El duelo: un proceso incomprendido y no siempre exitoso

Actualizado
  • 30/08/2016 02:00
Creado
  • 30/08/2016 02:00
La pérdida de un ser querido supone una auténtica montaña rusa de emociones para el doliente

Iba a terapia por solicitud de su esposa, que se quejaba de su falta de ánimos y de paciencia, de su tendencia a la ira.

Cuando llegaba a la clínica, lo hacía con una jarra llena de agua y un vaso. Cada vez que el terapeuta lo guiaba hacia un tema sensitivo, paraba y se tomaba unos minutos para beber.

Sí, su papá había muerto hacía un año. Pero ese no era el problema. Ya había eso lo había sobrepasado. En realidad todo estaba bien. El problema lo tenía su esposa.

Una vez se le murió un amigo. ‘Me lo encontré una mañana de Semana Santa y me dijo que salía al mediodía para el interior a encontrarse con su novia'.

‘Le advertí que había mucho tráfico en la carretera, que se fuera otro día. Pero no me hizo caso. A la mañana siguiente, otro amigo me llamó para decirme que había tenido un accidente'.

‘No acepto esa muerte. Fue una injusticia. Para mí es como si se hubiera ido de viaje. No lo acepto ni lo voy a aceptar'.

El médico fue a verla a su casa. Después de reconocerla, le dijo a sus dos hijas, de 21 y 23 años, allí presentes: ‘Prepárense, porque le quedan pocos días de vida'.

Primero se miraron sorprendidas y, pocos segundos después, una le gritaba a la otra: ‘Es tu culpa. Te lo dije. Tenías que ir a misa y no fuiste. Es tu culpa'.

Entonces se abrazaron envueltas en llanto. ‘¿Qué vamos a hacer?, ¿qué vamos a hacer?'.

¿Quién no ha pasado por un periodo de dolor profundo tras la pérdida de un ser querido?

¿Quién no ha tenido que esperar meses —años quizás— para recobrar la disposición anímica que le permita disfrutar de la cotidianeidad de la vida? Aunque el dolor asociado a la pérdida de un ser querido es una experiencia humana inescapable, siempre es difícil y, en ocasiones, intolerable.

Confusión, incertidumbre y hasta cambios en la forma de ver el mundo, son apenas algunos de los síntomas más comunes. En algunos casos estos son tan duros que se hace necesario un largo periodo de ajuste para aceptar y adaptarse a la nueva realidad.

Ese periodo incomprendido y no siempre exitoso se conoce como duelo.

¿QUÉ ES EL DUELO?

‘Las personas que amamos están dentro de nosotros, conectadas a los recuerdos, a planes futuros, a situaciones. Al no estar ellas, el mundo pierde parte de su encanto e interés', explicó a La Estrella de Panamá la sicóloga clínica Lourdes Goicoechea, profesora de la Universidad Latina (UL).

La desaparición de un ser querido afecta a la persona en su totalidad: en la cabeza, en el corazón, en lo sicológico, hasta en lo espiritual, por lo que algunas personas llegan a rebelarse contra la divinidad, sostiene Goicoechea.

‘Duele en el pasado, por los recuerdos. En el presente, porque la persona no está. Duele en el futuro, por los proyectos que hay que cambiar', comenta la menuda profesora, de voz dulce y compasiva, que lleva más de diez años estudiando los procesos de duelo y ayudando a quienes se les dificulta superar esta crisis.

‘En muchos casos, el dolor llega a ser tan profundo que no se consigue sanar. Entonces, es necesario buscar ayuda', añade.

INVESTIGACIÓN

Desde que empezó a enfocarse en pacientes con este tipo de problemas, la profesora Goicoechea deseó en varias ocasiones contar con un sistema que le facilitara identificar, dentro de ese hoyo oscuro de sentimientos encontrados, cuáles estaría experimentando un paciente. Esto, pensaba, le permitiría abordar el tratamiento de forma más efectiva.

Al investigar más, se dio cuenta de que se trataba de una idea novedosa, pues aunque existen algunos instrumentos (tests), estos son más bien para duelos ‘patológicos' (muy enfermizos) y no para un proceso más o menos regular.

Con esa idea, decidió participar el año pasado, con un equipo de trabajo de la UL, en una convocatoria de la Secretaría Nacional de Ciencia y Tecnología (Senacyt) para la asignación de fondos para el desarrollo de capacidades científicas.

