Organizaciones sociales consideran Pacto del Bicentenario una 'distracción' ante crisis del país

Actualizado
  • 14/12/2020 15:04
Creado
  • 14/12/2020 15:04
Más de una grupos aglutinados en el Frente Pro Constituyente Originaria sostiene que el mecanismo de entrega de propuesta resta participación popular y que las propuestas seleccionadas estarán sujeta a una selección de una comisión también escogida unilateralmente

El Frente Pro Constituyente Originaria rechazó el Diálogo por Bicentenario, ya que consideran que no va dirigido a resolver los principales problemas que agobian al pueblo panameño y deja por fuera los temas de la seguridad social y de los cambios constitucionales.

El frente respaldado por una veintena de gremios y asociaciones sostuvo mediante un comunicado que "todo lo contrario, a través de un título rimbombante y demagógico y una publicidad millonaria y engañosa, el gobierno de turno busca distraer la atención de los conciudadanos para reencaucharse en el ejercicio del poder político, luego de transcurrido un año de acelerado desgaste y descrédito ante la población producto de los escándalos de corrupción en que ha estado envuelto, a pesar de que se trata de los momentos más críticos en materia de salud y desempleo vividos en los últimos 100 años".

La organización sostiene que el dialogo convocado por el presidente de República, Laurentino Cortizo Cohen "se pretende desmovilizar a la población que ha acudido a las calles, por diversas razones, a reclamar sus derechos, ya sea de manera espontánea o a través de sectores organizados.  Desde el rechazo de las reformas constitucionales propuestas por el gobierno, a pocos días de su toma de posesión; hasta las protestas realizadas en pandemia, por reclamos de distribución más equitativa de bolsas de comida y bonos solidarios o de su aumento suficiente para cubrir necesidades básicas; por pago de salarios y dotación de insumos sanitarios a personal de salud; por demandas reivindicativas laborales diversas".

Para el Frente, lo antes descrito va dirigido a mediatizar la salida de una Constituyente Originaria ampliamente representativa y que garantice la real participación ciudadana, como mecanismo de atacar los principales males que padecemos como sociedad y caminar hacia un pacto social que refunde la República, planteamiento del que se venían haciendo eco vastos sectores y personalidades del país.

"La metodología y participación en el supuesto Diálogo fueron diseñadas desde el Ejecutivo, de arriba hacia abajo, en función de los intereses de sectores económicos resguardados por el Ejecutivo, favoreciendo la manipulación a través de la plataforma virtual Ágora y mediante supuestas mesas regionales y una mesa nacional de discusión, todo lo cual, de salida, le resta credibilidad y autenticidad", se extrae del escrito.

Afirman que "la participación en Ágora  es excluyente e ilusoria, pues la misma se define en función de que cada persona que desee ingresar a la plataforma presente “su propuesta”, a modo de un “buzón de sugerencias”, debilitando y diluyendo las voces y la trayectoria de los sectores organizados de este país, sujeta a una selección de una comisión también escogida unilateralmente, que evalúa su “viabilidad científico-técnica”.  La tecnología es una herramienta que debe potenciar la inclusión de toda la población, no anularla.  Además de que Ágora excluye la participación de quienes no tienen acceso a internet, por la gran brecha tecnológica existente en el país, sobre todo, en el área indígena".

Por otro lado, el Consejo Consultivo, que es el ente rector del cumplimiento de la metodología y los acuerdos del diálogo, está conformado por 21 personas, quienes representan fundamentalmente a partidos políticos tradicionales y sectores empresariales, además de ser 81% varones, ignorando el principio de paridad universalmente reconocido.

La celebración del Bicentenario de la República no debe dejarnos ese sabor amargo de haber perpetuado a través de un “diálogo de yo con yo”, un sistema desigual, de máxima concentración de las riquezas y del poder político, de privatización de servicios públicos, de legitimación del status-quo, sobre la base de  una cada vez más creciente exclusión de la población, tal como aconteció con la Grecia y Roma esclavistas, donde los ciudadanos “libres” que departían en el “Ágora” o “Foro Romano”, gozaban de “democracias” construidas con el sudor esclavo.

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