Blinken reafirma en Rabat el apoyo de Biden a autonomía para el Sahara

Actualizado
  • 31/03/2022 07:57
Creado
  • 31/03/2022 07:57
El creciente reconocimiento de la comunidad internacional significa que la propuesta autonómica es parte de una “nueva dinámica” para solucionar un diferendo de casi medio siglo

El secretario de Estado, Antony Blinken, defendido esta semana el plan de autonomía marroquí y la marroquinidad del Sahara. “Es una propuesta seria, creíble y realista”, dijo el martes en su primera visita oficial a Marruecos.

Antes de que Blinken llegara a Rabat, el Departamento de Estado reiteró que “Estados Unidos sigue viendo el plan de autonomía de Marruecos como un acercamiento serio, creíble y realista para satisfacer las aspiraciones del pueblo del Sahara”.

De ese modo la administración de Joe Biden hizo suya la política hacia Marruecos heredada del expresidente Donald Trump, quien reconoció la soberanía de Rabat sobre el Sahara y respaldó la propuesta autonómica. Una postura que ha sido apoyada por Alemania, Francia y, más recientemente, por España. También tiene el respaldo de la mayoría de naciones de África y América Latina y el Caribe.

Con Blinken al lado, su homólogo marroquí, Nasser Bourita, pidió a Europa apostar por la autonomía para el Sahara. “Creemos –afirmó- que es hora de que Europa salga de su zona de confort en la que la gente apoya un proceso y cambie hacia un esfuerzo que esté orientado a dar resultados”.

Bourita, se refirió a la carta que Pedro Sánchez, presidente del gobierno socialista español, envió hace dos semanas al rey Mohamed VI, en la que calificó el plan presentado por Rabat como “la base más seria, creíble y realista” para encontrar una salida para el Sahara.

“Es un progreso muy positivo”, añadió Bourita, para quien el creciente reconocimiento por parte de la comunidad internacional significa que la propuesta autonómica es parte de una “nueva dinámica” para solucionar un diferendo de casi medio siglo.

Polisario asfixiado   

Esa nueva dinámica representa, además, nuevos ladrillos diplomáticos que están asfixiando a la guerrilla separatista del Frente Polisario que propugnan, con el respaldo de Argelia, segregar el Sahara a Marruecos.

Sánchez, por otro lado, actuó en consecuencia con sus antecesores socialistas. El expresidente José Rodríguez Zapatero (2004-2011) y el expresidente Felipe González (1982-1996) respaldaron en su momento la propuesta autonómica marroquí.

De la misiva de Sánchez a Mohamed VI se desprende que España descarta un referendo de autodeterminación para el Sahara y otorga carta de naturaleza a Marruecos, reconociendo su soberanía sobre ese territorio.

“Sánchez ha dado un giro de realpolitik en sus relaciones con Marruecos y el tema del Sahara marroquí. Es que para España, Marruecos es la más importante bilateralidad en su política exterior”, opinó esta semana el diario madrileño El Mundo.

Antes de aterrizar en Rabat, Blinken se reunió el lunes en Israel con los responsables de Exteriores de Barhéin, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Israel y Marruecos para crear una especie de OTAN regional, según revelaron medios internacionales, para enfrentar a Irán y sus milicias, como Hezbolá en Líbano y los Hutíes en Yemen.

Otras naciones del Golfo Pérsico se sumarán eventualmente junto con Jordania. Se trata de una alianza en materia de seguridad, inteligencia y tecnología. Estados Unidos comprometió todo su apoyo en el proceso de transformación de la seguridad regional.

El ministro de Exteriores israelí, Yair Lapid, aprovechó la ocasión para expresar su apoyo a la propuesta de autonomía marroquí para el Sahara Mostró su determinación de trabajar con Rabat para contrarrestar "los intentos de debilitar la soberanía y la integridad territorial de Marruecos".

De acuerdo a analistas internacionales, el objetivo de Washington es fortalecer el flanco sur de la OTAN y contrarrestar a Rusia en África Occidental y su avance en Mali y la región del Sahel, que a partir del sur del Sahara corta África desde el Atlántico al Pacífico. Se trata de una de las regiones en mayor riesgo de terrorismo yihadista por la precariedad de sus gobiernos, pugnas tribales y extrema pobreza.