El proyecto ‘Movilización de las energías de funcionamiento psíquico en el proceso de duelo', propuesto en equipo con Gianna Frassati y Diana Morán, ambas de la UL, ganó la convocatoria, la única de 2014 dirigida a la construcción de indicadores especializados.

Con los $12 mil aportados por la Senacyt, el equipo se dispuso a desarrollar el instrumento de medición y comprobar su efectividad de forma científica.

Tras un año de estudios e investigaciones, se validó el instrumento, que mostró un nivel de efectividad muy alto (92%).

Este ha sido facilitado al Instituto Oncológico Nacional (ION), a la Clínica de Sicología de la Universidad Santa María la Antigua (USMA) y a otras instituciones como la Caja de Seguro Social (CSS), donde será usado para ayudar a los pacientes.

El siguiente paso será su publicación en una revista de sicología de Chile, donde quedará plasmado el aporte panameño.

TIPOS DE DUELO

El dolor y necesidad de reajuste que caracteriza el periodo de duelo no solo se producen a raíz de una muerte. Una separación o divorcio, la salida del hogar o de la patria, el fracaso de un proyecto o de un sueño, la pérdida de un trabajo o hasta de dinero pueden provocar un desajuste similar.

‘Tenemos la tendencia a pensar que si no se ha muerto una madre o un padre, no se ha experimentado un duelo. Sin embargo, hay pérdidas que son aun más dolorosas que la muerte', explica la especialista, que sostiene que el duelo puede darse aun en casos de una pérdida no identificada o no valorada como tal.

‘Aunque los mayores no lo entiendan, una joven quinceañera puede llegar a sufrir tremendamente por la pérdida de su primer amor. Ese amor mágico y fantasioso', manifiesta Goicoechea, quien insta a no subestimar el dolor de casos como este, que pueden constituir una verdadera tragedia emocional para quien los padece.

Goicoechea también recuerda el caso de un paciente adolescente que vivía una etapa de pre duelo antes de cumplir los 18 años. Su padre, con la idea de fortalecerlo, le enviaba constantemente el mensaje de que a los 18 años ya sería ‘grande' y debía valerse por sí mismo.

‘Al acercarse a esa edad, estaba angustiado, elucubrando cómo iba a hacerse cargo de sí mismo, cómo iba a sobrevivir, a mantenerse'.

En este mismo sentido, el divorcio puede constituir una pérdida devastadora.

‘Con mis pacientes, he podido percatarme de que es más difícil, especialmente para las mujeres, pasar por el periodo de separación y divorcio que la viudez', indica Goicoechea.

‘En estos casos, como dice la canción, el muerto estaba de parranda. Cuando una mujer ve a su exmarido involucrarse en una relación exitosa con otra mujer, a menudo se culpa del fracaso, se le baja la autoestima, se encierra en sí misma', señala.

ETAPAS

Los teóricos han propuesto que, tras una pérdida significativa, los seres humanos experimentamos una serie de etapas que van desde el shock inicial hasta la aceptación y, finalmente, el reacomodo y la aceptación.

Algunos estudiosos del tema proponen cuatro o cinco etapas, pero las investigadoras de la UL prefirieron acogerse a once etapas.

En este caso, querían medir y proponer que la experiencia se concibiera como un proceso que permitiera al individuo ganar fortalezas para afrontar la vida.

En total, este proceso de duelo, considerado una auténtica montaña rusa de emociones, debe durar aproximadamente seis meses.

‘Habrá días de mayor tristeza y otros mejores. El primer mes, segundo y tercer mes, pueden ser terribles. Es importante tener paciencia, pedir ayuda si es necesario y utilizar recursos propios para superar poco a poco el dolor', dice Goicoechea.

Pasados los seis meses, si el impacto es todavía intolerable, es apropiado buscar apoyo profesional. En estos casos, pueden acudir a un sicólogo o psiquiatra con experiencia en el manejo de duelo o solicitar apoyo a la Fundación Piero Rafael Martínez de la Hoz.

(VEA MAÑANA II PARTE).

==========

TIPOS DE DUELO

El duelo es un proceso de ajuste ante una pérdida dolorosa

La muerte, el divorcio, la ruptura de un noviazgo o hasta la pérdida de un sueño pueden provocar dolores profundos en el ser humano. En estos casos, el individuo necesitará un periodo de ajuste, que conocemos como duelo.

Dependiendo de la cercanía con la persona y el tipo de pérdida, el duelo puede durar entre seis meses y hasta varios años.

Lo Nuevo
comments powered by Disqus