últimos años.

Siendo un histórico aliado de Washington en la región desde la Guerra Fría hasta hoy, el Gobierno turco se mantuvo junto a Washignton en la mayoría de sus aventuras militares, manteniendo con Estados Unidos, soldados en Afganistán, Irak e implicándose en la guerra civil siria.

El distanciamiento coincidió con el respaldo y financiamiento de Washington a las milicias kurdas para derrocar al presidente sirio Bashar Al Assad, donde EE.UU. no descartaba un apoyo a la constitución de un Estado independiente kurdo, cuya población se encuentra repartida entre Irán, Siria, Irak y Turquía, algo temido por Ankara, que alberga en su territorio al menos unos 20 millones de kurdo-turcos.

‘Mi mejor consejo militar sería que no debemos seguir con la venta del F-35, volando o trabajando con un aliado que utilice sistemas rusos, en particular los sistemas de defensa aérea',

CURTIS M. SCAPARROTTI

COMANDANTE SUPREMO ALIADO EN EUROPA

También, según el Gobierno de Erdogan, las milicias kurdo-sirias mantienen supuestos vínculos con el PKK (Partido de los Trabajadores del Kurdistán), organización que considera terrorista y con la que mantiene una guerra abierta desde los años 80.

Las diferencias se profundizaron con el fallido golpe de Estado contra Erdogan en 2016, que luego desató una purga dentro de las fuerzas armadas y contra organizaciones críticas al mandatario turco, según denuncias de Amnistía Internacional.

Erdogan acusa al clérigo islamita Fethullah Gulen, antiguo aliado del presidente turco y exiliado en Estados Unidos desde 2013, de estar detrás de la intentona, llegando a señalar que la Casa Blanca estaría respaldando a Gulen en su intento de destronar al líder turco.

Desde entonces las relaciones con Moscú han mejorado gradualmente, convirtiéndose Turquía en una pieza clave de las conversaciones de paz a tres bandas sobre Siria impulsada por Rusia y en las que además, participa con Irán.

Para la politóloga y antigua profesora de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), Nazanín Armanian, el acuerdo de los S-400, va mas allá de un ‘desaire' a Estados Unidos, deja ver un incremento de la independencia turca en materia de defensa, fuera de la esfera de la OTAN, lo que se puede interpretar como un ‘desafío al concepto de ‘defensa colectiva' de la alianza atlantista.

Asimismo, precisa Armanian, este muestra un cambio de mirada geopolítica de Ankara, más orientada a Eurasia y alejándose poco a poco de las iniciativas de la OTAN tanto en Medio Oriente como en el resto del Mediterráneo; una muestra más del paulatino avance del mundo multipolar en contraste con la decadencia de la hegemonía estadounidense.

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