El Sahara es un diferendo que creció al calor de la Guerra Fría y las influencia de la exUnión Soviética y Estados Unidos en la región. Marruecos es un aliado clave de Estados Unidos, en cuyo territorio se efectúan anualmente las maniobras militares African Lion. Representa, además, un muro de contención para el terrorismo yihadista y los flujos migratorios irregulares desde el África subsahariana.

La agresión militar de Rusia a Ucrania, ha llevado a Washington y Bruselas a actuar en forma coordinada ante la necesidad de “la mayor estabilidad posible con los países que pueden ser aliados”. De allí la importancia de Marruecos en el llamado flanco sur de la OTAN.

Autonomía para el Sahara

La propuesta autonómica presentada por el rey Mohamed VI ante el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) cumple este abril 15 años de estar sobre la mesa.

Aunque no es nueva, está tomando especial trascendencia luego de la decisión del gobierno del presidente socialista español Pedro Sánchez, de reconocer la soberanía de Marruecos sobre el Sahara y aceptar la propuesta autonómica como la base para cualquier negociación futura sobre esas provincias marroquíes.

Se trata de un modelo de autogobierno con muchos elementos comunes con el Estado autonómico diseñado por la Constitución de España de 1978, que concedió una amplia autonomía para las regiones.

El sistema es muy similar al que se conoció durante la transición democrática española como “vía rápida”, basada en articulados de la Constitución para acceder al autogobierno.

La autonomía se compromete a zanjar de forma definitiva la controversia sobre el Sahara. En un documento de 35 puntos, dado a conocer esta semana por el diario digital español El Confidencial, Rabat asume el derecho de los saharauis a gozar de un estatuto de autonomía en aras de avanzar hacia la solución política sobre el Sahara en línea con la posición de la ONU.

La propuesta marroquí “garantiza a todos los saharauis, tanto a los de dentro como a los de afuera” su derecho a participar en los organismos e instituciones existentes en la región.

Las poblaciones del Sahara puedan gestionar a través del poder legislativo, ejecutivo y judicial su propio régimen de exclusividad. El Estado conservará competencias inalienables en política de defensa, relaciones exteriores y aquellas atribuciones constitucionales y religiosas del rey de Marruecos. La bandera marroquí, el himno nacional y la moneda, se reconocerán en esas regiones.

El gobierno autónomo tendrá competencias sobre el desarrollo económico, el fomento de las inversiones, el comercio, la industria, el turismo, la agricultura y dispondrá de un presupuesto regional. Gestionará las obras de infraestructura, de energía, comunicaciones y transporte, además de la promoción social y la cultura saharaui.

El gobierno central se compromete a garantizar los recursos económicos para que la autonomía saharaui pueda cumplir con sus competencias. El gobierno regional podrá aplicar impuestos, tasas y contribuciones territoriales dentro de claros lineamientos de órganos competentes de la nueva administración.

La propuesta autonómica establece que un nuevo parlamento estará compuesto por diputados elegidos por sufragio universal directo por las diferentes tribus existentes en la región. Al jefe de gobierno lo elegirá el parlamento, como ocurre en el gobierno central.

En cuanto al sistema judicial, el Tribunal Superior será la máxima jurisdicción en la región, y la última instancia de decisión, salvo en aquellas competencias exclusivas del Tribunal Supremo de Marruecos y del Consejo Constitucional del Reino.

Una “amnistía general” será la garantía de estabilidad de acuerdo al ordenamiento jurídico nacional establecido en la autonomía.

Marruecos tomará todas las medidas necesarias para que las personas que vayan a ser repatriadas puedan integrarse plenamente en la comunidad nacional, en condiciones que garanticen “su dignidad, su seguridad y la protección de sus bienes”.

El compromiso de Marruecos pasa por celebrar un referendo sobre el estatuto de autonomía que se acuerde, dentro del marco de la ONU.

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