Las mujeres con discapacidad y la violencia

Actualizado
  • 29/03/2018 02:00
Creado
  • 29/03/2018 02:00
Uno de los mayores retos que enfrenta nuestra sociedad está vinculado con el tipo de relaciones que establecen las personas en su interior

La condición de las mujeres y su rol en la sociedad denota avances significativos en los diversos campos, al tiempo que persisten situaciones de desigualdad que impiden el logro de condiciones de equidad para amplios sectores y grupos. Las mujeres con discapacidad constituyen uno de los grupos sociales con mayor riesgo de vulnerabilidad, debido a las grandes dificultades que continúan enfrentando.

Según la Asociación Americana de Psicología, las mujeres con discapacidad tienen un 40% más de probabilidades de violencia por parte de la pareja que las mujeres sin discapacidad. Ello se debe a que las mujeres con discapacidad pueden experimentar formas únicas de abuso que son difíciles de reconocer, lo que hace aún más complejo obtener el tipo de ayuda que necesitan.

En la sociedad panameña subyacen los prejuicios sociales, la discriminación y la falta de reconocimiento de derechos fundamentales, como la educación, la salud, el trabajo y la participación.

Uno de los mayores retos que enfrenta nuestra sociedad está vinculado con el tipo de relaciones que establecen las personas en su interior, y la manera en que la propia sociedad ha construido ese tejido social, cultural, político, económico, ambiental que alberga la diversidad humana que somos. En todos los campos de la vida, en materia de salud, educación, trabajo, participación, la sociedad está organizada de acuerdo a un sistema-estándar, que no considera la diversidad del ser humano, más bien responde a un modelo universal-global que promueve la singularidad como punto de partida. Este tipo de construcción social, promueven cierto tipo de relaciones sociales, basadas en prejuicios, que traen como consecuencia las desigualdades de género que prevalecen en la sociedad, que afectan a las mujeres en general y las mujeres con discapacidad en particular.

Las mujeres con discapacidad, que en Panamá representan el 47% de la población en esta condición, suelen tener menos oportunidades en materia educativa, acceso al trabajo, aún cuando se esfuercen por alcanzar mejores niveles de educación.

Para 2013, la matrícula en la educación especial en Panamá fue de 13,914 estudiantes, de los cuales el 62.1% eran varones y 37.9%, mujeres.

El 21.7% de la Población Económicamente Activa Ocupada, con algún tipo de discapacidad, apenas contaba con una formación básica, primaria completa, contrario a la población ocupada total del país que contaba con al menos la secundaria completa (24.3%).

El 71.5% de los varones económicamente activos ocupados, con algún tipo de discapacidad, habían logrado ingresar al mercado de trabajo, con respecto al 28.5% de las mujeres en la misma condición. Ello a pesar de que el 20.2% de estas mujeres contaban con educación secundaria completa y el 14.4% con estudios universitarios; en tanto que, el 14.4% de los varones habían logrado completar la secundaria y el 5.3% los estudios universitarios.

Así, se mantienen las disparidades entre hombres y mujeres con discapacidad, lo cual representa retos importantes que atender, en tanto que las coloca en una situación de vulnerabilidad que podría tener consecuencias en el plano personal y familiar.

Es, precisamente, esta condición de vulnerabilidad, la que en términos generales ubica a las mujeres en escenarios expuestos a hechos de violencia. Hechos que han sido suficientemente estudiados y que se manifiestan en el menoscabo de los derechos que le asisten a todo ser humano; por tanto, dañan a la persona, ocasionan sufrimiento y coartan la libertad de ser que les asiste. Pero cuando estos hechos los viven las mujeres con discapacidad, quienes experimentan la violencia desde el mismo momento en que se les discrimina por razón de la mayor o menor capacidad física o intelectual que posea, debemos comprender que la magnitud del problema es aún mayor.

De allí la importancia en la adopción de medidas, la necesidad de emprender acciones que atiendan los problemas que presentan los colectivos de mujeres con discapacidad y prevenir hechos de violencia, en cualquiera de sus manifestaciones. Ellas representan uno de los grupos sociales con mayores dificultades para integrarse plenamente a la vida en sociedad, que enfrentan las peores formas de discriminación y que posiblemente sufran mayores índices de violencia, una violencia que tal vez no logramos conocer, dada la escasez de estudios que den cuenta de ello; violencia que puede estar presente no solo en el ámbito familiar, sino en todos los campos donde ella logre insertarse, como el trabajo, escuela, la comunidad.

Lo Nuevo
comments powered by Disqus