Ante la crisis, nuevos hábitos

Actualizado
  • 13/03/2021 00:00
Creado
  • 13/03/2021 00:00
El precio del combustible seguirá subiendo y, por tanto, los aumentos ya establecidos serán irreversibles. Llegué a comprender todos los factores que inciden en el aumento injustificado del costo de un galón de gasolina o de diésel
Ante la crisis, nuevos hábitos

Hace una semana sostuve una entrevista muy positiva con Alejandro Cordero, profesor de la Universidad de Panamá y economista de profesión. Recurrí a él para que me diera luces sobre los actuales problemas económicos, y realmente fue muy fructífera la conversación. Se trata de un profesor con más de 30 años de servicio en la universidad; es un estudioso consagrado con disposición al diálogo.

De dicha entrevista saqué algunas conclusiones. La primera, que el precio del combustible seguirá subiendo y, por tanto, los aumentos ya establecidos serán irreversibles. Llegué a comprender todos los factores que inciden en el aumento injustificado del costo de un galón de gasolina o de diésel. Uno de dichos factores –y tal vez el más determinante– lo domina el mundo de la especulación.

La venta a futuro del producto desencadena toda suerte de negociados, motivados por un enloquecido afán de lucro. El negociado opera así: un intermediario acuerda con el productor comprarle una cantidad determinada de combustible en una fecha futura, bien precisada. Ese intermediario, posteriormente, vende el contrato y el nuevo comprador va aumentando constantemente el precio en el mercado. En algunos aspectos la especulación es semejante a lo que viene ocurriendo con el negocio inmobiliario. Un interesado compra varios bienes inmuebles para luego revenderlos a precios exagerados.

Esta práctica tiene a los consumidores del crudo en el peor trance de su economía doméstica, sin contar los trances que afrontan las grandes empresas.

Si el aumento es irreversible y los precios seguirán subiendo, ¿cuál debe ser la conducta de los usuarios para hacerle frente a lo que yo califico como una tragedia mundial?

La respuesta ofrece variadas alternativas, pero predomina una, la más personal. La solución es cambiar de hábitos.

Procedo a hacer un símil o cuadro comparado fruto de una experiencia personal. Si de súbito una persona se enfrenta a la dura realidad de sufrir de leucemia linfocítica crónica, cuyo trámite es de creciente gravedad, para sobrevivir sin afectaciones colaterales o que lesionan el mal de fondo, ese paciente tiene que cambiar de hábitos y ajustar su vida a un nuevo régimen de comportamiento por más incómodo que sea. Lo primero es evitar los contactos con el mundo exterior que pudieran causar infecciones. Apartarse de las concentraciones humanas, llámense conferencias, sepelios, matrimonios, resulta aconsejable. Por supuesto se recomienda no visitar hospitales u otros sitios donde pululan los contagios. Si el paciente es docente debe evitar el aula; si es político debe apartarse de los afanes que conducen a las multitudes. En fin, el paciente está en la obligación de cambiar de hábitos y de aceptar que hasta la naturaleza invernal o lluviosa puede convertirse en agresión a la salud. Como las defensas están bajas, un sencillo resfriado puede degenerar en neumonía.

El paciente debe concentrarse en su jardín interior y cultivar lo que tal vez nunca mereció su atención. En ese jardín interior se sazonan los mejores hábitos y allí se consolida el deseo de vivir.

Ante la crisis, nuevos hábitos

Es dura la transición, pero ante los peligros mayores no queda otro camino para lograr un pasar que garantice alguna calidad de vida. Al adoptar nuevos hábitos se hace más viable la sobrevivencia tranquila y más inteligente toda convivencia con los males. Aprender a convivir con los males nace de la resignación, del valor y del poder de la mente.

Trasladando el cuadro leucémico con sus nuevos hábitos, al drama económico del usuario del combustible caro, que es cada día más caro, como si fuera una carrera a un desenlace fatal, tenemos que ingeniarnos para hacer frente con nuevos hábitos a la criminal realidad del combustible caro.

Es una transición dura. Del automóvil individual al transporte colectivo como alternativa diaria, es uno de los nuevos hábitos que tendrá que imponerse. Esto implica mejorar urgentemente el servicio del transporte colectivo; significa la dotación de nuevas infraestructuras viales. Significa, como me decía el profesor Cordero, renunciar para lo cotidiano ese símbolo de libertad que es el automóvil propio. Estos nuevos hábitos deben ser debidamente inventariados en acciones comunes por el Estado y la sociedad civil, y luego ser llevados a la escuela para que se produzca el fenómeno de la asimilación razonable.

Ante el peligro de una tragedia universal y ante las realidades irreversibles, la rutina debe darle paso a la eficiencia.

Lo importante es tomar conciencia de la gravedad de la crisis cuyos efectos finales, tanto en la leucemia como en la crisis del combustible, se dilatarán en la medida en que el esfuerzo humano se acomode a las nuevas realidades. Es la función de los nuevos hábitos.

Publicado originalmente el 26 de abril de 2008.
FICHA

Un vencedor en el campo de los ideales de libertad:

Nombre completo: Carlos Iván Zúñiga Guardia
Nacimiento: 1 de enero de 1926 Penonomé, Coclé
Fallecimiento: 14 de noviembre de 2008, ciudad de Panamá
Ocupación: Abogado, periodista, docente y político
Creencias religiosas: Católico
Viuda: Sydia Candanedo de Zúñiga
Resumen de su carrera: En 1947 inició su vida política como un líder estudiantil que rechazó el acuerdo de bases Filós-Hines. Ocupó los cargos de ministro, diputado, presidente del Partido Acción Popular en 1981 y dirigente de la Cruzada Civilista Nacional. Fue reconocido por sus múltiples defensas penales y por su excelente oratoria. De 1991 a 1994 fue rector de la Universidad de Panamá. Ha recibido la Orden Manuel Amador Guerrero, la Justo Arosemena y la Orden del Sol de Perú.
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